La contaminación impacta más a los peatones latinos que a los conductores blancos en Los Ángeles

Los residentes aseguran que su salud se ha visto afectado por la mala calidad del aire

Cómo el aire contaminado puede afectar nuestro cerebro, según una nueva investigación

Los latinos son quienes más sufren los estragos de la contaminación en Los Ángeles. Crédito: TR STOK | Shutterstock

Alma Guzmán vive al oeste de la calle 12 en Los Ángeles y considera un privilegio estar cerca todo lo que necesita a distancia a la que llega a pie, pero la ubicación se convierte en problema cuando se trata de contaminación.

“Todo me queda cerca, el súper, la panadería, la tienda donde me gusta comprar para cocinar comida mexicana, hasta mi trabajo”, comentó, “pero sí, he notado que caminar por la calle me da tos, migrañas; sobre todo por las tardes”.

“Ahorita, por ejemplo, que está entrando la primavera, se me tapa la nariz y me lloran los ojos, y, la verdad, no sé si es por las alergias o porque me ‘pica’ el smog, o las dos cosas, lo que es peor”, dijo la joven en charla telefónica con La Opinión.

Alma vive en una de las áreas de Los Ángeles en las que sufren mucho más por la contaminación los peatones, que son en su mayoría personas de minorías raciales, que los conductores que en su mayoría son de raza blanca, de acuerdo con un estudio urbano y social de la Universidad del Sur de California (USC).

Desde el principio, las autopistas por las que circulan los conductores blancos se construyeron entre vecindarios principalmente latinos, y en menor medida afroamericanos, y mientras esas carreteras contaminan zonas donde viven personas de bajos ingresos que tienen que caminar, son autopistas que desembocan con menos impacto ambiental en áreas de residentes ricos.

Los angelinos que menos manejan están más expuestos a contaminación del aire, ya que los conductores de vecindarios blancos viajan a través de áreas no blancas, de acuerdo con la investigación de la Escuela de Políticas Públicas Sol Price de la USC.

El profesor Geoff Boeing, de Planificación Urbana de la USC, dijo que “durante décadas de decisiones racistas” se generó una paradoja en la que los peatones, que menos contaminan, son quienes más sufren el impacto de la contaminación vehicular en Los Ángeles.

“Los planificadores del siglo 20 demolieron áreas urbanas para construir autopistas para que los residentes de los suburbios pudieran conducir hasta los centros de trabajo”, dijo Boeing, as demoliciones fueron en vecindarios latinos y de familias de bajos ingresos.

Esas decisiones repercuten ahora, por lo que permite que los residentes de Los Ángeles que viajan más en sus vehículos estén expuestos a una menor contaminación del aire, mientras que los peatones tienen las peores consecuencias de acuerdo con la investigación.

“Las áreas más blancas y ricas, como Beverly Hills, bloquearon con éxito esos proyectos” de llenar sus vecindarios con autopistas, pero otras ciudades con mayor población latina tuvieron que cargar con las consecuencias, “como Boyle Heights, que fue dividida por cinco autopistas y dos enormes intercambios”.

El investigador Boeing y un equipo de sus colaboradores elaboraron un modelo de análisis en que compararon que los residentes de vecindarios de grupos étnicos no blancos, que son también donde vive la mayoría de las familias de menores ingresos, tienen más peatones y se apoyan más en el transporte público colectivo para desplazarse, y por lo tanto contaminan menos el aire del área de Los Ángeles.

Además la red del transporte público tiende a ser cada vez menos contaminante, con unidades que consumen electricidad.

Entre las conclusiones del análisis, Boeing dijo que “los distritos censales cuyos residentes manejan menos están expuestos a más contaminación del aire vehicular”.

Independientemente de los ingresos, las zonas con una mayor proporción de personas que no son blancas experimentan más contaminación del aire que las zonas con más residentes blancos, también concluyó.

En promedio, los conductores blancos viajan mucho más a través de tramos donde la mayoría de los residentes no son blancos.

“Sin embargo, esa disparidad no existe en la dirección opuesta, ya que los viajeros que no son blancos no viajan a través de tramos que son sustancialmente más blancos”.

Para explicar con los mismos ejemplos del estudio, los residentes de Boyle Heights conducen mucho menos por Beverly Hills, mientras que los residentes de esa ciudad adinerada a menudo manejan por Boyle Heights.

El equipo recomendó elevar los estándares de eficiencia de combustible para autos nuevos y fomentar la electrificación, también cobrar peajes u otras formas de impuestos de congestión para reducir la conducción o generar compensación por sus efectos secundarios negativos.

Recomendó asimismo, como beneficio para todos, que se desalienten por completo los desplazamientos al incentivar a más personas a trabajar desde casa, tal vez a través de créditos fiscales.

Con igual importancia aconsejan “abordar la injusticia ambiental a través del mercado de la vivienda”.

Propusieron que los legisladores autoricen más construcciones residenciales en vecindarios ricos, para reducir así las distancias de viaje. También podrían legalizar la construcción de viviendas más densas y asequibles en vecindarios exclusivos menos contaminados para reducir las disparidades de exposición.

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