Terror urbano en las calles del este de Los Ángeles

Un sujeto hispano dispara al azar en tres lugares distintos y hiere a una persona con un arma de grueso calibre en el área de Boyle Heights; critican la manera tan fácil para conseguir las armas de alto poder

Tres tiroteos en tres lugares cercanos en el este de LA.

Tres tiroteos en tres lugares cercanos en el este de LA. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

En el transcurso de una hora y en un radio de menos de una milla, un sujeto hispano armado con un rifle semiautomático efectuó disparos al azar en tres lugares distintos e hirió una persona.

Entre las 6:20 y las 7:20 de la mañana del sábado, el sospechoso hirió a un hombre de unos 30 años, quien caminaba por la acera, entre Mission Road y Zonal Avenue, y se dio a la fuga. El hombre fue herido de gravedad y transportado a un hospital.

“Yo venía a mis terapias cuando la calle estaba llena de policías”, dijo a La Opinión, David Ortiz, un exadicto a la heroína que es tratado en el Centro de Tratamiento e Investigación de Adicciones del Área de la Bahía (BAART), ubicado en el 1701 de la Avenida Zonal.

Ortiz, de 62 años, quien se transporta en silla de ruedas y vive en West Los Ángeles, dijo que, cuando bajó del Uber que lo transportó a la clínica, “Lo primero que pensé es que no quisiera morir en manos de un idiota desenfrenado, ¡qué bueno que ya lo arrestaron para que no pueda herir a nadie más!”.

Un segundo tiroteo se registró el sábado en la intersección de las calles Primera y Cummings, a poca distancia de la Estación Hollenbeck del LAPD.

El sospechoso, de acuerdo con la policía de Los Ángeles, estaba enmascarado y disparó desde el interior de su automóvil y también huyó.

En un tercer incidente, un hombre se escapó de morir el sábado cuando uno de los proyectiles de fuego se estampó en su vehículo.

El autor de los tres atentados parece ser un mismo hombre, de entre 20 y 30 años. Conducía un sedán de cuatro puertas gris o azul que fue ubicado entre las calles Tercera y Gertrude.

“Yo me siento un poco más segura que agarraron al tipo”, comentó Bárbara Lodero, de 54 años de edad, otra paciente en recuperación de la adicción a las drogas en BAART. “Yo creo que también es culpa de los padres de este muchacho porque no revisan si en su cuarto tiene armas”.

A estas tres balaceras se le sumaron los disparos hechos en una fiesta en la playa de Santa Mónica, donde dos niñas, -de 14 y 17 años- resultaron heridas en la parte inferior de sus piernas que no pusieron en peligro sus vidas.

“El tirador se dio a la fuga”, declaró la teniente Erika Aklufi.

El sospechoso fue descrito como un hombre de 5.10 pies de estatura y usaba trenzas. Vestía pantalón negro, camisa blanca y una gorra negra.

“No me siento seguro en ningún lado”, comentó a La Opinión, Ignacio Ortiz, un desamparado de Guadalajara, México, quien vive en una carpa, debajo de la autopista 101 y la calle Mission.

“Los sábados, los chavales andan como locos, se vienen a drogar donde yo vivo; hay unos que sí me respetan y otros no… la semana pasada le pegaron un balazo a un pandillero”, dijo, mientras caminaba con su carrito de botellas y latas de refresco recicladas.

Carlos Miranda, un trabajador de la construcción dijo que en Los Ángeles y en todo el país “hay mucha delincuencia y violencia, y a los criminales no les están dando el tiempo de cárcel que merecen, por eso entran y salen como si nada pasara”.

Parado en la esquina de las calles Primera y Cummings, donde ocurrió una de las balaceras, el hombre guatemalteco dijo que tenia pocas horas de haber salido de la cárcel donde pasó tres meses, a causa de una falsa acusación de intento de asesinato.

“Adentro de la cárcel vi a muchos jóvenes pandilleros a los que n o les importa nada de la vida, y escuchaba sus conversaciones de que no les importa entrar y salir”.

‘Se niegan a hablar de terrorismo interno’

En California, quienes deseen comprar un rifle o escopeta deben tener al menos 18 años para hacerlo. Las personas que quieran comprar armas de fuego deben tener al menos 21 años. Si uno de los padres da su consentimiento, un niño menor de 18 años puede tener una pistola de aire comprimido, e, independientemente de la edad, todos los que compran un arma de fuego de cualquier tipo deben pasar una verificación de antecedentes.

“Las leyes no están previniendo la proliferación de las armas; hay una gran proliferación en el tráfico ilegal de armas sin numeración”, criticó Miguel Tinker Salas, catedrático de Historia Latinoamericana y Estudios Chicanos en Pomona College de Claremont.

“El aumento de las armas en manos de civiles ha aumentado drásticamente por ese sentimiento de la importancia de armarse, en caso de que el Estado tome acciones y los intereses de la maquinaria económica y el cabildeo que representa la Asociación Nacional del Rifle se vean comprometidos”, explica.

“Hay una proliferación de las armas de alto calibre AR-15 y las llamadas “armas fantasmas”, añadió. “Esperar a nivel federal leyes que regulen la venta de armas es como esperar a que caiga maná del cielo; a ello se suma que la derecha promueve que estamos al borde de una debacle, que habría una guerra civil e instan a la gente a que se arme”.

Tinker Salas expresó que en efecto, en Estados Unidos sí se vive un “terrorismo urbano”, que se incrementó después de los mortales ataques de Timothy McVeigh, en abril de 1995, cuando el exsoldado y guardia de seguridad hizo explotar un camión frente al edificio federal Alfred P. Murrah en Oklahoma City. Murieron 168 personas, incluyendo 19 niños y muchos más resultaron heridos. McVeight murió después que le aplicaron una inyección letal en junio 11 de 2001.

“El tema del terrorismo nacional existe con las matanzas que hay casi a diario”, dijo el catedrático. “En Florida, California y todo Estados Unidos critican al terrorismo en el exterior, pero se niegan a llamarle terrorismo interno a lo que sucede aquí”.

Prohibición de las armas

En 2021, arrestos por homicidios y por posesión de armas aumentaron 37 por ciento y 70 por ciento, respectivamente, según el reporte de criminalidad e iniciativas del LAPD.

En ese año, el departamento retiró casi 9,000 armas de fuego de las calles, la tasa de esclarecimiento de homicidios aumentó del 56 por ciento al 66 por ciento. Además, hubo 5,441 arrestos relacionados con armas en 2021, lo que representó un aumento del 53 por ciento desde 2020 (3565 arrestos).

“Yo estoy a favor de que se prohíban las armas automáticas y semiautomáticas, porque no tienen lugar ni espacio en áreas civiles, porque deberían ser de uso exclusivo del ejército o para operaciones especiales de la policía”, declaró Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate. “En cualquier otra nación civilizada esas armas no están permitidas”.

Sanabria expuso que “el poderoso cabildeo” de la Asociación Nacional del Rifle ha influido decididamente para la fabricación de todas las armas que hay en centros urbanos, “y que caen en manos de personas con problemas mentales, psicológicos o mentes criminales que hacen mucho daño a nuestras comunidades”.

Joanna Terrero, una mujer hondureña de 73 años, opinó que las armas poderosas o de alto calibre deberían estar solamente en poder del ejército.

¿Cómo puede ser que a un joven que apenas va comenzando a vivir le den la oportunidad de tener un arma de grueso calibre y convierta las calles en sitios de guerra para herir o matar gente inocente?”, se preguntó.

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