Inauguran biblioteca para niños en la Cárcel de Hombres del condado de Los Ángeles

Organización filantrópica y autoridades del alguacil en LA buscan aumentar y mejorar la relación de padres e hijos a través de los libros

Veearae Pérez lee un libro a su abuelita, Esperanza Mejía, en la nueva biblioteca en la Cárcel Central de Hombres del condado de Los Ángeles.

Veearae Pérez lee un libro a su abuelita, Esperanza Mejía, en la nueva biblioteca en la Cárcel Central de Hombres del condado de Los Ángeles. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Cada vez que su madre o su abuelita visiten al padre de Veearae Pérez, la pequeña de 10 años ya no se aburrirá demasiado en la sala de espera, porque la Cárcel Central de Hombres del condado de Los Ángeles ya cuenta con una biblioteca para niños

“¡Mi papi es bueno y es gracioso!”, dice la niña, a La Opinión. “Cuando hablamos por teléfono, oramos juntos y yo le pido a Dios que lo cuide y que me cuide a mí”.

Acompañada de su abuelita, Esperanza Mejía, una trabajadora social, la niña se sentó a leer un libro en las mesitas dispuestas para la lectura.

La niña ha pasado la mitad de su vida sin su padre, Vincent Pérez, quien fue encarcelado hace cinco años. Los cargos en su contra no fueron revelados.

“Mi nieta vive con su mamá, pero yo la veo triste”, cuenta la abuela de la niña, quien va a una escuela primaria de Redondo Beach. “Le hace mucha falta su papá”.

Gracias a Gordon Philanthropies, la biblioteca -instalada en la sala de visitas de la cárcel- fue dotada de 1,000 libros

La niña Veearae Pérez, su abuelita Esperanza Mejía y Daniel Gordon, fundador de Gordon Philanthropies.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Los creadores del programa consideran que, a través de la lectura, los niños podrían vincularse aún más con sus padres encarcelados.

“Yo he sido muy afortunado en mi vida. He tenido muchas ventajas, educativas, profesionales y otras”, dijo a La Opinión, Daniel Gordon, fundador y director de Gordon Philanthropies. “Y creo que es importante reconocer que todos tenemos un papel que desempeñar para ayudar a los demás, especialmente a las personas que se encuentran en las circunstancias más difíciles”.

Leer, un derecho humano

Bajo el programa denominado “Comunidades que leen juntas, crecen juntas”, la organización filantrópica reconoce la necesidad de conocer y ayudar a los estudiantes y familias que viven en códigos postales identificados donde la mayoría vive por debajo del umbral federal de pobreza.

“Todos queremos que todos los niños triunfen”, añadió Daniel Gordon. “Se trata de reconocer a los hijos de personas encarceladas, que son realmente las víctimas de ese proceso”.

De ahí viene la idea de ayudar a los niños a mejorar sus logros educativos, para que establezcan relaciones con sus padres y compartan una experiencia leyendo un libro y comprendiendo el valor de la educación.

Cárcel de Hombres en el centro de LA.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

“Cuando los niños vengan aquí [a la biblioteca] descubrirán el amor por la lectura”, afirmó Gordon. “Sabemos la importancia de la lectura para el desarrollo y el rendimiento académico. También sabemos lo importante que es la educación para los resultados en la vida y en la sociedad, para poder conseguir un buen empleo y tener éxito”.

Entre los invitados a la apertura de la biblioteca se encontraba el alguacil Christian Bacilio, de 38 años, quien relató a La Opinión que, cuando él tenía aproximadamente cinco años, José, su padre, estuvo encarcelado.

“Era el tiempo en que le daban de dos a tres meses a la gente por cosas menores”, dijo Bacilio.

Sin embargo, su padre los crio bien a él, y a su hermano Edgar. Christian es agente del alguacil y su hermano es oficial del LAPD.

