‘¡Que alguien nos ayude!’, piden algunos de los trabajadores de limpieza
Conserjes protestan en el Día del Trabajo porque les duplican las responsabilidades sin pagarles más
Javier Zavala se siente desesperado porque su contratista le redujo la jornada de trabajo a solo 3.5 horas, pero le exige que haga lo mismo que hacía cuando trabajaba 8 horas.
“Como todo está muy caro, nos tuvimos que mudar para Tijuana, hace 345 días que mi esposa se alivió, tuvo otro bebé”, platicó Zavala a La Opinión.
Este lunes hizo poco más de tres horas formado para cruzar la frontera, luego manejar por lo menos una hora al lujoso suburbio de La Jolla, donde desde hace cuatro años trabaja en limpieza de lujosos edificios administrativos de la banca.
Pero ni aun con haberse mudado a Tijuana el dinero le alcanza, y le preocupa que él o su esposa pudieran enfermar, “con un horario de trabajo de tres horas y media no nos van a dar servicios de salud”.
“Yo lo que quisiera es que alguien nos ayude”, dijo con tono de desesperación.
Zavala fue uno de por lo menos 70 conserjes o janitors que limpian lujosos edificios en La Jolla y que este lunes primero de mayo, el Día Internacional del Trabajo, protestaron entre edificios sedes bancarias porque los contratistas que les dan trabajo les han reducido los tiempos de labores, pero les han mantenido como a Zavala la carga, o se las han incrementado de otra manera.
“A mí me aumentaron de dos a tres pisos que tengo que limpiar por día”, dijo doña Rosa Cacerez.
Un piso de un edificio que alberga oficinas bancarias o ejecutivas tiene en promedio 11,000 pies cuadrados. La señora calculó que “limpiar tres pisos de estos edificios es como limpiar entre cuatro y cinco casas”, diariamente.
Doña Rosa, quien desde hace una década trabaja en la limpieza de ese tipo de instalaciones apenas logra darse abasto con todo el trabajo, y cuando consigue terminar, le dicen que limpie otras áreas.
“En estos diez años de empleo he visto cómo nos han aumentado el trabajo. A mí y a muchas de mis compañeras se nos ha aumentado en promedio de dos a cuatro pisos, y a otras de tres hasta a cinco pisos por día”, lo que calificó como una exageración de carga de trabajo que se impone a los conserjes.
Doña Rosa reconoce que ha sido “una trabajadora esencial, que trabajé durante la pandemia y con eso ayudé a la economía del estado de California”.
Un coordinador sindical, Sebastián Silva, explicó que la mayoría de las veces, las corporaciones en esos edificios desconocen que a los conserjes les han cambiado de esa forma sus rutinas de trabajo.
“Son empresas que forman contratos a los contratistas, y esos contratistas dan el trabajo a los conserjes según les conviene”, dijo Silva.
Si, por ejemplo, una empresa contratista firma un acuerdo con un banco, para que sus oficinas tengan limpieza mantenimiento todos los días hábiles, de lunes a viernes, el personal del banco desconoce si la empresa contratista hace que el trabajador tenga que cumplir en tres o cuatro horas lo que antes hacía en ocho horas de labores.
En contraste en el primer trimestre de este año una de dos empresas que dan trabajo a esos mismos conserjes, ABM Industries, de La Jolla, tuvo ganancias “mayores que las esperadas” en el trimestre de noviembre, diciembre y enero pasados. Ahora esa empresa está valorada en $1,940 millones, de acuerdo con datos de Wall Street.
Doña Rosa explicó que no quiere perder su trabajo, pero le preocupa que por la carga de labores se pueda cansar y tenga que detenerse; su trabajo es su única fuente de sustento.
Sacó unas anotaciones escritas a mano y comentó cómo ahora que los empleados de las corporaciones han comenzado a regresar a los edificios después de la pandemia, ella y sus compañeras se esfuerzan en tener todas las áreas pulcras, “porque así es como podemos tener protegidos a quienes trabajan en las oficinas y también protegernos nosotras”.
La mayoría de quienes protestaron este lunes entre edificios corporativos fueron conserjes de edad, quienes han trabajado por lo menos entre diez y 15 años en la limpieza de esas instalaciones.
Otros empleados de limpieza en esa misma zona tuvieron que privarse de protestar porque eran horas en que se desempeñaban en las oficinas.
Una empleada de uno de los bancos dijo que nunca antes hubo una protesta entre los edificios corporativos. La manifestación llamó la atención porque las conserjes golpeaban tambores y usaban altavoces.