Hijo cumple promesa: ayuda a que su madre se reúna con su abuela de 94 años

No se habían visto en más 10 años; hasta que les hace realidad el sueño del reencuentro

Claudio Óscar Granados alcanza el reto de reunir a su madre con su abuela. (Cortesía)

Claudio Óscar Granados alcanza el reto de reunir a su madre con su abuela. (Cortesía) Crédito: Cortesía

A Maura Ramírez se le hizo realidad su sueño de reencontrarse con su madre Oliva Cuevas Romero de 94 años, gracias a que su hijo le cumplió la promesa de traerla a California.

Madre e hija tenían más de 10 años de no verse.

“No tengo palabras para describir mi felicidad. Se cumplió algo que parecía imposible, volver a ver a mi madre, gracias a mi hijo que me miró muy desesperada cuando ella enfermó y la desahuciaron, y yo no podía viajar a México”, dice Maura quien le pidió encarecidamente que cuidará mucho a su longeva madre en el trayecto de México a California.

“MI mamá a sus 94 años está muy bien. Creo que si nos echamos una carrerita, ella me gana”, dice riendo feliz.

Claudio Óscar Granados, fue el protagonista de esta historia, al cumplir el más grande deseo de su madre de reencontrarse de nuevo con la autora de sus días.

“Mi abuela es de San José Poliutla, un pueblo en el estado de Guerrero. Mi hermano me la entregó en el aeropuerto de la Ciudad de México”, explica.

Apenas el año pasado, pudo obtener su residencia permanente lo que le facilitó cumplir con la palabra empeñada a su progenitora.

“Mi abuelita se puso muy enferma en julio, y los doctores nos dijeron que ya no había nada qué hacer por ella, pero para sorpresa de todos se recuperó. Fue entonces que le prometí a mi mamá que haría todo lo que estuviera en mis manos para el reencuentro con su madre”.

Oliva Cuevas Romero se reúne con su hija Maura Ramírez. (Cortesía)

Mi mamá está en proceso de una Visa U, que se da a las víctimas de crímenes que cooperan con las autoridades. 

“Ella durante mucho tiempo iba y venía a México, pero hace 10 años tomó la decisión de no arriesgarse a cruzar por la frontera. Más ahora que tiene diabetes”.

Así fue como Maura ya no pudo viajar a México para ver a su madre. 

“Yo le prometí que haría todo lo posible para que mi abuela fuera su regalo de cumpleaños el 15 de enero cuando cumple 50 años, y me alegro de haberlo logrado para que pasen juntas ese día”.

Sin embargo, no fue fácil para Claudio Óscar conseguir la visa de turista para su abuela Oliva.

“Lo que pasó es que yo traté de obtenerla a través de esos grupos que reunifican familias, pero como veía que pasaba el tiempo, me empecé a mover y descubrí que no habían hecho nada, pues la solicitud de mi abuelita no la habían metido”.

Claudio Óscar Granados con su abuela Oliva Cuevas Romero.(Cortesía)

Con muchos trabajos, Claudio Óscar logró que el grupo que reunifica familias, le devolviera los $700 que le habían cobrado; y entonces empezó a investigar por su cuenta cómo le podía hacer para traer a su abuelita a Estados Unidos.

“Preguntando aquí y allá en diferentes grupos en Internet, y tras tres días de búsqueda, di con la página de la Embajada de Estados Unidos en México y ahí me enteré que cuando una persona tiene 79 años de edad, para obtener una visa de turista, ya no necesita ir a una entrevista ni que le tomen huellas dactilares”.

Así que metió la solicitud de la visa y le dieron cita para junio de 2023, pero con la suerte de que le daban la opción de recorrer la cita si había espacios disponibles. 

“Pude adelantarla varias veces hasta conseguir una cita para el 22 de noviembre en la Embajada de Estados Unidos en la ciudad de México. Mi hermano fue y entregó los papeles que nos pedían, básicamente la solicitud de visa, el pasaporte mexicano y las fotos tamaño visa”.

El 19 de diciembre doña Oliva recibió por correo su visa de turista que le permitía viajar a California para reunirse con su hija Maura.

De inmediato, Claudio Óscar compró los boletos de avión para ir por su abuelita a la ciudad de México y traerla al país.

“Encontré a mi abuelita muy emocionada por encontrarse con su hija. Tengo que decir que nunca había subido a un avión y estaba algo nerviosa. Pero ni se dio cuenta cuando despegamos. ¿Ya estamos en el aire? Me preguntó. ‘Desde hace rato’, le dije. ‘!Ay no se siente nada!’, me respondió”.

Oliva Cuevas Romero con su hija Maura Ramírez y sus bisnietos. (Cortesía)

Claudio Óscar dice que su abuelita tiene tan buena condición física que caminó por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y en Tijuana cruzó el puente CBX por su propio pie. 

“Le ofrecí pedir una silla de ruedas para transportarla y que no se cansara. Y me dijo que no. ‘Necesito desentumecer las piernas’. La verdad es que fuera del problema que tuvo en el verano, no sufre de ninguna enfermedad y tiene una memoria y lucidez mental increíble”.

Abuela y nieto no tuvieron ningún inconveniente cuando entregaron sus visas a las autoridades de migración.

“Estoy feliz. Mi abuelita es como mi segunda madre. Ella me crió de niño. Cuando mi madre se juntó con otra persona, yo quise quedarme a vivir con mi abuelita, y formamos una relación muy cercana”.

Además está contento de haber hecho él mismo el trámite para la reunificación. 

“Pagué  $160 por la visa de turista para mi abuelita cuando el grupo que me iba a ayudar, me querían estafar con $700”.

La abuela Oliva Cuevas Romero con su hija Maura Ramírez y familia. (Cortesía)

Claudio Óscar dice que fue un reto para él conseguir que su abuelita pudiera reunificarse con su madre. “Mi madre, mi esposa y nuestros hijos todos estamos muy contentos de tenerla en la casa. Yo la quiero como si fuera mi mamá”.

En el viaje hacia Estados Unidos, doña Oliva se la pasó agradeciendo a Dios por permitirle venir a ver a su hija.

“Esta súper contenta. Muchos decían que por su edad, le iba a hacer daño el avión, pero está súper bien”.

En este mes que la abuela nonagenaria estará en California, van a hacer todo lo posible por consentirla, dice el feliz nieto.

“Vamos a apapacharla lo más que podamos y hacerla que se sienta como en su casa. Para la bienvenida, mi mamá preparó mole rojo y verde, y ceviche de camarón que es el favorito de mi abuelita”.

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