Abuso laboral, una constante en restaurante de comida rápida: empleados

Familiares y compañeros de Bertha Montes buscan justicia y que las condiciones de trabajo mejoren para todos los trabajadores

La imagen de Bertha Montes, víctima, aparece en la pancarta.

La imagen de Bertha Montes, víctima, aparece en la pancarta. Crédito: Nancy Cruz | Impremedia

Los empleados de McDonalds se declararon en huelga después de que Bertha Montes, de 45 años de edad, dicen, perdiera la vida a causa del extenso abuso que soportó mientras trabajaba para la franquicia.

Ubicado en avenida Gage y calle 3rd en el Este de Los Ángeles, este McDonald’s ha sido el epicentro de una serie de injusticias involucrando violaciones del código de salud, abuso verbal y explotación laboral. 

Montes, a quien se le negó el derecho de irse a casa a pesar de haber estado enferma, fue trasladada al hospital horas más tarde debido a que tenía su corazón acelerado y los ojos irritados. 

Estuvo intubada durante cuatro semanas, tiempo en el que se le realizaron extensos exámenes. Fue después de su muerte que se concluyó que sus pulmones habían colapsado debido a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cuya causa principal es el tabaquismo. 

Montes, quien falleció el Día de las Madres, no fumaba, por lo cual era inusual que hubiera desarrollado tal enfermedad. Sin embargo, es la exposición a productos químicos de limpieza lo que llevó a Montes a desarrollar EPOC causándole la muerte.  

Originalmente fue contratada como cocinera, pero con frecuencia se vio obligada a realizar tareas de conserje. Se le ordenaba dejar sus deberes rutinarios para atender y limpiar cada derrame y desorden que se presentaba. 

Organizaciones y sindicatos como LA County Federation of Labor, The People’s Project y Fight for 15 LA se unieron a la familia y trabajadores como muestra de apoyo. 

Los manifestantes abogaron por el despido de varios empleados de la gerencia, y denunciaron la falta de compasión que, según los trabajadores, resultó en la muerte de Montes. La gerente Victoria (Vicky), la gerente de tienda Teresa y el Asesor de Recursos Humanos e hijo del propietario, Matthew,  son los culpables, gritaban los manifestantes.

“McDonalds, eres una vergüenza”, “¡Fuera,Vicky Fuera!”, “¡Fuera,Teresa Fuera!”, “¡Fuera, Matthew Fuera!” y “Clausurenlo” fueron algunos de los muchos gritos que los trabajadores usaron para exigir justicia y mejores condiciones de trabajo. 

“Nos hacen trabajar cuando tenemos Covid, nos obligan a ir trabajar cuando estamos enfermos. Nos hacen escoger entre ir a trabajar o ser despedidos y obviamente necesitamos el trabajo y tenemos que ir”, dice Elizabeth Juárez, gerente y compañera de trabajo de Montes. 

Juárez, quien tiene dos trabajos y es la cuidadora principal de su padre tras este haber sufrido un infarto de corazón, comparte lo mucho que necesita este trabajo. Ella al igual que Montes, dice haber sufrido una serie de injusticias a manos de esta misma gerencia.

Después de sufrir lesiones graves en un accidente automovilístico, recibió una orden médica que le indicaba no volver al trabajo hasta después de una semana. Sin embargo, esta orden no fue respetada y se vio obligada a regresar de inmediato.

Juárez fue testigo de muchas de las cosas que Montes tuvo que soportar, mientras trabajaba para McDonald’s, como la exposición a químicos tóxicos al tener que lavar los platos.

“Bertha varias veces se quemó. Tuvo una cortada una vez en la mano y la forzaban a que lavara los trastes con químicos. Ella decía que le ardía y al decidir quitarla de ahí, me regañaron”, dijo Juárez.

Sin embargo, Juárez no era la única trabajadora que compartía el mismo mal trato y abuso. Entre los muchos manifestantes, había dos menores de edad que tenían historias similares.

Nayeli Hernández, de 17 años y quien trabajó en este McDonalds por ocho meses, dijo,“tengo asma y en marzo me enfermé mucho. Le pregunté a Vicky, la gerente, si podía irme a casa, pero rechazó mi petición. Tres horas más tarde me enviaron a casa y descubrí que tenía neumonía. Tuve que ser hospitalizada porque mis pulmones se habían cerrado y necesitaba un tanque de oxígeno”.

