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Miles de trabajadores de hospitales del condado de Los Ángeles tendrán seguro médico; su lucha de casi 15 años rindió frutos
María Blanco lloró de alegría cuando las cinco mujeres que componen la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles eliminaron finalmente cualquier resquicio legal que impedía que unos 1,600 trabajadores obtuvieran un seguro médico al 100%, por el que han luchado desde hace más de una década y al que se opusieron políticos como la supervisora Gloria Molina, recientemente fallecida.
“Mis compañeros y yo lloramos de emoción”, recuerda María. “Ahora sí el DHS (Departamento de Salud Pública del condado) ya no puede poner excusas, porque, además, habíamos fijado el sábado (6 de diciembre) para irnos a huelga si no se resolvía nada”.
Por casi 13 años, esta mujer nacida en Mexicali, Baja California y centenares de trabajadores de limpieza, de servicio de comida en cafeterías y de seguridad en hospitales, lucharon por equidad en la atención médica.
El 5 de diciembre, gracias al liderazgo de las Supervisoras Janice Hahn, Hilda Solís y Kathryn Barger, y con el respaldo de sus homologas Holly Mitchel y Lindsey P. Horvath, aprobaron de forma unánime una moción aclaratoria que garantiza la cobertura médica para los 700 empleados sindicalizados del SEIU-USWW, que dirige David Huerta, y los 1,200 trabajadores. De la misma forma, evitaron la huelga.
La moción cerró un vacío legal en una moción previamente aprobada que permitía a los empleadores subcontratistas del condado, negar atención médica a los trabajadores contratados.
Sobre las bases de negociaciones del sindicato y las empresas subcontratistas, el seguro médico podría hacerse efectivo desde el 31 de marzo de 2024.
Hahn y Solís fueron vitales
Huerta, presidente del sindicato, aceptó que la situación de los trabajadores era “irónica”, porque autoridades y funcionarios de salud del condado siempre han hablado de injusticias en la cobertura médica de las minorías, les consideraron “trabajadores esenciales” durante la pandemia, protegieron con su trabajo a miles, pero ellos mismos no podían cuidarse a sí mismos, por estar varios años sin contar con seguro médico.
“Es por eso por lo que reconocemos el liderazgo de las supervisoras Hahn y Solís”, dijo Huerta. “Gracias a gente como ellas fue posible que trabajadores en hospitales tendrán cobertura de salud. Ellas y la supervisora Barger fueron firmes en su voto y al final su respaldo fue unánime”.
Justamente, María, de 51 años, quien sufre de diabetes y se le han caído dos dientes y tres muelas, pero no tiene los $25,000 que se requieren para ser atendida por un ortodoncista, fue una de miles de personas infectadas por Covid-19.
“Durante 15 días me estuve cuidando con tés y remedios caseros”, dijo la trabajadora de limpieza de Los Angeles General Medical Center, donde ha trabajado por 14 años. “Mi infección fue asintomática, pero tenía mucho dolor de cuerpo, se me fue el sentido del gusto y del olfato; no podía respirar bien, pero no podía darme el lujo de ir a un hospital, porque no tendría dinero para pagar una factura de miles de dólares”.
Casos como el de María Blanco y miles más similares son los que motivan a David Huerta a seguir la lucha sindicalista.
“Me duele ver que, en un condado con tanta riqueza, tan grande y en un país tan rico, trabajadores esenciales como Blanca, que hacen su trabajo con todo amor, orgullo y responsabilidad no sea tratada con el mismo sentido de un ser humano esencial”, dijo Huerta, a La Opinión.
“Por eso es tan importante que la clase trabajadora sea parte de una unión y que se organice en su lugar de trabajo, porque unidos hacemos la fuerza”, añadió.
La medida, defendida por la supervisora Janice Hahn y de su coautora, la supervisora Hilda Solís, fue resultado de más de una década de defensa y organización de los trabajadores por la justicia. después de que se les negó una cobertura asequible y de calidad.
El obstáculo más poderoso
La dificultad más grande en la historia de la lucha de los trabajadores era establecida por el requisito de que debería prevalecer un voto unánime de los cinco supervisores para otorgarles el seguro médico.
