El estigma de la salud mental de los latinos en el tapete

Como parte de la celebración del Mes de Concientización sobre la Salud Mental, la organización Wellnest Los Ángeles conjuntamente con AltaMed y la Cámara de Comercio Latina de Los Ángeles organizan, para este miércoles 24, una conversación sobre cómo terminar con el estigma en la comunidad latina sobre el tema de la salud mental

988 es el número a llamar para recibir ayuda de salud mental en EE.UU.

988 es el número a llamar para recibir ayuda de salud mental en EE.UU. Crédito: David Ramos | Getty Images

Como parte de la celebración del Mes de Concientización sobre la Salud Mental, la organización Wellnest Los Ángeles conjuntamente con AltaMed y la Cámara de Comercio Latina de Los Ángeles organizan, para este miércoles 24, una conversación sobre cómo terminar con el estigma en la comunidad latina sobre el tema de la salud mental. 

Ya era hora. 

Es un evento válido. Será este miércoles a las 5:30 en el campus de Wellnest Exposition Park, 3787 S. Vermont Avenue, Los Angeles, CA 90007. Pero aunque no pueda acudir, tome nota de lo siguiente: la salud mental de los latinos y el estigma que lo rodea es el blanco de esta reunión. 

Y no es la primera vez. Bajo el liderazgo de Charlene Dimas-Peinado, presidenta y directora general de Wellnest, y una psicoterapeuta licenciada, la organización ha estado promoviendo un cambio en la narrativa sobre los problemas de salud mental entre los latinos. Wellnest, fundada en 1924 en Los Ángeles, es una de las organizaciones de salud de la conducta más antiguas y reconocidas a nivel nacional.

La conversación toca un tema crucial para nuestras vidas como latinos en Estados Unidos. Porque, ¿qué es lo que nos hace latinos? No es la religión, ni el color de nuestra piel, aunque sí el idiom y una cultura que a través de los 20 países de América Latina, se asemeja.  

Según la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales, es “una conexión compartida de afiliaciones religiosas, fuertes lazos familiares, conexiones a redes extendidas y un enfoque resiliente de la vida y el trabajo”.

Una gran parte de esta comunidad habla español. Hay también una conexión compartida de creencias, afectos y sensación de deber con la familia, redes de comunidades enteras y un enfoque especial en el trabajo duro como base para avanzar. 

Ese algo que tenemos en común quienes fuimos inmigrantes en tierras inicialmente extrañas. Y cuando llegamos, a veces con una mano adelante y otra atrás, con los dientes apretados y decidida la barba, seguimos adelante, remontando vientos y otros contratiempos. 

Las circunstancias de la inmigración, las dificultades de la vida, los problemas económicos, la inserción en un país extraño y la falta de comunicación cultural, el rechazo por parte de una minoría xenófoba, racista, causan una proliferación de angustias, ansiedades, tristezas, que luego pueden desbordar, entre otros resultados, en una patología. 

Hasta aquí, no somos diferentes a otros que están pasando o que han pasado por lo mismo. 

Pero sí es característico de nuestra comunidad que la enfermedad mental sea considerada tabú. Una debilidad. Que se oculte. No se habla, no se cuenta, no se comenta y mucho menos se consulta. 

Es un estigma. Una marca de Caín.

En una cultura como la nuestra que venera la resistencia, es un sinónimo de debilidad. 

Y relacionamos la enfermedad mental con la idea de peligro, de un carácter defectuoso, de alguien que se avergüenza a sí mismo y su familia. 

El estigma se convierte en un problema nuevo, por encima de la enfermedad misma. Y la agrava. Los latinos en Estados Unidos “reportan una mayor prevalencia de síntomas psicóticos en comparación con los blancos no hispanos”.

Los números coinciden en que el problema es grave. El 16% de los latinos han reportado una enfermedad mental en el último año, según el estudio de Mental Health America. Son 10 millones de personas, de miembros de nuestra comunidad. 

El problema entonces deriva en que “los latinos subutilizan los servicios de salud mental debido a una serie de barreras socioeconómicas y culturales que reducen su acceso a estos servicios”, según el Journal of Systemic Therapies .

Y sin embargo, muchos de los latinos todavía se sienten más cómodos hablando sobre problemas personales y emocionales con amigos y familia que con profesionales. Pero por lo menos hablan.

Sin embargo, “ la idea de consultar a un psicólogo se está volviendo convencional ,” dijo Charlene Dimas-Peinado. “Pero en la comunidad latina, al igual que en otras como la afroamericana, nativoamericana y LGBT, los valores de disciplina y su capacidad para superar circunstancias traumáticas, que son partes de nuestras identidades, también obligan a las personas con problemas emocionales a guardar silencio”. 

Una vez más, recalcó, eso es lo que hace que sean los grupos más necesitados, porque están en la primera fila de exposición al odio y el racismo.

A iguales conclusiones llega el Community Mental Health Journal. Las consecuencias de no buscar ayuda si se llega tarde: “los miembros de las comunidades latinas tienen muchas más probabilidades de recibir un diagnóstico de esquizofrenia cuando son admitidos en un hospital psiquiátrico en comparación con sus pares blancos. 

Explorando la influencia del estigma en la participación en los servicios de salud mental, los investigadores concluyen que “varios factores, incluidas la desconfianza y las disparidades, impiden que las personas de color aprovechen los servicios de salud mental

Sí, la desconfianza en que el otro, el americano, no nos quiera bien, no nos acepte. Y aunque la desconfianza fuese infundada, puede prevenir que atendamos una dolencia real, concreta, verdadera.

¿Cuáles son las consecuencias del estigma? Graves. Porque quienes sufren se abstienen de buscar ayuda en servicios de consejería o con su médico, y con ello solo se agrava su situación. 

Sin tratamiento, los problemas de salud mental pueden empeorar. 

Según el Journal of Systemic Therapies, también: “la creencia de que una persona es  responsable de sus propios problemas de salud mental se asocia con mayores niveles de estigma”. 

Esta idea de que uno es culpable de su depresión, angustia o esquizofrenia es palpable. Es bastante común la pregunta “pero ¿qué motivo tienes realmente para estar deprimido?” con que un amigo o familiar reacciona cuando la persona que sufre del problema se anima, finalmente y con grandes temores a confiarse. 

En consecuencia, la mitad de aquellos hispanos de 18 a 25 años con enfermedades mentales graves no reciben tratamiento.. 

Como solución, la información, el aprendizaje  y el conocimiento de la realidad son cruciales. Miembros de la comunidad pueden aprender a identificar los síntomas como una afección de salud tratable. Esto a su vez puede disminuir el estigma y aumentar la cantidad de latinos que reciben tratamiento, no solo de salud mental sino también física. Estos esfuerzos son críticos, ya que “existe una amplia evidencia que indica que los latinos esperan hasta el final de la progresión de la enfermedad para buscar ayuda”, según los estudios.

La conversación que organiza Wellnest Los Ángeles conjuntamente con AltaMed y la Cámara de Comercio Latina de Los Ángeles es un paso más en el largo camino para que los miembros de nuestra comunidad tomen en conocimiento del problema y tengan confianza en las soluciones que ofrece la ciencia médica. 

En esta nota

Salud Mental
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain