Lynwood aprueba salario mínimo de $25 para trabajadores de la salud

Unos 600 empleados del sector privado serán los beneficiados del nuevo salario a partir del 7 de mayo

Trabajadores de salud en la ciudad de Lynwood.

Trabajadores de salud en la ciudad de Lynwood.  Crédito: Jorge Luis Macías | Cortesía

María Arellano, Irma Ibarra, Rosa Altamirano, Steve Jones y Sergio Pérez García comparten una historia en común: durante la pandemia de Covid-19 vieron y convivieron con la muerte.

A diario vieron a personas que contrajeron el virus y prácticamente fueron obligadas a trabajar en medio de una gran escasez de personal en el hospital St. Francis Medical Center de Lynwood.

Pero, gracias al respaldo de Mayra Castañeda y al sindicato SEIU-United Healthcare Workers, pudieron lograr el respaldo de tres de cinco miembros del Concejo de esta ciudad para que sus salarios aumenten a $25 por hora.

José Luis Solache, Gabriela Camacho y Juan Muñoz-Guevara fueron los concejales que emitieron un voto de respaldo a los trabajadores de la salud, el 7 de febrero. Se opusieron a la ordenanza el alcalde Oscar Flores y la vicealcaldesa Rita Soto.

“Con esta votación, el Concejo Municipal de Lynwood mostró que sigue creciendo el impulso y el apoyo para un salario mínimo de $25 para los trabajadores de la salud”, dijo Dave Regan, presidente de SEIU-United Healthcare Workers West.

“Felicitamos al Concejo Municipal de Lynwood por garantizar a los trabajadores de la salud un salario justo que refleje su trabajo de salvar vidas y por tomar medidas para enfrentar la crisis de personal en el sistema de salud de California”.

La ordenanza, que entra en vigor el próximo 7 de mayo, beneficiará a unos 600 trabajadores de la salud del sector privado en hospitales, sistemas de salud integrados y clínicas de diálisis en Lynwood.

“Aquí tenemos cientos de empleados que han estado trabajando de más y quisimos respaldarlos”, declaró a La Opinión el concejal Muñoz. “Ellos estuvieron haciendo su trabajo en medio de condiciones muy difíciles durante la pandemia, con falta de personal y arriesgando sus vidas”.

La ciudad de Lynwood emuló así las ordenanzas de salario justo para los trabajadores de la salud de Los Ángeles, Downey, Long Beach e Inglewood.

Una encuesta entre más de 30,000 miembros de SEIU-UHW, Crisis in Care, destacó la escasez de personal en California. El 83% de los trabajadores de atención médica que respondieron, dijeron que sus instalaciones no tenían suficiente personal. Al mismo tiempo, las corporaciones de atención médica reportaron ganancias récord.

En 2021, St. Francis Medical Center reportó ganancias de $118 millones, después de haberse declarado en bancarrota y comprado por Prime Healthcare en $350 millones; las clínicas privadas de diálisis DaVita (DaVitaKidney Dialysis Care Unit, St. Francis Dialysis Imperial y Care Dialysis Center) reportaron $978 millones en ganancias, mientras que clínicas y oficinas médicas de Kaiser Permanente obtuvieron ingresos por $8,100 millones, según datos proporcionados por el SEIU-UHW a La Opinión.

‘Esclavitud moderna’

Steve Jones, trabajador de limpieza por 11 años como empleado del hospital St. Francis, expresó que lo que gana no era suficiente para pagar por la gasolina del carro.  “Como el dinero no me alcanza, a veces me he tenido que venir caminando al trabajo”, dijo el trabajador de 53 años.

Sergio Pérez, originario de Guadalajara, Jalisco, quien labora en la gestión de material de la tienda de compras, dijo con ironía que su sueldo era en promedio $18.72, y que lo daba a conocer “para que mis amigos se burlen de mi”, porque antes trabajaba en una compañía de importaciones y exportaciones de LAX, donde ganaba un mejor salario y hasta podía ahorrar un poco de dinero.

“Antes podía ayudar a mi hijo Geovanny que va a la universidad, pero ahora ya no puedo”, dijo.

Rosa Altamirano, una dietista que devenga un salario de $17.00 la hora.

“Teníamos carpas afuera del hospital, tráileres con cuerpos congelados y la parte de la morgue estaba llena de cadáveres y así uno había que venir a trabajar”, explicó. “Todos los días teníamos miedo de contagiarnos”.

Irma Ibarra, quien ha laborado por 13 años en el área de comida, apenas gana $18 la hora, un dinero que dice, “no me alcanza más que para sobrevivir”.

“¡Porfin podre ir a la marketa (mercado)!”, dijo con respecto al aumento de salario que obtendrá.

Mientras tanto, María Arellano, de oficio flebotomista, gana $19.71, llora al recordar la lucha por un mejor salario, los años difíciles de la pandemia, y el ser considerados como “héroes”, pero desconocidos en sus derechos básicos a mejores condiciones de trabajo.

“Trabajamos sin parar…estábamos obligados a ver de cara a la muerte todos los días…trabajamos sin descanso y sin tregua”, narró a La Opinión. “Yo me preguntaba ¿Y a mí cuándo me tocará morir? Era un estrés horrible vivir a diario la cuarentena por dos años”.

Mayra Castañeda, dijo que, a pesar de no ser rica, en ocasiones ha comprado tarjetas de regalo para que sus compañeros puedan comprar comida y no tengan que depender de la comida que compran en el centro médico.

“Trabajamos como si viviéramos una esclavitud moderna”, expuso la líder de los trabajadores. “En realidad, lo único que he visto en mis compañeros es el sufrimiento de no tener suficiente dinero para comprar comida en sus casas…, eso fue lo que me motivó a luchar no solo por mi futuro, sino también el de ellos”.

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