Hombre de Connecticut lleva más de 20 años caminando descalzo, esta es su historia

Caminar descalzo parece no ser tan destacado, pero hacerlo por más de 20 años sí puede ser algo de llamar la atención, tal es el caso de un hombre de Connecticut que lleva ese tiempo andando sin zapatos.

Joseph DeRuvo Jr., de Norwalk, Connecticut, es el nombre del hombre que renunció al calzado hace más de dos décadas, tras sufrir dolorosos juanetes en los pies, y desde entonces camina descalzo.

El hombre que ahora tiene 59 años, no recuerda el día exacto en que decidió renunciar definitivamente al calzado, pero recuerda que fue unos cinco años antes de que saliera el primer iPhone de Apple (2002).

Joseph DeRuvo Jr. había desarrollado juanetes en ambos pies, que le dolían cuando salía a correr con zapatillas ajustadas. Un médico le recomendó operarse para aliviar el dolor, pero antes de someterse a la intervención, el exfotógrafo decidió caminar descalzo porque el dolor en los pies era muy intenso.

Mientras pensaba en la operación, DeRuvo Jr. se enteró de que los tornillos que le iban a insertar en los pies contenían un metal al que era alérgico, y también se dio cuenta de que se sentía mucho mejor. Al final, renunció a la operación y decidió adoptar un estilo de vida descalzo.

Aparte de sus razones médicas para andar descalzo, Joseph DeRuvo Jr. afirma que se ha acostumbrado tanto a caminar descalzo que siempre que no siente el suelo bajo sus pies se pone un poco más nervioso de lo normal. Cuando sus pies entran en contacto directo con el suelo, se siente literalmente más arraigado.

“La respuesta táctil hace que todo lo demás resulte más fluido”, declaró Joseph recientemente al New York Times.

Problemas con la sociedad

Los mayores problemas que ha tenido DeRuvo durante estas más de dos décadas de andar descalzo no han sido con la salud de sus pies o el peligro de lastimarse, si no con la sociedad, que a veces le limita la entrada a ciertos lugares.

A Joseph DeRuvo Jr. y a su mujer Lini Ecker les echan de muchos sitios. Por lo visto, la gente no se siente cómoda con alguien que va descalzo, aunque por lo demás actúe con total normalidad.

Como ciertas situaciones le obligan a llevar zapatos, como salir con amigos a restaurantes a los que sabe que no puede entrar descalzo, Joseph tiene un par de sandalias sueltas en el coche, pero sólo se las pone cuando es absolutamente necesario.

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