Líder oaxaqueño recibe premio nacional por su lucha por la igualdad racial para los inmigrantes indígenas

Arcenio López trabaja para ayudarlos a vencer los obstáculos que se presentan en sus comunidades y a que alcancen oportunidades económicas

Arcenio López es reconocido por el Bank of America por su trabajo y entrega a las comunidades indigenas que laboran en el campo de California. (Cortesía)

Arcenio López es reconocido por el Bank of America por su trabajo y entrega a las comunidades indigenas que laboran en el campo de California. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Cuando Arcenio López dejó su comunidad mixteca en Oaxaca en busca de una mejor vida en California y comenzó a trabajar en la pisca de la fresa en los campos de Oxnard hace casi dos décadas, nunca cruzó por su mente que se convertiría en organizador y sería reconocido a nivel nacional por romper barreras raciales y promover oportunidades para las comunidades minoritarias.

Este mes de octubre, junto con otros 4 líderes de todo el país, recibió el Premio a la Igualdad Racial que entrega el Bank of America a los constructores de vecindarios (en inglés Bank of America Neighborhood Builders: Racial Equality Award).

La honrosa distinción le ha otorgado una subvención de $200,000 para la organización.

“Es una gran ayuda para avanzar en el trabajo y en el acceso lingüístico para nuestra comunidad, y para que las condiciones de trabajo sean mejores”, dice Arcenio, director ejecutivo del Mixteco/Indigena Community Organizing Project (MICOP).

Arcenio López es premiado por sus contribuciones para crear oportunidades para los migrantes indígenas. (Cortesía)

Midge Campbell-Thomas, presidenta del Bank of America en Ventura y Santa Bárbara describe a Arcenio como un líder humilde, apasionado y altamente efectivo, digno de este reconocimiento nacional, ya que aboga por los miles de inmigrantes indígenas en los condados de Ventura, Santa Bárbara y San Luis Obispo. 

“Muchos son trabajadores agrícolas, diseñadores de jardines, trabajadoras domésticas y de lahotelería”. 

Señala que esta comunidad ha sido durante mucho tiempo un motor de la economía, y es emocionante ver cómo las nuevas generaciones han ganado una voz y un mayor respeto. “Muchos de ellos han iniciado sus propios negocios; y otros han triunfado a través de la organización comunitaria”.

Arcenio dice que está muy orgulloso de lo que se ha logrado en MICOP.

“Muchas veces cuando llevábamos a nuestros líderes a reunirse con los supervisores, concejales o representantes del sistema de salud, no tenían idea de que en el campo trabajaban indígenas mexicanos y mixtecos”.

Expone que no tenían idea de la representación y de los diferentes idiomas que hablan las comunidades migrantes indígenas.

“Hemos logrado que tengan interés en escuchar a nuestra gente, la hemos visibilizado, ya tienen idea de quiénes somos y están dispuestos a ayudarnos a hacer los cambios que se necesitan en nuestras comunidades”. 

Arcenio López llega 20 años viviendo en California.  Crédito: Cortesía

Arcenio nació en San Francisco Higos, un pueblo de la región mixteca de Oaxaca. Llegó a Estados Unidos en junio de 2003.

“Decidí emigrar porque de alguna manera, no tenía ninguna opción en Oaxaca. Estaba buscando trabajo en las tiendas, pero yo quería ser arquitecto, y se me hizo muy difícil seguir con los gastos de la universidad”, recuerda.

Y como ya conocía el sabor de los dólares, porque su papá había estado trabajando desde 1970 en los campos de California y arregló su residencia durante la Amnistía, a Arcenio no le costó trabajo tomar la decisión de emigrar.

“Oxnard era muy familiar para mí. Crecí escuchando hablar de ese lugar por mi papá y hermano que estaban en el cultivo de la fresa”.

Su primer trabajo en Oxnard fue en el campo de la fresas, después trabajó por 4 años en un empaque de verduras.

Pero al medio año de haber llegado a este país, se topó con la organización MICOP fundada por Sandy Young, y cuya primera directora fue Susan Haverland.

“Me involucré con MICOP porque me interesó ayudar a mi comunidad al darme cuenta que muchos compañeros mixtecos no hablaban español, solo mixteco; y me dio mucha tristeza y coraje ver los abusos que sufren en el campo porque al no hablar español, se sentían de menos e inseguros para defenderse”.

