Más hambre en Los Ángeles

Ya son 875,000 personas las que reciben ayuda del Banco Regional de Comida; carestía de alimentos, reducción de ayuda de Cal-Fresh, bajos salarios y vivienda cara son factores de la crisis

Beatriz Ortiz (der.) y Sofía Cervantes llevan comida para 10 familias del Este de Los Ángeles.

Beatriz Ortiz (der.) y Sofía Cervantes llevan comida para 10 familias del Este de Los Ángeles.  Crédito: FOTOS: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Bertha Márquez es una madre de familia que se ha convertido en víctima indirecta de la huelga de escritores de Hollywood, por lo que tuvo que acudir a registrarse como usuaria de los servicios solidarios del banco de comida que ofrece desde 1972, St. Francis Center, en la zona céntrica de Los Ángeles.

“No hay eventos y no hay trabajo; la cosa se puso difícil”, dijo la señora Márquez. “Desde hace dos semanas estoy yendo a lugares donde hay comida [gratis]”.
Ella trabaja limpiando las mesas y los baños, pero, de la noche a la mañana escaseó el trabajo. De los $150 que gastaba semanalmente en la comida para su hogar, ahora solo gasta la tercera parte.

Así como en St. Francis Center ha aumentado la demanda de alimentos entre un 20% y 30%, en todos los bancos de comida se ha disparado la necesidad.
“El dinero no le alcanza a la gente, y en los trabajos no pagan lo suficiente para vivir”, dijo a La Opinión ,Amy Gudiño, coordinadora de voluntarios.

Septiembre es el Mes de Acción contra el Hambre
De acuerdo con directivos del Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles, “es crucial para crear conciencia sobre uno de los problemas más apremiantes: el hambre y la inseguridad alimentaria”.

La campaña de un mes de duración no es sólo un llamado a la acción, sino también una oportunidad para arrojar luz sobre el asombroso número de personas que tal vez no sepan de dónde vendrá su próxima comida.

Solamente en el condado de Los Ángeles, dos millones de personas luchan contra la inseguridad alimentaria.

Adultos desnutridos
El hambre afecta a personas de todos los ámbitos de la vida. Los niños que experimentan inseguridad alimentaria tienen más probabilidades de enfrentar dificultades en la escuela, lo que lleva a un ciclo de oportunidades y potencial limitados.

El hambre tiene un impacto en cascada en comunidades y economías enteras, ya que puede aumentar los costos de atención médica, reducir la productividad laboral y perpetuar la pobreza.

Expertos de la Sociedad Estadounidense de Nutrición (ASN) compartieron recientemente que los adultos mayores que enfrentaron inseguridad alimentaria experiementaron deterioros cognitivos más en comparación con sus contrapartes con seguridad alimentaria.

El reporte indica, que los adultos mayores que padecen inseguridad alimentaria tienen más probabilidades de luchar contra la desnutrición, la depresión y los impedimentos del funcionamiento físico.

El Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles trabaja con más de 600 agencias asociadas para garantizar que nadie pase hambre en el condado de Los Ángeles. Desde comidas de fin de semana para niños a través del Programa BackPack hasta entregas a domicilio para personas mayores, el Banco de Alimentos y sus agencias asociadas distribuyeron 110 millones de libras de alimentos y productos en 2022, el equivalente a 88 millones de comidas.

¡Mamá, ahí viene la comida!
Michael Flood, presidente y director ejecutivo del Banco Regional de Comida, declaró a La Opinion que, después de que el gobierno federal terminó en marzo la ayuda adicional de CalFresh -o SNAP-, el organismo vio un incremento del 9% en el número de personas que requieren ayuda con alimentos, hasta totalizar 875,000 en la actualidad.

El promedio de reducción a nivel nacional fue de $95, pero, en California, el golpe al bolsillo de las familias promedió entre $105 y $163 menos. Una familia de cuatro miembros que recibía $844, ahora obtiene $739 mensuales.

“Es trágico que la gente siga sufriendo de hambre”, dijo Michael Flood, quien narró que uno de los choferes de la organización iba a realizar una entrega de alimentos y le contó que una niña salió corriendo de su casa para gritar de alegría ¡Mamá, ahí viene la comida!

Flood, quien ha servido en el Banco Regional de Comida, desde el año 2000, manifestó que las necesidades y los retos para que los niños y los ancianos no se vayan a dormir sin haber probado al menos un bocado “es real y está sucediendo”.