El oficial del orden reconoció que un edificio carcelario puede resultar “muy frio e intimidante” para las personas, sobre todo para los niños, “pero ahora, cuando vengan, van a tener un lugar para jugar y leer libros”.

La filosofía de Gordon Philanthropies dice que la lectura es un derecho humano y su objetivo es poner libros gratuitos en manos de estudiantes cuyas circunstancias financieras familiares no les permitan comprarlos.

“Siempre que vengo [a la cárcel], mi niño me dice, “Mami, a qué hora nos vamos a ir. Estoy aburrido”, comentó Sophia Pérez, madre de Niko Fernández, cuyo papá, Vincent Pérez está recluido en la Cárcel Central de Hombres del condado.

Para ella y familias como la de Arielle Bingley, ser parte de la biblioteca de la cárcel será la primera vez que la lectura en ese lugar se convierta en un tema central en el que incluye a su pequeña Khloe Williams, de nueve años.

“El [Kerry Williams[ ha sido un buen padre para mi hija”, valoró la señora Bingley.

Ella informó que el señor Williams ha apelado el caso criminal de asesinato en el que presuntamente está involucrado.

Sin embargo, al menos una vez al mes la pequeña Khloe acompaña a su abuela para visitar a su padre, de quien está separada desde los 11 meses de nacida.

“En el Día del Padre, él le leyó un libro y le envió la grabación a ella”, dijo Arielle Bingley. “Eso permite la conexión padre e hija”.

Amor por la lectura

Para muchas familias que han sido parte del programa de lectura de Gordon Philanthropies, el amor por la lectura se ha convertido en un tema central como familia.

Según las investigaciones, los expertos aseguran que proporcionar libros y capacitar a los estudiantes para que elijan sus libros aumentará las habilidades de lectura y comprensión.

“Se ha comprobado que los niños que leen más tienen mejor rendimiento académico y desarrollo de su mente”, dijo Catherine Reyes-Higueros, portavoz de la organización filantrópica, a La Opinión. “Cuando los niños van creciendo, no están ansiosos y psicológicamente los mantiene saludables”.

Por su parte, el alguacil Robert Luna, además de reconocer que la lectura en la biblioteca de la cárcel incentivará a los niños para explorar su imaginación, “les creará un vínculo con sus seres amados en tiempos difíciles”.

El conocimiento es poder

El teniente Raphael Rodríguez, de la Oficina de Servicios para Reclusos, es uno de los ejes principales del programa de grabación de audios de las personas detenidas, las cuales son enviadas como regalo a sus hijos, a través de la organización filantrópica que donó los libros para la biblioteca.

“Sabemos que los padres juegan un papel muy importante para los niños, es por eso que, de alguna manera, nosotros queremos darles las herramientas para ello, para que a través de la lectura puedan mantener una relación”, declaró Rodríguez, a La Opinión.

“En nuestro Departamento del Alguacil queremos construir esa comunidad para padres e hijos, porque así podríamos comenzar a alejar a los niños [en el futuro]de la cárcel”.

Rodríguez, quien es padre de familia, solía ser voluntario en las escuelas y en competencias de futbol y de natación, encaminando por el bien a los niños y jóvenes.

“Por eso es importante que ayudemos a los niños para que puedan avanzar en la vida”, expresó, con la esperanza de que el programa de la biblioteca en el interior de la cárcel ayude a los reclusos y que motive a los niños en la lectura.

“El conocimiento es poder y el programa de lectura que teníamos en el Día del Padre dio un paso adelante. Hoy tenemos que empoderar también a los niños con ese conocimiento que les ayudaría a empoderarse psicológica, mental o físicamente”.

Rodríguez informó que en la Cárcel Central del condado hay aproximadamente 5,000 reclusos, pero tienen la idea de abrir más bibliotecas en otras instalaciones carcelarias, hasta cubrir al total de 17,000 internos.

Uno de ellos es Vincent Pérez, el papá de Veearae Pérez, a quien la niña dice extrañar y querer” ¡Más allá de la luna!”.

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