Esa situación, dice, los hace propensos a la explotación y al maltrato porque lso contratistas piensan que no van a hablar para defenderse.

A Arcenio tampoco le gustó escuchar que les llamaban oaxaquitas a los indígenas de Oaxaca, y se sorprendía cuando le decían que no parecía de Oaxaca, porque lucía diferente.

Él había salido de su pueblo a los 13 años, y dejó de hablar mixteco al aprender español, pero cuando vino a California, se vio obligado a comenzar a practicarlo, pero además se puso a estudiar.

“Quería aprender mi propia historia, lo que es Oaxaca, ya que los comentarios ofensivos reflejan que hay mucha ignorancia sobre lo que es un oaxaqueño y su diversidad de lenguas. Es un problema sistemático que hace que no se haya justicia”.

Dos años después de emigrar a California, Arcenio empezó a ir la escuela para aprender inglés; y a finales de 2006 cuando MICOP recibió una beca de la Fundación California Endowment para organizar campesinos, contrataron a Arcenio como organizador.

“Tenía como 23 años, y la verdad me dio mucho miedo aceptar esa responsabilidad”.

Pero aceptó el reto, y al principio dice que le costó trabajo que la gente confiara.

“Me preguntaban cuáles eran mis intenciones. Pensaban que los quería engañar o usar. Me decían que ellos solo venían a trabajar y regresar a México. Fue muy difícil sembrar la confianza para organizar comités en los que dieran a conocer sus necesidades y que de esa manera nuestra voz contara”.

Así fue como empezaron a salir las voces que planteaban que les hacía falta una clínica, vivienda que no fuera tan cara, cuidado de niños y otras prioridades.

Arcenio López, director ejecutivo de MICOP junto a los otros premiados del Bank of America. (Cortesía)

Arcenio les hacía ver que los cambios no se iban a dar en un día, y que llevaban tiempo, esfuerzo y compromiso.

Después de casi 8 años como trabajador comunitario, en 2014, se convirtió en el primer director ejecutivo indigena de MICOP.

“La fundadora siempre tuvo mucho interés en que la organización fuera dirigida por alguien que viniera de la comunidad. Al principio dudaba mucho de mí, pero tenía mucha motivación, apliqué por el trabajo y me lo gané”.

En los 8 años que lleva al frente del MICOP, Arcenio se siente orgulloso del crecimiento que han logrado como organización.

“Teníamos 20 empleados; ahorita somos 120, y el presupuesto se ha triplicado. Lo más importante es que nos hemos ganado la confianza de otras organizaciones en California dirigidas por líderes indígenas”.

Y recibir el reconocimiento de Bank of America, lo hace recordar sus inicios.

“Aprendí inglés a los 22 años cuando mucha gente me desanimaba y me decía que me dedicara a trabajar”.

En esa época no tenía idea de que existiera el trabajo comunitario, y que pudiera ser de tiempo completo. 

“Cuando llegué aquí, dejé de pensar en ser arquitecto para ser enfermero ya que no miraba un futuro como organizador”.

Hoy en día, confiesa que se siente muy afortunado de trabajar por las necesidades de la comunidad y de que le paguen.

El reconocimiento del Bank of America, lo llena de satisfacción porque dice fueron años de espera de que las corporaciones pusieran atención a comunidades olvidadas como la afroamericana y la indigena.

“Este premio llega en el momento indicado, tras años de buscar respeto, equidad y justicia para que nuestra raza no siga siendo excluida”.

Dice que ser parte del segundo grupo de líderes que Bank of America reconoce, conlleva el compromiso de seguir abriendo puertas para crear un modelo de diálogo que permita seguir trayendo los asuntos de las comunidades migrantes indígenas a la discusión nacional.

“Estamos lejos, pero puedo ver que avanza el trabajo de Rufino Domínguez, pionero del movimiento indigena migrante en California. Su visión era que nuestros niños no se sintieran avergonzados, de ser de color moreno y hablar muchos idiomas”.

Lo importante, es que nuestros hijos se sientan orgullosos de ser multilingües, de su raíz y su cultura.

Arcenio estima que en California, hay alrededor de un millón de personas de los pueblos indígenas mexicanos de estados como Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Puebla y otros.

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