El publirrelacionista Emilio Morales asegura que Rebecca Jones está loca

Después de haber trabajado para Rebecca Jones, el publirrelacionista Emilio Morales asegura que está loca

El exrepresentante de Rebecca Jones asegura que es el mismísimo demonio

Rebecca Jones se ha mantenido vigente en la industria del entretenimiento durante 40 años. Crédito: Mezcalent

A sus 65 años, Rebecca Jones es una de las actrices más reconocidas de la televisión mexicana debido a su extensa trayectoria en el cine, el teatro y en los sets de grabación de más de 30 telenovelas.

Recientemente, su nombre volvió a acaparar los principales espacios dedicados al entretenimiento debido a que terminó hospitalizada producto de una deficiencia pulmonar.

Sin embargo, después de unos días logró salir adelante y se espera que paulatinamente logre reincorporarse a las grabaciones de la telenovela Cabo, proyecto en el que forma parte del elenco.

Mientras tanto, Emilio Morales quien en su momento trabajó durante una corta temporada como representante de la actriz mexicana reveló que detrás del gentil personaje que parece proyectar Rebecca, se esconde una mujer mezquina y hasta endemoniada.

“Qué terror, es el mismísimo demonio engendrado en ser humano. Como persona es mezquina, miserable, hostil, grosera, pelada, maleducada, majadera. Ahora la está pasando mal, ojalá salga bien, pero es una persona mala”, indicó en una entrevista concedida a la periodista Ines Moreno en su segmento de Televisión.

Asimismo, el publirrelacionista señaló que las cuatro décadas de trayectoria acumuladas por Rebecca Jones en la industria del entretenimiento la han hecho ser todo menos una buena persona.

“Es el mismísimo demonio, engendrado en ser humano, está loca. Lo más cañón es que toda la gente dice: ‘Ay, pero si es buena actriz, que no sé qué’, pero no ponemos en tela de juicio su talento”, mencionó.

Morales incluso recordó una anécdota en que la actriz prácticamente se desquició por el hecho de que él no encontraba la manera de retirar de los cajeros la cantidad que un empresario le pagó por haber ido a declamar unas poesías a un restaurante con sede en Durango.

“Me faltaban $3,000 pesos para juntarle los $30,000 pesos que le depositaron y ella se puso como un demonio”, describió.

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