En esta comunidad mexicana hasta los niños se levantaron en armas contra el narco

Acatlán del Río, una población ubicada en el estado de Guerrero sufre de los constantes ataques del cártel de La Familia Michoacana, por lo que hasta los más chicos defienden con rifles y pistolas lo poco que les queda

Niños armados

Los menores saben que, de ser necesario, deben utilizar las armas para defender a su familia. Crédito: Pedro Pardo | AFP / Getty Images

El estado de Guerrero es una de las entidades mexicanas que más sufren por la violencia del crimen organizado, debido a que diversos cárteles de la droga se disputan el control del territorio y uno de ellos es La Familia Michoacana.

Este grupo criminal tiene influencia en varias comunidades del estado, y en otras busca desterrar a sus pobladores a base de sangre y fuego, mediante el uso de drones que lanzan explosivos y llegan a impactar en las casas.

Tal es el caso de Acatlán del Río, una población ubicada en el municipio de Heliodoro Castillo, en donde los ataques se dan casi a diario provocando el éxodo de familias enteras, aunque algunos se oponen a dejar sus hogares y resistir los embates del cártel.

Hasta ese lugar acudieron reporteros de Grupo Milenio, quienes presenciaron cómo los pocos habitantes que quedan, incluyendo a menores de tan solo 12 años portan rifles y pistolas para defenderse de los narcos.

De acuerdo con el medio mexicano, uno de estos jóvenes, identificado solamente como Alan, apenas puede sostener un rifle debido a su baja estatura y su delgadez, pero sabe que de ser necesario lo tiene que utilizar para defender a su madre y hermanas.

Tal es la violencia con la que actúa La Familia Michoacana en Acatlán del Río, que hay días en los que arrojan hasta 25 bombas desde drones, por lo que varias propiedades han resultado afectadas, según confirmó Milenio.

“Tendrá unos 15 días que cayó una bomba y nos dañó el techo de la primaria… Desde que comenzó todo esto los maestros ya no quisieron dar clase. No sé exactamente qué día, pero desde febrero los niños dejaron de tener clases: los de secundaria y los de primaria, todos pidieron sus cambios, ya no querían estar aquí”, detalló una mujer al medio mexicano.

Si acaso los delincuentes no han tomado por completo esta población, es gracias a los pocos habitantes que quedan, entre ellos los menores de edad, que están dispuestos a defender el poco patrimonio que les queda.

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