Renuevan el espíritu empresarial a 19 emprendedores latinos
Se gradúan empresarios del programa Lift-LA y la fundación LA Dodgers, que respaldan esfuerzos de crecimiento de los pequeños negocios
Con éxito culminó el primer Programa de Emprendedores de LIFT-LA, patrocinado por la Fundación LA Dodgers, en el cual se graduaron 19 microempresarios latinos que se han atrevido a soñar en grande y que buscan hacer crecer sus negocios y levantar al empresario que llevan dentro, independientemente de su estatus legal en Estados Unidos.
De acuerdo con LIFT-LA, la pobreza como la riqueza se transmite de generación en generación. Y décadas de desigualdad racial y falta de inversión en comunidades de minorías han mantenido a las familias atrapadas en un ciclo de condiciones precarias.
El programa se ofrece a todos, ya sea que se cuente con documentación o no y se tengan derechos para trabajar o no. El estatus legal no es un factor que determine la elegibilidad.
“Cuando decimos que vamos a servir a todos los angelinos, queremos decir que es para que todos nos levantemos en Los Ángeles”, dijo a La Opinión, Allie Olson, directora del programa de LIFT LA.
De hecho, la mitad de los graduados latinos de la primera generación de emprendedores son familias indocumentadas. Y la misión de LIFT-LA es romper el ciclo de la pobreza invirtiendo en los padres, construyendo su bienestar, su fortaleza financiera y las conexiones sociales de las familias para levantar a dos generaciones a la vez: padres e hijos.
Por lo tanto, la misión de LIFT-LA es romper ese ciclo de pobreza invirtiendo en los padres, a modo de ayudarles a construir su propio bienestar, fortalecerlos financieramente y ayudarles a crear las conexiones sociales para elevar su nivel de vida.
“Todas las personas, sin importar el código postal donde vivan tienen el derecho de salir adelante en sus trabajos”, expresó Manny Aceves, director de programas de la Fundación LA Dodgers.
Aceves también dio a conocer que la fundación otorgará $100,000 para que continúe el programa de Lift-LA
La formación empresarial
Durante tres meses, los pequeños empresarios latinos recibieron formación de instructores experimentados sobre aspectos fundamentales de un negocio como presupuestos, mercadotecnia, contabilidad y financiamiento.
Mediante esta metodología que da experiencia, ahora podrán aplicarla directamente al currículo de su negocio, conforme fueron aprendiendo.
“Hay algo dentro de cada persona que se abre; el espíritu empresarial ya lo tenemos, pero no lo hemos desarrollado”, comentó Carlos Vásquez, director del programa de emprendimiento de LIFT-LA.
“Pero cuando se dan cuenta de que pueden lograr las metas que tienen en mente y aprovechan todas las oportunidades que tiene Estados Unidos, esa semillita sembrada, con la ayuda de Dios, la heredan a sus hijos, ya sean sus metas pequeñas, medianas o gigantes”, agregó.
Historia de ayuda a inmigrantes
El Programa de Emprendedores de LIFT-LA y la Fundación LA Dodgers nace de Rising Tide Capital, desde donde se lanzó la Academia Comunitaria de Negocios (Community Business Academy/CBA).
El plan de estudios de la Academia Comunitaria de Negocios está autorizado por la organización con sede en Nueva Jersey, Rising Tide Capital, una organización sin fines de lucro cuya misión es transformar vidas y comunidades a través del espíritu empresarial.
Desde 2004, Rising Tide Capital ha brindado servicios de desarrollo comercial diseñados para transformar vidas al ayudar a las personas a iniciar y hacer crecer negocios exitosos; han construido comunidades a través de colaboraciones con otras organizaciones sin fines de lucro, instituciones de educación superior, corporaciones y agencias públicas; y han creado un modelo de programa hacia la cima del éxito de los emprendedores, con un impacto medible que se puede replicar en comunidades necesitadas en los Estados Unidos.
