Exinfante de Marina hispano fue sentenciado a 12 años de prisión por traficar drogas desde 2015

Aprovechando el uniforme que portaba y al no generar sospechas, Roberto Salazar II introdujo grandes cantidades de drogas procedentes de México, país al que viajaba constantemente

Roberto Salazar II intentó que se le escribiera un narcocorrido describiendo sus fechorías

Salazar II estuvo emplazado en la Base Aérea Miramar del Cuerpo de Infantería de Marina en San Diego. Crédito: SANDY HUFFAKER | AFP / Getty Images

Mediante un comunicado, autoridades estadounidenses dieron a conocer que Roberto Salazar II fue sentenciado a 12 años de prisión señalado por importar fentanilo y acusado de asociación delictuosa para distribuir heroína, metanfetaminas, cocaína y fentanilo.

Una investigación reveló que desde 2015, el exinfante de Marina hispano ayudó a contrabandear drogas procedentes de México con destino final en Estados Unidos, delito por el cual pasaba desapercibido gracias al uniforme que portaba mientras se llenaba los bolsillos de dólares.

Se menciona que el sujeto de 26 años incluso intentó que se le escribiera un narcocorrido para pasar a la posteridad gracias a sus actos delictivos.

“Salazar se había involucrado tanto en el narcotráfico que le estaba encargando a un compositor mexicano que escribiera una canción conocida como ‘narcocorrido'”, indicó Randy Grossman, fiscal federal.

El exmiembro de las Fuerzas Armadas estuvo emplazado en la Base Aérea Miramar del Cuerpo de Infantería de Marina en San Diego, California, punto clave en la logística de los Cárteles mexicanos para mover drogas al resto del estado.

En el expediente del sentenciado se menciona que previo a unirse a las fuerzas armadas y mientras estaba en servicio activo, él, así como algunas personas reclutadas para emplearlas como mensajeras, realizaron decenas de viajes a través de la frontera sur con el objetivo de ingresar drogas al territorio estadounidense.

El hecho de ser residente de San Diego, le permitía viajar frecuentemente a ciudades mexicanas cercanas a California y para ello se desplazaba en distintos automóviles en los cuales, a su retorno al país, escondía drogas en algunos compartimientos adaptados cerca del motor.

Las autoridades están convencidas de que algunos de los mensajeros reclutados por el exinfante de Marina fueron sus compañeros de generación en la Universidad del Suroeste, campus Chula Vista. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido detenido todavía.

“Este caso involucró a un infante de Marina que se suponía protegería y defendería a nuestro país, pero en lugar de ello les trajo grandes daños a los estadounidenses al traficar fentanilo y otras drogas peligrosas. También traicionó su juramento solemne al reclutar a otros infantes de Marina para que hicieran lo mismo“, indicó el fiscal federal.

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