Gil Cedillo: ¡Porqué no renuncié!

'Nunca daré la espalda a las comunidades que he representado ni a las personas por las que he luchado'

Concejal Gil Cedillo

Concejal Gil Cedillo Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

La mayoría de las personas opinan que el tema de trazar los límites de los distritos electorales en base a los datos del censo es tan aburrido como ver cómo se seca la pintura en la pared. En Los Ángeles, sin embargo, una conversación filtrada sobre el tema grabada ilegalmente hace más de un año desató una tormenta política.

En la grabación, la entonces presidenta del concilio de la ciudad, Nury Martínez, el Concejal Kevin de León, el Director de la Federación Laboral del Condado, Ron Herrera, y yo -todos latinos- hablamos con franqueza sobre cómo los distritos basados en el censo de 2020 podrían representar mejor el equilibrio étnico de la ciudad.

La plática giró alrededor de la discrepancia que existe siendo los latinos la mitad de la población de la ciudad, pero que solo ocupan cuatro de los 15 escaños en el Concilio. Luego se comentó sobre el apoyo que podrían dar algunos concejales para obtener una mayor representación latina y cuales regidores podrían verlo como desventaja para otras comunidades, particularmente los distritos representados por afroamericanos.

Me negué a renunciar antes de terminar mi mandato. No he hecho nada que justifique que me vaya antes de tiempo. Toda mi vida he trabajado como un incansable luchador a favor de quienes no tienen voz, sin importar su origen étnico”.

Equilibrar los intereses de ambas comunidades, afroamericana y latina, siempre ha sido difícil, pero esa es una habilidad que desarrollé como líder del Sindicato de Empleados del Condado de Los Ángeles, Local 660.

Tanto las voces afroamericanas como latinas han sido históricamente ignoradas y silenciadas, y el tema puede acalorar fácilmente los ánimos. Las conversaciones se pueden intensificar sin tapujos cuando las personas piensan que están hablando en privado, como sucedió ese día. Nadie niega que la conversación se pasó de la raya en algunos puntos, y lamento no haber intervenido cuando sucedió.

En el furor de las declaraciones se ha pasado por alto que estábamos haciendo nuestro trabajo: supervisando la redistribución de los distritos basada en el censo de acuerdo con la Enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos. El origen étnico y los niveles de ingresos son factores importantes en la elaboración de mapas electorales relativamente equilibrados, y queríamos asegurarnos de que los latinos y todas las comunidades estuvieran representados de manera justa.

Esa misión fue especialmente difícil este ciclo porque el expresidente Trump y sus lacayos intimidaron intencionalmente a los inmigrantes para que no llenaran sus cuestionarios del censo. Mi distrito “perdió” incontables miles de residentes, pero nadie en los medios ha denunciado ese crimen contra nuestras comunidades latinas.

Desde esa conversación, el proceso de redistribución se llevó a cabo y se establecieron nuevas áreas de distritos. ¿Obtuvimos los latinos la proporción justa de representación de acuerdo con el porcentaje de nuestra población? ¡Claro que no! Los datos del censo reflejan que las poblaciones latina y asiática aumentaron más que la población afroamericana con el mismo ritmo de crecimiento del 3% de la ciudad.

Hubo propuestas para un nuevo mapa con seis distritos latinos y uno afroamericano (dos menos que antes), pero mis colegas y yo nos inclinamos por mantener el número de escaños afroamericanos por encima del porcentaje de la población de la ciudad. Apoyamos a nuestros colegas afroamericanos en las elecciones de junio para esos puestos electorales. Tuvimos la visión de oportunidades para que los latinos obtuvieran más escaños en futuras elecciones, y eso sería una victoria para toda la ciudad de Los Ángeles.

Poco después de que se publicaran los fragmentos escandalosos del audio, voces de todo el país pedían nuestras cabezas. Nury Martínez renunció al Concilio y Ron Herrera renunció a la Federación de Trabajadores. Kevin De León aún tiene dos años en su cargo y está dispuesto a cumplirlos.

Hubo propuestas para un nuevo mapa con seis distritos latinos y uno afroamericano (dos menos que antes), pero mis colegas y yo nos inclinamos por mantener el número de escaños afroamericanos por encima del porcentaje de la población de la ciudad”.

