Baja la violencia armada, pero persiste la disparidad racial de las víctimas

Latinos y afroamericanos tienen más probabilidades de morir por disparos una persona blanca

Latinos y afroamericanos tienen más probabilidades de ser víctimas de una arma de fuego.

Latinos y afroamericanos tienen más probabilidades de ser víctimas de una arma de fuego. Crédito: CHIP VINCENT | Cortesía

California destaca del resto de todo el país en prevenir la violencia con las amas de fuego, pero la disparidad racial de las víctimas, especialmente los afroamericanos y los latinos, persiste en todo el estado, de acuerdo con estadísticas que proporcionó este martes en Los Ángeles el fiscal general Rob Bonta.

“Un niño afroamericano en California tiene 15 veces más probabilidades de morir por disparos de armas de fuego que un niño de raza blanca”, dijo el fiscal.

Es una desproporción notable porque la comunidad afroamericana en el estado es de solo el 5 por ciento, mientras que la blanca es ahora del 35 por ciento.

Cinco de cada 10 adolescentes que mueren en California por la violencia armada son afroamericanos, dos de cada diez son latinos.

En contraste, los adolescentes blancos y asiáticos que mueren por disparos son prácticamente una de cada 20 víctimas.

Pero el 79 por ciento, prácticamente ocho de cada 10, adolescentes hospitalizados con heridas de armas de fuego en California, son latinos, y les siguen en número los afroamericanos.

Nueve de cada 10 heridos con armas de fuego son varones, de sexo masculino, y la mayoría son pobres, pues el 73 por ciento de los hospitalizados heridos de disparos tienen seguro de salud a través de programa de asistencia médica social MediCal.

“Esto es indicador de que la violencia con armas impacta desproporcionadamente a personas que tienen menores ingresos y menos seguridad económica”, dice el primer reporte que presenta la nueva Oficina de Prevención de la Violencia Armada.

Bonta destacó que es la primera oficina de su tipo en el país y que al hacer cumplir conjuntamente las leyes de California para prevenir la violencia armada, ha tenido buenos resultados, especialmente si se comparan con la tendencia en aumento de la violencia armada en el país.

“La violencia armada es una enfermedad de Estados Unidos y que infecta nuestras comunidades y traumatiza a nuestras familias”, declaró el fiscal.

Dijo que la información estadística de prevención que presenta la nueva oficina de California servirá como indicador para elaborar nuevas legislaciones y programas.

Entre otros datos importantes sobre el condado de Los Ángeles, el más poblado en el estado, se encuentran cifras que confirman que, aunque lo ideal sería erradicar la violencia con armas de fuego, los angelinos se encaminan en esa cirección.

El condado de Los Ángeles se ubica en el lugar 12 en cuando a homicidios con armas de fuego, entre los 58 condados en el estado. Esto se traduce en menos de cinco homicidios para cada cien mil residentes.

Las cifras son mucho mejores respecto homicidios con armas de fuego en el condado de Los Ángeles; el condado está en la posición 54 entre 58 condados, con cerca de tres suicidios por cada cien mil habitantes.

Pero el fiscal destacó que en la cruzada de California por prevenir la violencia armada, el estado también tiene sus bajas.

Aunque Bonta no identificó a nadie en particular, en Los Ángeles hace menos de tres semanas desconocidos dispararon contra un voluntario en un evento en que, paradójicamente, se promovía la prevención de la violencia con armas de fuego.

José Quezada, un residente de Carson de 46 años de edad, que trabajaba como voluntario en la campaña “Summer Night Lights” en Wilmington, pereció por disparos de arma de fuego el 28 de julio; otras tres personas resultaron heridas en el atentado.

Es el tipo de violencia que persiste aunque en niveles muchos más bajos que en el pasado, gracias a una combinación de leyes preventivas de California.

“California solía una de las más altas tasas de muertes por armas de fuego; hace treinta años, la tasa de homicidios con armas de fuego en California era la tercera más alta del país y rebasaba al menos 50 por ciento al resto de Estados Unidos, y la tasa de suicidios con armas de fuego de California era similar al resto del país”, dice el reporte que presentó el fiscal.

Las estadísticas más recientes, sin embargo, las del 2022, las muertes por armas de fuego en California fueron 43 por ciento más bajas que en el resto del país, y en particular los homicidios por armas fueron 33 por ciento menos que en el resto de Estados Unidos.

La presidenta del Instituto nacional Brady contra la violencia armada, dijo en reacciones a La Opinión que “gracias al fiscal Bonta y la Oficina de Prevención de la Violencia Armada de California, hemos ampliado enormemente el conocimiento sobre cómo esta crisis de salud pública afecta al Estado Dorado”.

Dijo que “este informe, que destaca tanto los éxitos como los desafíos, es un gran paso hacia el progreso en la lucha por prevenir la violencia armada. Ya sea en cambios culturales o en acciones legislativas, Brady confía en que los cambios iniciados por este análisis crucial tienen el potencial de salvar vidas”.

Paul Carrillo, el vicepresidente del Centro GIFFORDS para la Intervención de la Violencia en California, coincidió en que el esfuerzo se traduce en salvar vidas, aunque no existen las estadísticas de cuántas muertes se previenen.

“Las vidas salvadas a través de estos esfuerzos no se pueden cuantificar simplemente en números; son las hijas y los hijos que ahora tienen la oportunidad de un futuro mejor”, dijo Carrillo.

Instó a abordar de frente desafíos como el tráfico de armas entre estados que involucra a California y el fenómeno de la inusitada venta de armas durante la pandemia.

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