El incierto futuro de los desalojados de los kibutzim atacados por Hamás

Albergados en hoteles, lejos de sus casas, muchos israelíes sobrevivientes sufren el trauma de los sangrientos asaltos, y no saben si quieren retornar a sus vecindarios; tienen miedo a que la historia se repita

Galia Sohper, mexicana-israeli, sobreviviente de los ataques de Hamás. (Araceli Martínez/La Opinión)

Galia Sohper, mexicana-israeli, sobreviviente de los ataques de Hamás. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martínez | Impremedia

Sexta entrega.- Los ataques del grupo islamista Hamás que dejaron un saldo de más 1,400 israelíes muertos el 7 de octubre, rompieron en forma violenta los planes de Galia Sopher, una mexicana-israeli, madre de dos menores, quien lleva más de 15 años viviendo en Israel. 

Después de la tragedia, el futuro de Galia y su familia es incierto, como el de los miles de evacuados de los kibutzim evacuados del sur de Israel, que no saben si quieren regresar a vivir a sus vecindarios rurales, donde cientos encontraron la muerte de manera brutal y sorpresiva.

“Teníamos ya un plan de vida después de buscar durante años donde queríamos establecernos como familia. Encontré mi esquina del mundo y mi lugar de pertenencia en el Kibutz Mefalim. Me sentía parte de una comunidad donde la gente me conoce y me cuida, y en el que todos somos parte integral”.

Más de dos meses después de la masacre del 7 de octubre, Galia vive con su familia en un hotel en la costa central de Israel, al lado de cientos de evacuados de los kibutzim del sur de Israel.

Madre de dos hijas de 6 y 4 años y maestra de jardín de niños, dice que fue tanto el pánico que sufrió durante los ataques de Hamás en el kibutz Mefalism, el más cercano a Gaza, que se sentía como si estuviera dentro de una película.

“Lo primero de lo que me acuerdo es que eran como las cinco de la mañana. De repente, escuché un silbido. Por favor, que sea lluvia, supliqué. Luego siguieron bombazos fuertes. Empecé a temblar. Me acosté encima de mi hijas mientras les decía, ¡están bien! ¡están conmigo! ¡están seguras! Era un cohete tras otros”.

Enseguida se dio cuenta que le costaba respirar. 

“No teníamos luz ni cómo cargar los celulares. Estábamos en el cuarto de seguridad que es el dormitorio de mi hija, cuando empezamos a escuchar tiros como de metralleta, y entendimos que no eran cohetes, era otra cosa. Nunca he tenido tanto miedo en mi vida, reconoce.

Galia, su esposo y sus hijas sobrevivieron y se encuentran en un hotel de playa habilitado para recibir a evacuados en Herzelia, en la costa central de Israel.

“En mi kibutz hubo 7 heridos. Ninguno falleció. Estamos llenos de milagros”.

Recuerda que cuando los soldados los evacuaron, pudo ver en sus ojos que también estaban asustados. 

“Salimos de nuestro kibutz, escoltados por los soldados en la madrugada, con las niñas tiradas en el suelo del auto. Fue increíble porque siempre les insistimos en que no se puede viajar sin el cinturón apretado”.

Dice que desde ese día de los ataques, no ha vuelto a su casa.

“Quiero ir y no quiero ir. El otro día miré la cara de un bebé secuestrado; y no puedo dejar de pensar en él. Mi hija grande empieza a tener pesadillas. Y me parte el alma porque fue nuestra decisión ir a vivir ahí y cargo una culpa muy fuerte. Mi kibutz ahora está lleno de soldados y armas”.

Antes de los ataques del 7 de octubre, el plan siguiente era empezar a construir su casa. 

“Ya teníamos los planes con nuestras arquitectas. Ya habíamos elegido el terreno, y llegaron estos hijos de… y nos poncharon todo el futuro”, dice frustrada.

Cuando le preguntan, quieres volver, responde que no sabe.

“Por un lado sí. Llevábamos un año viviendo en el kibutz. No sé si volveré, porque no sé cuántas familias van a regresar. Ellos eran nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestra gente, y si la mitad no vuelve, no sé si seguirá siendo nuestra comunidad”.

Al mismo tiempo – dice – que donde iban a construir su casa, está aún más cerca de Gaza.

¿Y si se repite otro 7 de Octubre?¿Estaría dispuesta a arriesgar? ¿Qué tal vez sí esta vez no tenemos tanta suerte?… porque lo que tuvimos fue mucha suerte. Estamos vivos  ”.

Algunos hoteles en Hertzelia, se han convertido en refugio para los evacuados de los kibutzim. (Araceli Martínez/La Opinión)

Galia tiene familia en México y en Estados Unidos.

“Me han dicho, vénganse para acá. No nos hemos ido porque mi comunidad es la única que va a entender lo que está pasando. Tengo muchas ganas de ver a mi papá, que es mi ángel y a mi abuelo”.

Y admite que están enojados con el gobierno de Israel, con el ejército y la policía. “Se suponía que tenían que protegernos”.

El Mefalim es un kibbutz dedicado a la agricultura y a la renta de cuartos para estudiantes de la Universidad. Fue establecido en 1949 por inmigrantes de Argentina y Uruguay. Mefalsim significa “despejar el camino”.

A dos meses y medio de iniciada la Guerra Israel-Hamás, el reporte de muertes supera1,400 israelíes; y más de 15,000 del lado de Gaza. Permanecen más de 100 israelíes secuestrados por Hamás.

*Esta serie de reportajes es posible gracias a una fellowship de Fuente Latina, una organización no lucrativa y no partidista, fundada y dirigida por Leah Soibel. Tiene oficinas en Miami y la Ciudad de México. La misión de Fuente Latina es remover barreras lingüísticas y geográficas, empoderando a periodistas e influencers para cubrir historias sobre Israel y el Medio Oriente. Durante más de 11 años, Fuente Latina ha entregado fellowships a más de 350 profesionales de los medios hispanos de 12 países. Los reportes noticiosos generados a través de estos viajes, han resultado en dos premios Emmy, y un premio de la Prensa Asociada, entre otros reconocimientos.

En esta nota

Guerra
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain