Cómo el plástico puede dañar tu salud

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El plástico se encuentra en todas partes, pero a menudo contiene sustancias químicas relacionadas con daños reproductivos, riesgo de cáncer, enfermedades metabólicas y otros problemas.

By Kevin Loria

El plástico se encuentra en todos los lugares, incluso en los alimentos que comemos y las bebidas que bebemos.

Las pruebas recientes de CR en casi 100 alimentos encontraron dos tipos de químicos utilizados en el plástico, bisfenoles y ftalatos, en una amplia variedad de alimentos envasados.

Estos hallazgos son preocupantes porque existe una evidencia clara que vincula la exposición a estas sustancias químicas en particular con una serie de efectos nocivos sobre la salud, incluidas alteraciones del sistema endocrino u hormonal. Dicha alteración se ha relacionado con problemas del desarrollo neurológico, trastornos metabólicos y problemas reproductivos. Según un nuevo estudio, las enfermedades vinculadas con la exposición a productos químicos relacionados con el plástico le costaron a EE. UU. aproximadamente $250,000 en gastos de atención médica en 2018.

Los datos recopilados por CR son particularmente preocupantes porque los problemas con los químicos en el plástico no se limitan a los ftalatos y el bisfenol-A (BPA por sus siglas en inglés). Sino que son tan solo evidencias de “modelos de un sistema roto”, dice Maricel Maffini, PhD, y experta en seguridad química.

Los investigadores han catalogado miles de sustancias químicas que se encuentran en el plástico. Muchos se han relacionado con riesgos para la salud, según Tracy Woodruff, PhD, y profesora de ciencias reproductivas de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco. Varios de ellos se utilizan ampliamente, no obstante, todavía no se han estudiado ni probado adecuadamente su seguridad, afirma Maffini. Es más, pequeños trozos de plástico, conocidos como microplásticos, se desprenden de este material todo el tiempo y ahora se encuentran en los alimentos, el agua y el aire. Estos diminutos fragmentos de plástico no solo pueden filtrar sustancias químicas sino que también pueden presentar sus propios riesgos.

El uso generalizado de plásticos significa que son tan omnipresentes que las encuestas nacionales de biomonitoreo realizadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) encuentran algunos químicos plásticos, incluidos BPA y ftalatos, en casi todas las personas en los Estados Unidos., como afirma Maffini.

Numerosos efectos sobre la salud

Las sustancias químicas que se encuentran en el plástico “incluyen carcinógenos, sustancias químicas neurotóxicas y sustancias químicas que alteran el sistema endocrino”, expone el doctor Philip Landrigan, pediatra, epidemiólogo y director del Programa de Salud Pública Global y el Bien Común (Global Public Health and the Common Good) del Boston College. Algunas de ellas pueden dañar directamente los órganos y provocar enfermedades con el tiempo. Otras interrumpen procesos biológicos importantes, que a menudo involucran hormonas.

Esto sucede porque varias de las sustancias químicas del plástico pueden afectar los mismos receptores biológicos que las hormonas en nuestro cuerpo. Algunos de los problemas de salud que podrían provocar los químicos en el plástico incluyen bajo peso al nacer y nacimientos prematuros, problemas de fertilidad, riesgo materno de cáncer de mama y problemas con el desarrollo cerebral en niños pequeños.

Las sustancias químicas, conocidas como disruptores endocrinos, también han cambiado las viejas ideas sobre cómo la dosis produce el veneno. Si bien esto es verdad para ciertos tipos de toxinas, los compuestos que alteran el sistema endocrino, como los bisfenoles y los ftalatos, pueden tener efectos duraderos en la salud incluso en dosis bajas.

La exposición a disruptores endocrinos puede aumentar el riesgo de obesidad, trastornos metabólicos como diabetes, problemas de desarrollo neurológico y problemas reproductivos. Las mujeres embarazadas y sus hijos son los más susceptibles a estos efectos, afirma Landrigan. El motivo se debe a que los bebés y los niños pequeños son extremadamente vulnerables a cambios en los niveles hormonales a medida que se desarrollan. Por ejemplo, si los niveles de hormona tiroidea se alteran en una persona embarazada, eso puede afectar etapas cruciales del desarrollo del cerebro del bebé.

Según Woodruff, otros compuestos utilizados para fabricar ciertos plásticos, como el cloruro de vinilo, que se derramó cuando un tren descarriló en East Palestine, Ohio, en febrero de 2023, pueden aumentar el riesgo de ciertos cánceres.

