Diana Valencia: ser indocumentada no detiene su espíritu emprendedor
Tiene dos años con su restaurante Le Coco en la ciudad de Downey; y quiere enseñar a otros latinos a abrir sus propios negocios

Diana Valencia es dueña del restaurante Le Coco en la ciudad de Downey. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martínez | Impremedia
A Diana Valencia ser indocumentada nunca la ha detenido para lograr sus sueños: 18 años después de haber emigrado a este país, tiene su propio restaurante, dos Spas y dos talleres de reparación de autos para circular a campo traviesa.
“Yo nací en Puerto Vallarta, pero me crié en la ciudad de México. A los 16 años, mis papás me trajeron a vivir a Los Ángeles. Venimos indocumentados”, recuerda Diana, quien ahora tiene 34 años.
Dice que nunca le gustó la escuela y sentía que no aprendía inglés, porque todos en la clase hablaban español. “Así que no terminé la secundaria, y le pedí a mi papá que me dejara trabajar y me diera chance de ir a la escuela para adultos cuando cumpliera los 18 años”.

Diana cuenta que mientras tanto a los 17 años se puso a trabajar. “Mi primer trabajo fue como empleada en una tienda de ropa en Los Callejones de Los Ángeles”.
A los 17 años también tuvo a su primer hijo de una relación que no prosperó, y se convirtió en madre soltera. Su hijo tiene en la actualidad 16 años.
“Después la necesidad me obligó a vender películas en los puestos de tacos del sur centro de Los Ángeles”.
A los 18 años se fue a vender a los swap meets (tianguis o mercados de pulgas). “Vendía ropa y accesorios. Y me fue muy bien, compré dos terrenos en Puerto Vallarta y comencé a fincar mi primera casa”.
Duró cinco años trabajando en los swap meets, pero ahí tuvo problemas con la justicia porque su mercancía era pirata. “La policía me metió a la cárcel por vender piratería”.
A los 23 años abrió una lonchera de tortas; y después se casó y tuvo un segundo hijo, una niña que ahora tiene 10 años. Entonces decidió vender mariscos en el garaje de su casa en el barrio de Watts, al sur de Los Ángeles.
“Empecé con una charolita, y cada vez vendía más y más; y crecí al grado que ya tenía mesas en mi casa”.
Lo de comercio – dice – le viene de su papá que tenía un restaurante de mariscos en un tianguis en la ciudad de México. “ Yo le ayudaba desde los 10 años”.

Pero un día, se dijo a sí misma, que quería más tiempo para ella, y que sus ahorros los iba a invertir en otra cosa.
“Eso me llevó a abrir mi primer negocio de Spa en Downey, al que le puse VIP Spa. Me inspiré en un spa de Beverly Hills que es todo rosita; solo que el mío es negro y dorado. Ya tengo dos spas en Downey”.
Sin embargo, su vida familiar no iba muy bien, y una discusión que subió de tono con su entonces esposo, hizo que el hombre llamara a la policía y la acusara de golpearlo.
“Yo me puse como loca cuando descubrí sus infidelidades. Me mandó a la cárcel porque se quería quedar con todos los bienes materiales. Hizo que me quitaran a mi niña y hasta la fecha él la tiene. Yo tengo que pagarle child support (pensión alimenticia)”.
Entre lágrimas, Diana dice que ha sido muy duro estar separada de su segunda hija porque al principio solo la podía ver por unas cuantas horas cada fin de semana. “No podía ni ir a verla a la escuela”.
El 14 de febrero de 2018, agentes del Servicio de Migración y Aduanas la arrestaron cuando venía con sus hijos.
“Me detuvieron por mis antecedentes penales, obviamente también por mi falta de estatus. Logré salir libre ese mismo día con un brazalete electrónico en el tobillo que llevé por tres meses”.

Pese a todo lo que pasaba en su vida personal, en junio de 2021 abrió la nevería Le Coco Ice Cream Bar en Downey, que un año más tarde se convertiría en Le Coco restaurante bar.
“Yo siempre he querido tener un Sport Bar con venta de mariscos, pero al principio me dijeron que no podía vender alcohol, así que empecé por una nevería café ‘fancy’ (lujosa en español.) Cuando conseguí que la ciudad de Downey me diera una licencia para vender alcohol con las comidas; y al ver que nos empezaba a ir muy bien, la nevería pasó a ser el restaurante Le Coco en enero de 2021”.
Le Coco es un restaurante de comida mexicana con decoración francés.
Reconoce que el primer año, el año 2021 fue de muchas pérdidas.
“Más que nada porque no tenía conocimientos de cómo manejar un restaurante, pero gracias a Dios ya nos está yendo bien; y vamos a abrir un segundo restaurante Le Coco en Covina”.
Y confía que en realidad le gustaría crear una franquicia de restaurantes Le Coco.
Si algo caracteriza a Diana es su osadía para emprender. Junto con su compañero abrieron dos talleres de reparación de vehículos a todo terreno o de manejo a campo traviesa, aprovechando la experiencia de trabajo de él.
“Él tenía miedo porque siempre había sido empleado; y siempre ha sido más precavido que yo, pero lo animé. Le dije, hay que hacerlo, y hemos crecido como locos, aún cuando lo abrimos en la pandemia en marzo de 2020. Uno está en Colton, San Bernardino; y otro en Lynwood”.

En su restaurante Le Coco, Diana dice que lo que más pide la gente son los chilaquiles, pero tiene un amplio menú de carnes, pescados y ensaladas. “Le puse Le Coco, y lo decoré estilo francés, porque quise dar a la comunidad latina la experiencia de otras culturas como la francesa”.
Diana dice que uno de sus sueños es inspirar a otros a lanzarse a los negocios, por lo que ha creado la Asociación de Latinos Empresarios.
“Muchos quieren abrir un negocio, pero se bloquean y no pueden dar el paso y crecer. Por eso quiero ayudarlos”.
Esta joven inmigrante mexicana recién publicó su libro “Indocumentada Millonaria. De indocumentada a empresaria” para inspirar y guiar a otros indocumentados a lanzarse a abrir sus propios negocios.
“Cuando comencé como empresaria si me daba miedo por la inversión, pero ahora ya con la experiencia me es más fácil”.
Le Coco se encuentra en el 11901 Lakewood Blvd, Downey, California. Abre de 9am a 5 pm de lunes a viernes, los fines de semana de 9 a 7 pm.

Diana se siente orgullosa de dar empleo a 8 personas en Le Coco.
En octubre pasado, recibió la protección de VAWA (Acta de Violencia contra las Mujeres) que el gobierno entrega a las víctimas de violencia doméstica.
“Después de ser víctima de violencia doméstica y que me quitaron a mi niña, sigo peleando con migración porque ICE me quiere deportar por mi récord criminal, a pesar de que no he matado a nadie”.
Lo que más desea es arreglar su estatus migratorio, y seguir trabajando duro en los negocios.
“Me siento realizada en los negocios. Me mueve la ambición de querer vivir bien en este país que es de oportunidades, y si sabes estructurar el negocio puedes crecer; yo en 20 años me veo viviendo de mis rentas y viajando por el mundo”.