“Todo inició con Alfa Demmellash, una inmigrante que nació y creció en Etiopía y que emigró a los 12 años a Estados Unidos”, dijo Carlos Vázquez director del Programa de Emprendedores de LIFT-LA.
Alfa conoció a Alex Forrester en la Universidad de Harvard. Se graduó con honores en 2003, con una especialidad en gobierno, y juntos reconocieron el papel que desempeñaba la pobreza económica en el fomento de los conflictos y centró su atención en el empoderamiento económico como una estrategia para lograr sociedades pacíficas.
Su motivación fue haber conocido a una señora que había huido de la guerra civil en Ruanda y le era difícil vender sus vestidos típicos para salir adelante.
Un salvadoreño que piensa en grande
Gustavo Peña, un guatemalteco de 40 años que es propietario de Corner Grill Express en la ciudad de South Gate, una cocina familiar desde donde entregan pedidos de comida a domicilio en los condados de Los Ángeles y Orange, quiere expandir su negocio.
“Estoy en el proceso de conseguir los permisos necesarios para vender en diversos Farmers Market (mercados al aire libre) en distintas ciudades”, explicó.
Este inmigrante, quien era un perito contador en su natal Coatepeque, El Salvador, llegó a Estados Unidos en 2006, trabajó palmo a palmo con su esposa Reyna y fue uno de los graduados del programa Lift-LA.
Por el momento, su clientela fija ronda entre las 90 y 110 personas, desde Los Feliz a Hollywood y La Cañada Flintridge del condado de Orange.
La mayoría son trabajadores de la construcción, quienes reciben en un mensaje de texto el menú diario que varía desde tortas y burritos hasta platillos de birria de res, pollo, carne, pescado. O bien: pollo en crema Alfredo, fajitas de res, camarones, pollo en crema de chipotle, pasta Alfredo y los clásicos acompañamientos del arroz y frijoles.
“En las clases, recibimos un curso donde nos motivaron a pensar en grande, y a no conformarnos con lo que tenemos”, manifestó Ramón. “Primero Dios que me den permiso de presentar mis productos en Farmers Market; ya fui a casar los permisos de la ciudad, pero si no hubiera sido por el programa de Lift-LA, ahora mismo seguiría luchando para atraer clientes todos los días”.
Estilista supera grandes obstáculos
Mery Santiago se considera como la mejor maquillista de las mujeres más bellas de todo el mundo.
Desde 1993, después de haberse graduado como estilista en su natal Puebla, México, buscó un mejor futuro para Junior Torres, su hijo más pequeño, porque los recursos económicos eran bajos y ella deseaba que él fuera a la universidad.
Abrió su negocio, pero desafortunadamente todo se vino abajo. Tuvo que cerrarlo tras divorciarse de su esposo.
“Se me vino encima una crisis económica y tuve que cerrar en 2015”, recordó Mery. “Yo trabajaba por mi cuenta”.
Ya no podía pagar los $1,200 de renta mensual ni los $700 del establecimiento que alquilaba.
Para colmo de males, no podía obtener su licencia como estilista. No tenía tiempo ni dinero para ir a la escuela.
Se mudó a otro estado con sus tres hijos y tuvo que regresar a Los Ángeles, porque el padre quería ver a los niños.
“Me quedé literalmente en la calle”, recuerda. “El padre de mis hijos les ayudaba a ellos, pero a mí, nada”.
Mery se dedicó entonces a limpiar casas en Inglewood, Long Beach, Monrovia o Pasadena, pero quienes dirigían la compañía de limpieza nunca le pagaron y le quedaron a deber $2,000.
“Presenté un reclamo ante la Junta Laboral de Trabajo, pero no prosperó porque el señor que era el dueño se murió”.
Ahora, gracias al curso de emprendedores, Mery ha renovado su espíritu.
“Me han motivado a creer y a soñar que puedo establecerme de nuevo”, dijo. “Aprendí a nunca darme por vencida, a creer en mí misma y ver que los obstáculos son oportunidades para llegar a nuestra meta”.
La meta suya es obtener su licencia y abrir su propio salón de estilista.