En las áreas cercanas a las instalaciones de producción de plástico, los investigadores han documentado un mayor riesgo de padecer leucemia y linfoma, cáncer de pulmón, asma, derrames cerebrales, parto prematuro y muerte fetal. Cuando se trata de un uso general, estos productos químicos no suelen considerarse extremadamente tóxicos como lo sería una dosis alta de plomo. Pero la exposición diaria que todos tenemos a estos químicos todavía preocupa a muchos investigadores, quienes aseguran que es la responsable de una cantidad significativa de enfermedades.

Woodruff añade que a medida que ha aumentado la producción de plástico, también ha aumentado la incidencia de enfermedades crónicas. Y si bien es probable que estén en juego varios factores interrelacionados, muchos grupos de expertos, incluida la American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) y la International Federation of Gynecology and Obstetrics (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia), dicen que al menos parte de ese aumento probablemente se deba a la exposición a sustancias químicas.

La evidencia se vuelve más clara

Es difícil cuantificar el impacto exacto de cada sustancia química a la que las personas están expuestas en la vida cotidiana. Pero hay una creciente corriente de investigación sobre químicos plásticos que ha seguido a las poblaciones a lo largo del tiempo para observar patrones de enfermedades y examinar cómo estos químicos afectan directamente a los animales y, en algunos casos, a las personas. Todo esto ha ayudado a aclarar cómo ciertas sustancias químicas causan enfermedades y ha proporcionado evidencia clara de las preocupaciones que los investigadores han planteado durante muchos años.

Después de décadas de estudio, se comprenden mejor los efectos sobre la salud de la exposición a algunas sustancias químicas del plástico, como los bisfenoles y los ftalatos. Pero basándose en lo que sabemos sobre ellas y en la cantidad de sustancias químicas similares y otros aditivos utilizados en el plástico, los expertos sospechan que la lista de sustancias químicas plásticas potencialmente preocupantes es larga.

Estos expertos aseguran que todavía no sabemos suficiente sobre los efectos de los microplásticos en la salud, pero hay motivos para preocuparse. “Pueden funcionar como caballos de Troya que transportan sustancias químicas tóxicas al cuerpo humano”, comenta Landrigan.

Además, según Woodruff, los investigadores han descubierto que la exposición a los microplásticos está relacionada con problemas de fertilidad masculina, biomarcadores de cáncer de colon e intestino y posibles problemas respiratorios. El mecanismo de estos efectos aún no está claro. Pero además del riesgo de que estas partículas transporten sustancias químicas tóxicas, también es posible que, al terminar en diversos tejidos, sirvan como irritantes y provoquen una inflamación que causa mayores efectos sobre la salud.

Plástico por todas partes

Hay al menos dos mecanismos a través de los cuales, según los investigadores, la exposición al plástico puede afectar la salud humana: la exposición a las sustancias químicas del plástico y la ingestión o absorción de micro y nanoplásticos. La exposición humana a los plásticos -y a las sustancias químicas que componen y añaden a los materiales plásticos- ocurre en cada etapa del ciclo de vida del producto, desde la producción hasta el uso y la eliminación.

“Los peligros para la salud que supone el plástico comienzan con los riesgos que conlleva la extracción de petróleo y gas del suelo”, dice Landrigan. El plástico se deriva en gran medida del carbón, el petróleo y el gas, y las personas que viven cerca de donde se extraen o procesan estos materiales están expuestas a altas tasas de sustancias químicas peligrosas y contaminación del aire. Aunque todos estamos expuestos a los plásticos mientras los utilizamos.

Se añaden miles de productos químicos a los plásticos por diversas razones, como por ejemplo hacerlos más flexibles, más estables o resistentes al fuego. “En su mayor parte, esos químicos no están estrechamente unidos al plástico, sino que están pegados a la estructura de plástico”, agrega Landrigan. “Cuando la gente los usa, cuando los calientan en el microondas o ponen el patito de goma en la bañera y se calienta, estos químicos pueden entrar y salir de las personas”, agrega. 