Esto la empujó a renunciar, ya que la misma gerente le hizo saber que su trabajo no había significado nada y no era apreciada. No respetaban el hecho de que siendo estudiante no podía cumplir con el horario impuesto, ya que demandaban que se presentará por la mañana. 

Hernández también recuerda instancias en las que Montes fue maltratada y no pudo ayudarla. “Cuando el gerente enviaba a Bertha a hacer tareas pesadas, algunos de nosotros tratábamos de ayudarla, pero [Vicky] decía que ella podía, que no necesitaba ayuda. Teníamos miedo de ayudarla porque nos decían, ‘si la ayudas, vas a recibir una penalidad’. La gerente creó miedo dentro de nosotros”, explicó Hernández. 

Sebastian Marke, de 17 años, es otro menor de edad que fue puesto a atender deberes de limpieza junto a Montes. Al igual que ella, recibió el mismo trato y fue obligado a usar los mismos productos tóxicos. 

“Queremos justicia para Bertha y todos los que trabajan. Queremos sentirnos seguros. No queremos estar en constante temor de que podamos perder nuestras vidas. Yo, personalmente, he tenido lejía en las manos, en el pelo, en la ropa. Lo he inhalado. Es peligroso”, dijo Marke.

A lo largo de la huelga, más trabajadores se unieron y compartieron sus propias historias. En el segundo día de la huelga la semana pasada, tres trabajadores fueron encerrados durante casi cuarenta minutos y tuvieron que esperar hasta que llegara mantenimiento para abrir la puerta. 

“Sufrí abuso verbal por parte de la gerencia diciéndome ‘eres un bueno para nada’, ‘eres una pendeja’. Les gusta llamarlo crítica constructiva pero no lo es”, dijo Mariel García. 

Una empleada que trabajó en otro restaurante de McDonald’s durante 18 años compartió situaciones de abuso que ha estado sucediendo durante años y es tiempo de que se haga algo al respecto. 

Hasta el momento McDonalds no ha emitido una disculpa oficial, ni ningún tipo de comunicado en el que hablen al respecto.

“Fui a dejarle una nota a [Teresa, la gerente de tienda] cuando Bertha estaba en el hospital y Teresa solo dijo ‘Que no ves que apenas voy llegando’. Después preguntó, ‘¿ya habló?”, dijo Eulalia Montes, hermana de la víctima. 

Montes logró confesarle a su familia justo antes de morir, sobre el maltrato por el cual ella pasaba todos los días. Se cree que no compartió aquellas experiencias dolorosas con su familia, ya que no quería preocuparlos, especialmente porque ella era la única fuente de ingresos para su madre.

“Mi hija era la que me ayudaba a pagar la renta, los biles y la comida. Vas a la tienda y ya no compras nada con $100. La renta es de $2000 y yo no trabajo. Yo creo que ella no me decía para no preocuparme”, dijo la madre de la víctima.

La inflación y el aumento de los precios de alquiler fueron algunas de las preocupaciones mencionadas durante las protestas. Los trabajadores que han sufrido recorte de horas y bajos salarios, se han visto obligados a trabajar en pésimas condiciones solo para salir adelante.

“Bertha Montes murió. No debería haber muerto para pagar sus cuentas. No deberías haber muerto para poder ganar un salario decente. Esta familia no debería estar sufriendo. Los salarios que pagan aquí tienen a la gente durmiendo en sus autos porque el alquiler es demasiado alto”, dice Sofia Quiñones de la Coalición del Este de Los Angeles y Boyle Heights.

Los trabajadores dijeron que las cosas en McDonalds no ha cambiado. Continúan utilizando productos químicos, los que no solo afecta a aquellos que los manejan, sino a cualquiera que consuma productos de este establecimiento. Los empleados también admitieron haber sido obligados a vender helados que habían caducado, lo que representa una amenaza para la salud pública. 

Mientras tanto, la familia de Montes trata de entender cómo navegar esta nueva realidad a la que se enfrentan. Una página de GoFundMe fue creada por la hermana menor de la víctima, Monica Montes. Por el momento, la familia exige justicia y mejores condiciones laborales para quienes tienen la necesidad de seguir trabajando en la franquicia.

“Somos empleados, no somos animales. Venimos a trabajar, no a que nos insulten. Solo queremos que nos respeten como empleados…”, dijo Juárez. “Yo no miraba a Bertha como otra trabajadora, yo la miraba como familia. Fue una pérdida muy grande. Eso nos motivó a todos a salir y decir ya no más.

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