Científicos buscan convertir en “oro” los residuos de la comida

La idea de los investigadores es usar residuos como las cáscaras o la masa frita para reutilizarlos y convertirlos en biocombustibles o en compuestos beneficiosos para la salud

Científicos buscan convertir en “oro” los residuos de la comida

Un nuevo estudio sugiere que se puede ganar dinero si se da una segunda vida a los desperdicios de la industria alimentaria Crédito: SAEED KHAN | AFP / Getty Images

Las cáscaras de patata, las partículas de masa frita, el suero de queso y otros residuos de la industria alimentaria podrían convertirse en “oro” al generar dinero y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un nuevo estudio sugiere que se puede ganar dinero si se da una segunda vida a los desperdicios de la industria alimentaria que suelen acabar en los vertederos descomponiéndose y generando emisiones.

De acuerdo con la investigación, alrededor del 2% de los 80.000 millones de kilos de alimentos que se desechan anualmente en Estados Unidos son atribuibles a la fabricación y el procesado de alimentos: los sólidos se envían a vertederos o se compostan, y los líquidos se vierten al alcantarillado.

Los científicos han dado el primer paso en la estimación de los mejores usos a gran escala de los residuos del procesado de alimentos proponiendo oportunidades de producción que van desde combustibles sostenibles, biogás y electricidad hasta productos químicos útiles y fertilizantes orgánicos.

“Esta labor se conoce como valorización, o determinación del valor potencial de algo que de otro modo carecería de valor o incluso supondría una merma de recursos para una empresa, cuando hay que gastar dinero para deshacerse de ello”, explica Katrina Cornish, autora principal del estudio y catedrática de Horticultura y Ciencia de los Cultivos e Ingeniería Alimentaria, Agrícola y Biológica de la Universidad Estatal de Ohio.

¿Cómo podrían ser reutilizados los desperdicios?

Para el estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, los investigadores recogieron un total de 46 muestras de residuos, 14 de ellas de grandes empresas de procesamiento de alimentos de Ohio.

Estas muestras fueron dividieron en cuatro grandes categorías: vegetales, ricos en grasas, lodos industriales y feculentos. A continuación, caracterizaron las propiedades físicas y químicas del contenido de las muestras.

La densidad energética de un tipo de residuo -basada en el valor calorífico- y la relación carbono-nitrógeno fueron los principales determinantes de su potencial de reutilización. Por ejemplo, los residuos grasos y minerales pueden digerirse anaeróbicamente para generar biogás, y los de soja tienen suficiente densidad energética para producir biodiésel.

Los residuos vegetales de bajo valor calorífico no son buenos para producir energía, pero son fuentes orgánicas abundantes de flavonoides, antioxidantes y pigmentos que podrían extraerse y utilizarse en compuestos beneficiosos para la salud.

Los autores del estudio explican que lo que se busca es que los productores vean que sus residuos pueden tener un valor para ser reutilizados y evitar que vayan a los basureros a descomponerse y generar contaminación,

“Se trata de mejorar la seguridad energética y reducir el impacto financiero y medioambiental de la gestión de los residuos alimentarios”, añadió. “Si tus residuos tienen suficiente valor para que hagas algo con ellos que evite que vayan a parar al vertedero, eso es algo realmente bueno”, concluye Cornish.

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