Niños que viven su infancia en lugares rodeados de agua tienen mejor salud mental de adultos, según un nuevo estudio

Esta investigación sugiere que apoyar a los niños para que se sientan cómodos en espacios azules y desarrollar habilidades como nadar a una edad temprana puede tener beneficios de por vida

Niños que viven su infancia en lugares rodeados de agua tienen mejor salud mental de adultos, según un nuevo estudio

En el contexto de un mundo cada vez más tecnológico, es importante comprender cómo las experiencias de la naturaleza en la niñez se relacionan con el bienestar adulto. Crédito: Elena Yakusheva | Shutterstock

Una nueva investigación reveló que aquellas personas adultas con una mejor salud mental tenían en común haber pasado tiempo jugando en y alrededor de aguas costeras e interiores, como ríos y lagos (también conocidos colectivamente como espacios azules) durante su infancia.

Esta evidencia también confirma que pasar tiempo en y alrededor de espacios verdes (parques y bosques) en la edad adulta se asocia con la reducción del estrés y una mejor salud mental.

Sin embargo, hasta el momento conocemos muy poco sobre los beneficios de los espacios azules o la importancia que tiene el contacto infantil en estas relaciones en la edad adulta.

Los datos fueron recabados en la Encuesta Internacional BlueHealth (BIS), coordinada por el Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud Humana de la Universidad de Exeter.

Más de 15 000 personas en 14 países europeos y otros 4 países/regiones no europeos (Hong Kong, Canadá, Australia y California) participaron en el estudio.

En qué consistió el experimento

La investigación explica que se pidió a los encuestados que recordaran sus experiencias en el espacio azul entre las edades de 0 a 16 años, incluido qué tan locales eran, con qué frecuencia los visitaban y qué tan cómodos se sentían sus padres o tutores con ellos jugando en estos entornos, así como contacto más reciente.

En ese sentido, el experimento publicado en el  Journal of Environmental Psychology,  descubrió que las personas que recordaban más experiencias en el espacio azul de la infancia tendían a otorgar un mayor valor intrínseco a los entornos naturales en general.

Además, iban a visitarlos con más frecuencia como adultos, lo que también se asoció con un mejor bienestar mental en la edad adulta.

Valeria Vitale, autora principal y candidata a doctorado en la Universidad Sapienza de Roma, explicó que “en el contexto de un mundo cada vez más tecnológico e industrializado, es importante comprender cómo las experiencias de la naturaleza en la niñez se relacionan con el bienestar en la vida posterior”.

“Nuestros hallazgos sugieren que generar familiaridad y confianza en y alrededor de los espacios azules durante la infancia puede estimular una alegría inherente de la naturaleza y alentar a las personas a buscar experiencias recreativas en la naturaleza, con consecuencias beneficiosas para la salud mental de los adultos”.

Por su parte, la Dra. Leanne Martin, coautora e investigadora asociada postdoctoral en el Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud Humana de la Universidad de Exeter, resaltó que los entornos acuáticos pueden ser peligrosos para los niños y los padres tienen razón al ser cautelosos.

“Sin embargo, esta investigación sugiere que apoyar a los niños para que se sientan cómodos en estos entornos y desarrollar habilidades como nadar a una edad temprana puede tener beneficios de por vida no reconocidos anteriormente”.

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