Aunque había empatía de algunos con los trabajadores, desde 2008 no había consenso entre Michael Antonovich, Zev Yaroslavsky, Gloria Molina, Ivonne Brathwaite Burke, y Don Knabe.
¿Quién era el principal obstáculo para que los trabajadores lograran justicia?, se le preguntó a David Huerta.
“Ha habido varios, y cada uno tiene su historia, pero desde que comenzamos esta lucha, era bajo el liderazgo [desde 2008] de Gloria Molina, [Zev] Yaroslavsky e Ivonne Brathwaite Burke”, dijo Huerta.
“En ese tiempo tratamos de lograr el seguro, pero no se pudo, pero lo bueno es que este nuevo liderazgo, y esencialmente con las supervisoras Hahn y Solís se pudo lograr”, dijo Huerta. “Hablando la verdad, muchas veces es difícil recordar el pasado, pero lo bueno es que, en el presente, gente como las supervisoras Hahn, Solís y Barger movieron el voto unánime para que los trabajadores que merecen justicia dese hace años, la hayan obtenido”.
Con Gloria Molina dijo “había empatía, pero no resultados”, recordó.
“En sus argumentos [Molina] les dijo a los trabajadores que buscaran un mejor sindicato; ponía la culpa en la unión y no en el condado’ que deberían buscar nuevo liderazgo, que no estaba funcionando, y llegó al extremo de decirles que mejor buscaran otros trabajos…Fue muy drástica su forma de expresarse en ese tiempo”, manifestó David Huerta.
Amparo Díaz, madre soltera con dos hijos y trabaja en el Hospital UCLA Harbor, consideró que la victoria de los trabajadores “es una lección que todos debemos aprender”.
“Somos testigos de que sí se pueden lograr cosas buenas cuando uno se las propone, sobre todo cuando tenemos el respaldo del sindicato”, dijo la mujer oriunda de Oaxaca. Mucha gente no quiere apoyar ni ayudar porque piensan que si se quejan van a perder el trabajo, pero cuando uno gana, lo hacemos por todos”.
Díaz, quien dijo ser la única persona que hace la limpieza en el área de maternidad del hospital dijo que, además de que no contaban con seguro médico, la carga de trabajo se les ha duplicado porque la compañía subcontratista no quiere empelar a más trabajadores.
“Una persona está haciendo el trabajo de dos, y cuando les pregunto cuál es el número de camas requeridas para tender y el número de cuartos para limpiar, peor nunca nos dan una respuesta”, dijo.
Injusticia corregida
“Durante demasiado tiempo, el condado de Los Ángeles ha pasado por alto a los trabajadores hospitalarios esenciales, que son en su mayoría afroamericanos y latinos, que mantienen seguro y funcionando el sistema de salud pública del condado”, dijo el presidente de SEIU USWW, David Huerta. “Los trabajadores hospitalarios esenciales que trabajan junto con médicos, enfermeras y personal hicieron posible que el sistema hospitalario público de nuestro condado funcionara antes, durante y después de la pandemia, incluso cuando se les negaba atención médica asequible. Si bien se debe hacer más para garantizar que todos los trabajadores contratados del condado tengan atención médica de calidad, agradecemos a las Supervisoras por cerrar la laguna en la moción previamente aprobada para corregir esta injusticia”.
“No está bien que los trabajadores que mantienen en funcionamiento los hospitales de nuestro condado no hayan recibido la atención médica que necesitan. El condado no debería recortar costos a costa de los trabajadores de nuestros hospitales”, declaró la supervisora Janice Hahn.
Además de considerar “inadmisible” que a los trabajadores se les haya negado durante tanto tiempo un seguro médico, Hahn dijo que. de por sí, muchas familias trabajadoras viven momentos económicos difíciles, “sobre todo en comunidades latinas”.
Por su parte, la supervisora Hilda Solís destacó que “Si vamos a seguir subcontratando estos importantes trabajos, al menos debemos garantizar que sean trabajos dignos en los que los empleadores proporcionen beneficios de atención médica, además de un salario justo”.