Editorial: La ‘Gran Mentira’ de CPAC

La ciudadanía se debe preparar para una campaña presidencial extremista. Las  de 2016 y 2020, con sus expresiones antidemocráticas y sus amenazas de violencia fueron solo un ensayo; esta vez Trump se postulará bajo la bandera de la venganza y el rencor

Trump en la reunión de CPAC, marzo 2023: el expresidente mantiene una alta popularidad entre los republicanos.

Trump en la reunión de CPAC, marzo 2023: el expresidente mantiene una alta popularidad entre los republicanos. Crédito: Anna Moneymake | Getty Images

Entre el 1 y el 4 de marzo tuvo lugar en Washington el evento anual de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), un hito importante antes del inicio de la campaña electoral para los comicios presidenciales de noviembre próximo. 

En el tradicional sondeo de popularidad entre los presentes para la candidatura a presidente y vicepresidente de Estados Unidos, el ex presidente Donald Trump, quien declaró su candidatura hace tres meses, se impuso sin mayores problemas con el 62% de los votos. 

Esta victoria demostró que pese a que en los medios resaltan señales de que su asidero sobre el partido supuestamente mermó, y a que algunos dirigentes republicanos rechazan su candidatura, el partido todavía le pertenece. 

Ron De Santis, el gobernador de Florida que en el último año ha mostrado credenciales tan extremistas y antidemocráticas como Trump, recibió tan solo el 20% y ni siquiera estuvo presente.

Esto no es todo. En la votación por el cargo de vicepresidente, salió vencedora Kari Lake, 

 quien perdió las elecciones para gobernadora de Arizona en noviembre pasado. Lake no solo apoya incondicionalmente la “gran mentira”  de fraude electoral contra Trump sino que reclama falsamente que esa fue la causa de su propia derrota. 

CPAC fue una vez más un espectáculo de la extrema derecha, dominado por Trump, un escenario de teorías conspirativas y de acusaciones infundadas.

Invitado especial del encuentro fue el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien habló de la “amenaza roja que viene a las Américas” y se jactó de haber impedido la vacunación contra el COVID en su país. 

Otros potenciales precandidatos como Nikki Halley se abstuvieron de confrontar a Trump o directamente no llegaron, como De Santis, el ex vicepresidente Mike Pence, el senador Tim Scott de Carolina del Sur y los gobernadores Kristi Noem de Dakota del Sur y Chris Sununu de New Hampshire. 

La presentación de 90 minutos de Trump fue apoteósica. Flanqueado por agentes fuertemente armados del Servicio Secreto, prometió revancha. 

Debemos entender que la existencia de candidatos alternativos a presidente es solo una ilusión de cambio en el partido. Trump con su movimiento MAGA dominó la conferencia con una presencia masiva de gorros rojos característicos, botones, camisetas alusivas, banderas, pancartas y grupos de fanáticos entusiastas. 

Es entonces momento para que la ciudadanía se prepare mentalmente para una campaña electoral extremista. Las  de 2016 y 2020, con sus expresiones antidemocráticas y racistas y sus amenazas de violencia fueron solo un ensayo para lo que puede ser esta vez, cuando Trump se postulará bajo la bandera de la venganza y el rencor. 

Mientras que avanza la tercera campaña de Trump, la campaña del presidente Biden por su reelección no tiene nada asegurado. Alrededor de la mitad de los votantes demócratas creen que no debería postularse por motivos de edad. No ha surgido un candidato alternativo que capture el entusiasmo, fervor y simpatía, atributos necesarios para vencer a Trump, que ha acumulado sumas de dinero sin precedentes para financiar su regreso al poder y hará todo para lograrlo. El tiempo apremia.

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