Piden que sus propósitos de año nuevo incluyan ayudar a personas con hambre en Tijuana

Fundación Tijuana SIn Hambre da alimentos a miles de personas necesitadas

Niños y familia migrantes se alimentan gracias a la Fundación Tijuana Sin Hambre.

Niños y familia migrantes se alimentan gracias a la Fundación Tijuana Sin Hambre. Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Cuando Maru Riqué decidió cocinar algo en su casa para ayudar a familias que por la pandemia se habían quedado encerradas, sin trabajo y sin recursos, estaba lejos de imaginar que pronto encabezaría a numerosos voluntarios que diariamente llevan comidas preparadas a por lo menos 2,000 personas para combatir el hambre.

“Mi esposo, él se llama Fausto Vargas, y yo, estábamos viendo las noticias y platicamos sobre la situación en Tijuana; miles de empresas, muchas de ellas de toda la vida, habían cerrado por la pandemia y muchísima gente quedó sin empleo, sin comida para sus familias encerradas para sobrevivir”, dijo Maru en plática con La Opinión.

La pareja tiene un hijo de seis años de edad y platicaba de que “si a un país tan preparado como Estados Unidos la pandemia lo devastaba, qué podíamos esperar nosotros, en qué Tijuana iba a crecer nuestro niño”.

“Me metí a la cocina decidida a preparar algo por lo menos para ayudar a algunas familias, que tuvieran un alimento calientito hoy, y de ser posible mañana”, recordó.

El matrimonio formó un grupo de WhatsApp de residentes del vecindario, el fraccionamiento Chapultepec, por si acaso alguien quería donarles alimentos para preparar o recalentar y llevarlos a la gente pobre.

En unos días la cocina de Maru estaba llena de voluntarios con mascarillas y guantes, y en su sala se apilaban costales o sacos de frijol, de arroz, latas de aceite, enlatados.

En una semana, más de 200 voluntarios cocinaban, reunían donaciones, planeaban estrategias para llevar los alimentos. Decidieron que se llamarían Por Una Tijuana Sin Hambre, pero cuando cumplieron dos meses de ayudar a los más necesitados, registraron la Fundación Tijuana Sin Hambre.

“Si contamos, debemos tener ahora unos 2,000 voluntarios, unos vienen una sola vez, otros de vez en cuando, otros reúnen donaciones cuando pueden, y ahora nos ayudan empresas que conocen nuestro trabajo”, dijo Maru.

Maru Riqué es la creadora de Fundación Tijuana Sin Hambre.

Los voluntarios hacen todo. La única persona que tiene un salario en la fundación es doña Verónica Alvarado, la cocinera, la primera que llega diario, da indicaciones y dirige la preparación de la comida y se queda hasta que todo queda limpio y acomodado.

Preparan y distribuyen diariamente por lo menos 2,000 platillos calientes. Entre sus beneficiados hay varios orfanatorios y por lo menos ocho albergues de familias migrantes.

La señora Leticia Herrera, directora del albergue Pro Amore Dei de familias migrantes en Tijuana dijo a La Opinión que la fundación entrega todos los días una comida preparada y caliente a más de 240 personas en el albergue, por lo menos 130 son niños.

“Son una gran ayuda, no solo porque nos proporcionan la comida más importante del día, sino también porque nos ahorran a jornada de tener que preparar para tanta gente”, dijo la directora.

La fundación espera llegar a más personas para 2023.

También alimentan a los migrantes del único albergue para menores no acompañados en el estado de Baja California.

La fundación puede garantizar esos alimentos por una alianza con los grupos This Is About Humanity de Los Ángeles y la International Community Foundation de San Diego.

“Pero queremos llegar a más albergues y a más familias y a más menores migrantes no acompañados y a niños con hambre”, dijo Maru.

Comidas por $0.50
Dijo que en promedio, “preparar un alimento para un día para una persona, tiene un costo de unos 10 pesos, porque es un precio de mayoreo, no es muy caro”.

“Creemos que si las personas se enteran de lo que hacemos, y si saben que con medio dólar pueden darle una comida que incluya proteínas, carbohidratos, verduras y si se puede también fruta, a alguien que lo necesita mucho, pues puede motivar a que nos quieran ayudar”, dijo la fundadora.

Opinó que “esa puede ser una bella resolución para el próximo año, abrir el corazón a alguien que lo necesita”.

Incluso las personas que se interesaran en ayudar, podrían hacerlo personalmente en Tijuana y así conocer a quienes ayudan en los albergues y refugios para niños.

“Para nosotros es el mismo principio que vimos aquel día en que preguntamos a los vecinos si tenían comida que quisieran donar para llevar a las familias encerradas y con hambre por la pandemia”, dijo Maru.

“Cuando las personas se enteran de lo que hacemos y saben que pueden contribuir, muchas veces buscan recursos o tiempo para dar un poco a quienes más lo necesitan, y es muy satisfactorio porque es un proyecto que se apoya enteramente en voluntarios, ellos son quienes lo hacen y quienes se llevan la satisfacción de ayudar”, explicó Maru.

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