Consideró que, además de la reducción de ayuda en “estampillas de comida”, la gente está teniendo dificultad para cubrir sus necesidades básicas, y uno de los grandes retos es el alto costo del alquiler y la falta de vivienda asequibles, porque las familias deben apartar al menos un 40% de su salario, tan solo para el pago mensual de la renta.

“La mayoría de quienes buscan asistencia son familias trabajadoras”, dijo el directivo. “Se tiene que hacer más para contar con vivienda asequible. Ese es un factor insoportable para las familias”.

“Barren” con la comida
“La gente de la comunidad vino y barrió con la comida”, manifestó el pastor Mario Rivera, de Monte Sion Center, un banco de comida del Este de Los Ángeles.

Una de esas personas fue Yesenia Pérez, quien manejó desde la ciudad de San Pedro hasta ese lugar para llevar una gran cantidad de frutas y legumbres, además de pan de trigo y leche.

La cajuela y los asientos traseros de su automóvil iban al tope de los alimentos que repartiría a su numerosa familia de Rosarito, Baja California, en México.

“Trato de ir cada mes a visitar a la familia, y ahora me fue bien porque, además, me regalaron ropa”, comentó la mujer.

Por un donativo simbólico de $8.00, se llevó alimentos que le hubieran costado entre $200 y $300 en cualquier supermercado.

“Este viernes vinieron unas 50 familias, de modo que la ayuda será para un total de 150 a 200 personas”, calculó Josué Girón, sobrino del pastor Mario, y encargado de la bodega de Monte Sion.

Su prima, Karla Rivera, informó que, en base a los altos costos de los alimentos en las tiendas de autoservicio y supermercados, y los bajos salarios, no duda aumente al doble la necesidad en los próximos meses.

“A nosotros el Banco Regional de Alimentos no nos da nada”, manifestó. “Hay organizaciones como Food Forward y Feed the Children, además de Danone y agricultores de California quienes nos ayudan a ayudar a la gente”.

“Yo sé lo que es tener hambre”
Silvia Barrera, su excuñada Beatriz Ortiz y su sobrina, Sofía Cervantes consiguieron comida para 10 familias en un banco de comida del Este de Los Ángeles.

Llevaban grandes cantidades de lechuga mandarinas, ensalada de col, apio, leche, pan y diversos artículos.

“Yo sé lo que es tener hambre”, dijo Silvia, de 59 años. “Cuando estaba chiquita mi abuelita Francisca me arrullaba y me decía: duérmete, porque no hay nada que comer”.

“Yo tuve ocho hijos y aunque sea les daba pan o tortilla remojada con agua o leche”, añadió Beatriz Ortiz, originaria de Oaxaca. “Ninguno se me murió de hambre”.

Se duplica la necesidad en Eastmont Community Center
“La ayuda desde Covid-19 no se ha calmado y ahora, más familias están buscando ayuda con alimentos y comida”, dijo Isaías Hernández, director ejecutivo de Eastmont Community Center, un banco de comida donde, además, brindan educativos, de servicios sociales, de salud y bienestar.

Hernández declaró a La Opinión que, ante la necesidad imperante, están invirtiendo más recursos en obtener y distribuir más comida.

De hecho, señaló que, en las instalaciones ubicadas en el 701 de la Avenida Hoefner, en el Este de Los Ángeles, de 100 familias que atendían cada mes, ahora son 200 cada semana.

En esta zona no incorporada del condado de Los Ángeles, el ingreso familiar medio es de $53,194, aproximadamente un 27 % menos que el ingreso familiar medio del condado de Los Ángeles, que es de $68,000.

Sin embargo, en el combate a la inseguridad alimentaria, Hernández dio a conocer que el 17.6% de los residentes a quienes ayudan en el Este de Los Ángeles, viven por debajo del nivel medio de la línea de pobreza, en comparación con el 13.4% promedio del condado.

Casi el total de los beneficiarios son hispanos o latinos (96%), y casi la mitad no han completado su educación secundaria, y el 86% de los adultos se consideran “lingüísticamente aislados”, es decir, solamente hablan español.

“Hoy en día, el centro apoya anualmente a casi 5,000 familias y hogares de personas mayores a través de programas, servicios y eventos comunitarios”, dijo Hernández. “La misión de la organización es mejorar la calidad de vida de todos”.

En el Eastmont Community Center se proporcionan más de 200,000 libras de alimentos como distribuciones de alimentos de emergencia para familias necesitadas.

“Usamos fondos privados y de corporaciones”, indicó el director del centro comunitario.

Los artículos recibidos son donados por el Banco Regional de Alimentos de Los Ángeles y tiendas de comestibles y tiendas de alimentos locales como Pizza Hut, Target, Food 4 Less y Walmart.

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