El fútbol de potencia, una opción para jugadores especiales en Burbank

Kathryn Barger, supervisora del distrito 5 del condado de Los Ángeles, presentó el domingo un cheque de 40 mil dólares en apoyo al Programa de Deportes Adaptados de la Ciudad de Burbank en el Centro Recreativo McCambridge de la misma ciudad.

Estos fondos se utilizarán para comprar equipos de movilidad para que los miembros de la comunidad con necesidades especiales puedan seguir participando en programas deportivos divertidos y saludables.

“Los fondos que utilizan este tipo de programas no habrían calificado por el lenguaje que no estaba escrito para la movilidad, pero cambiamos nuestros criterios sobre cómo asignar los fondos para incluir ahora la interacción adaptativa en los deportes”, explicó Barger. 

La supervisora espera que Burbank sea una ciudad de tantas en el condado de Los Ángeles que aprovechen la posibilidad de armar programas para grupos que muy a menudo son ignorados. 

Konstantin Anthony, alcalde de la ciudad de Burbank y defensor de la comunidad de discapacitados, también estuvo presente y habló sobre los beneficios del programa.

“Estos deportes no sólo proporcionan beneficios físicos sino que también contribuyen a mejorar el bienestar mental, aumentar la confianza en uno mismo y la integración social de las personas con discapacidad”, dijo Anthony.

Un poco antes de que acabaran de mover el podio, los atletas del fútbol de potencia comenzaron a pasar el balón gigante de color azul con el que juegan.

Uno de los atletas era Chase Martínez que lleva un poco más de seis años participando en este deporte. 

De acuerdo con el atleta, el fútbol de potencia se juega en una silla de ruedas eléctrica que está más cerca del suelo que las sillas normales, y también lleva una jaula de metal alrededor de la silla y las ruedas para poder pegarle al balón. 

Agrega que las sillas que usan para jugar se sienten como un carro de Fórmula Uno, comparado a las sillas de ruedas que se usan normalmente. 

“La razón por la que me gusta el fútbol de potencia es porque soy muy competitivo y amo los deportes”, dijo Martínez. “Y cuando mi mamá encontró este deporte para mí, lo amé al instante”.

El joven es parte del equipo Los Angeles Soccer Club (LASC) y los últimos dos años ganaron el campeonato en una competencia nacional en Fort Wayne, Indiana. 

Afuera de la cancha los integrantes del equipo, quienes padecen de Distrofia Muscular de Duchenne (DMD), se comunican y hasta se conectan para jugar videojuegos en línea como Fortnite. 

Esta enfermedad es un trastorno genético caracterizado por una degeneración y debilidad muscular que son progresivas, todo esto debido a las alteraciones de una proteína llamada distrofina que ayuda a mantener intactas las células musculares.

Por lo general afecta sólo a los niños, aunque las niñas pueden portar el gen Duchenne sin alteraciones.

La esperanza promedio de vida de una persona con DMD es de 27 años.

En el 2018 Armando Ornelas, el actual entrenador del equipo, perdió a su hijo, Kyle Ornelas, debido a complicaciones de dicha enfermedad. 

Inicialmente, el padre de Kyle había empezó a involucrarse en el deporte como árbitro para apoyar a su hijo, pero después tuvo la oportunidad de ser entrenador.

Kyle, antes de morir a los 23 años, había empezó un programa para el fútbol de potencia para la juventud y todos los jóvenes que ahora son parte del equipo asistieron al programa y conocían al hijo de Armando.

“Conocían a Kyle y tratamos de mantener viva su memoria. Él es una gran razón por la que sigo haciéndolo”, dijo el padre. “No puedo alejarme del equipo porque este grupo fue inspirado por Kyle, así que es un grupo especial para mí”. 

Para muchos padres como Armando que tienen hijos que padecen de la enfermedad genéticaa, el fútbol de potencia es algo que les trae alegría a sus vidas porque es uno de los momentos en que sus hijos tienen la libertad de involucrarse y divertirse con otras personas.

José Juan González es el padre de Jonny, quien es parte del equipo y está muy agradecido de poder inculcar este deporte a su hijo.

En ocasiones, el padre de Jonny hasta se mete en una silla de ruedas para practicar con los jóvenes. Él juega de portero y ya se ha dado cuenta de lo difícil que es jugar en la silla de ruedas, aunque los jóvenes parecen hacerlo con gran facilidad.

“Me gustaría que la gente tratara de involucrarse un poco, al menos poniéndole atención a todo lo que ellos hacen”, dijo González. “Por ejemplo, asistir de vez en cuando a algún juego de estos niños en las competencias; estoy seguro que eso les ayudaría mucho para inspirarlos más”.