Me negué a renunciar antes de terminar mi mandato. No he hecho nada que justifique que me vaya antes de tiempo. Toda mi vida he trabajado como un incansable luchador a favor de quienes no tienen voz, sin importar su origen étnico.

Mi familia tiene raíces tarahumaras en los estados mexicanos de Durango, Chihuahua y Sonora. Mis padres nacieron en Barstow y mis hermanos y yo crecimos en el Este de Los Ángeles. En la posguerra, Boyle Heights era una comunidad multirracial en donde las familias latinas, afroamericanas, japonesas, chinas, judías, italianas y armenias se respetaban.

He tenido amigos y mentores afroamericanos toda mi vida, tanto en los deportes, como en la escuela y en la política. Estoy eternamente agradecido a la guía del Dr. Winston Doby en UCLA.

Durante la década de 1970, participé activamente en el Centro para la Acción Social Autónoma (CASA), un grupo comunitario fundado por el gigante laboral estadounidense Bert Corona. Esta organización luchó principalmente por la reforma migratoria y otras causas latinas, pero también luchamos por causas afroamericanas como el caso de Soledad Brothers, Nelson Mandela y la primera campaña presidencial de Jesse Jackson.

Trabajé para el alcalde Tom Bradley en 1980, fui delegado de Jesse Jackson en 1988 y de Barack Obama en 2008 en la convención del Partido Demócrata.

En la década de 1990, dirigí el Sindicato de Empleados del Condado de Los Ángeles, Local 660, con 40,000 trabajadores incluyendo a más miembros afroamericanos que cualquier otro sindicato en Los Ángeles. Cuando los supervisores del condado planearon cerrar al Hospital General y al Hospital Martin Luther King, luchamos para mantenerlos abiertos y atendiendo a las comunidades afroamericana y latina. Esa doble victoria fue un hito para un exitoso movimiento laboral y para la unidad de ambas comunidades.

Me he disculpado públicamente porque en esa conversación bochornosa filtrada guardé silencio sin mirar quién dijo qué en esa sala. Pero ¿renunciar e ignorar mi trayectoria social, laboral y política?  No, eso es inaceptable.

En este caso los medios exageraron en comparación de cómo cubren otras conversaciones racialmente sensibles. Por ejemplo, una semana antes a la noticia de la filtración de la conversación de hace más de un año, la entonces candidata a alcaldesa Karen Bass hizo comentarios indebidos en un debate, pero se disculpó y el público, incluyéndome, aceptó su explicación.

Y en San Francisco, la alcaldesa London Breed, también afroamericana, tiene un largo historial de comentarios fuera de lugar sobre latinos y asiáticos. Pero evidentemente el tratamiento en la opinión pública es muy diferente al que se nos da a nosotros.

El afán de mis detractores no es una señal de un movimiento por la justicia racial. Es una cuestión de criticar por criticar. El comediante Trevor Noah recientemente defendió a la cantautora Lizzo, quien usó la expresión “spaz out” en una canción y cuando le dijeron que el término era ofensivo para las personas discapacitadas, volvió a grabar la canción con una nueva letra. Sin embargo, nada les gustó a sus críticos.

“Vivimos en un mundo”, dijo Noah, “donde la gente va por la vida como la persona más divina o justa. Llegan al punto en que hacen parecer que el lenguaje no tiene matices ni contexto, y afirman que las personas tienen algún tipo de intención, incluso cuando no la hay”.

La respuesta para todos mis detractores que me piden que “haga lo correcto”, les digo rotundamente que lo correcto es NO renunciar.

Se hacen elecciones para decidir quién ocupará un cargo público. También tenemos tribunales para decidir si se debe destituir a un funcionario. Sin embargo, nadie cree que infringí alguna ley. Por otra parte, no hay duda de que grabar a alguien sin su consentimiento es ilegal. Una investigación del Departamento de Policía de Los Ángeles concluirá quiénes son los verdaderos delincuentes.

Mientras tanto, nunca daré la espalda a las comunidades a las que he representado ni a las personas por las que he luchado. Esta versión moderna del macartismo es un peligro para la democracia. Pero este niño de Boyle Heights que se hizo hombre y un líder luchando por su comunidad, nunca renunció.

(*) Por Gilbert Cedillo, Concejal de la Ciudad de Los Ángeles

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