Ciertos factores hacen que los plásticos sean más propensos a liberar sustancias químicas: el calor puede liberarlos de la estructura plástica y las grasas y aceites pueden extraer compuestos como los ftalatos. Debido a estos motivos, las personas pueden quedar expuestas cuando lavan un plato de plástico en el lavavajillas o almacenan alimentos grasos en recipientes de plástico. Muchos productos con los que entramos en contacto todos los días, como ropa y alfombras hechas de materiales sintéticos, en realidad son en gran medida plásticos y pueden liberar tanto sustancias químicas como microplásticos.

Además de la liberación de sustancias químicas, el desgaste hace que pequeños micro y nanoplásticos se desprendan, contaminando los alimentos y acumulándose en el polvo doméstico que luego se respira. “El polvo es en realidad un sumidero de sustancias químicas provenientes de todos los diferentes productos que se encuentran en casa”, y puede estar lleno de microplásticos y productos químicos que se contienen en dicho material, afirma Woodruff.

Un estudio reciente encontró que una botella de agua de plástico de 1 litro podría tener aproximadamente 240,000 fragmentos de nanoplásticos, lo suficientemente pequeños como para llegar al torrente sanguíneo y cruzar las barreras protectoras del cuerpo.

Por último, cuando se eliminan los plásticos, existen aún más posibilidades de exposición a estos. En realidad, se recicla poco plástico: menos del 9% de los desechos plásticos en 2018 se reciclaron, según datos de la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental), y un informe de Greenpeace de 2022 fijó la cantidad de desechos plásticos reciclados en 2021 en alrededor del 5%. Este material que se tira a la basura o se envía a los vertederos puede liberar sustancias químicas y descomponerse en microplásticos, y el plástico que se incinera crea una contaminación atmosférica nociva. Los microplásticos de la basura plástica terminan en el agua que podría usarse para alimentar al ganado o en los cultivos. 

Aunque la conciencia sobre estas cuestiones está aumentando, el problema sigue empeorando, en lugar de mejorar. La producción de plástico continúa incrementando, lo que significa que hay cada vez más plástico al que estamos expuestos todo el tiempo. De 1950 a 2019, la producción de plástico creció de 2 millones de toneladas métricas anuales a 460 millones de toneladas métricas.

Y se espera que la cantidad de plástico producido casi se triplique para 2060, según la Organisation for Economic Co-operation and Development (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), y una proporción cada vez mayor de esa cantidad estará hecha de productos plásticos de un solo uso y de corta duración. Hoy en día, representan entre el 35 y el 40% de la producción de plástico. A medida que la producción continúa aumentando, existen más probabilidades de que las personas estén expuestas a compuestos peligrosos.

Fallo en la regulación

Los investigadores dicen que dos de los químicos más conocidos (bisfenoles y ftalatos, que según un estudio reciente de CR se encuentran comúnmente en los alimentos) ayudan a demostrar cómo nuestro sistema regulatorio no ha logrado proteger a los consumidores.

Los reguladores estadounidenses han gastado dinero y tiempo estudiando el BPA, pero sin tomar las medidas adecuadas para proteger a las personas de la exposición, dice Woodruff. (Obtén más información sobre lo que puedes hacer para limitar tu exposición al plástico).

Los umbrales de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) para niveles aceptables de BPA en los alimentos no tienen en cuenta las últimas investigaciones sobre los niveles de exposición que pueden causar daño, según Tunde Akinleye, el científico de CR que supervisó nuestras pruebas recientes. Los reguladores a menudo se basan en evaluaciones toxicológicas tradicionales que buscan una dosis determinada que sea extremadamente venenosa, en lugar de observar niveles más bajos de exposición que causan daño con el tiempo.

En Europa, los funcionarios de seguridad alimentaria están en el proceso de establecer límites nuevos y mucho más estrictos para el BPA en los alimentos, lo que debería brindar una mejor protección a los consumidores, comparte Woodruff. Pero si bien esto tendrá un impacto en el uso de una determinada sustancia química, no aborda miles de otras sustancias potencialmente problemáticas, incluidos los bisfenoles similares pero menos regulados, que a veces se utilizan en lugar del BPA. 

Para proteger mejor a las personas en todo el mundo, los reguladores deben establecer límites más estrictos al uso de sustancias químicas peligrosas en el plástico, sostiene un análisis sobre los efectos de los plásticos en la salud publicado en la revista Annals of Global Health, realizado por Landrigan y otros investigadores.

Los autores de ese informe recomendaron límites globales a la producción de plástico centrados en restringir severamente la producción de artículos plásticos problemáticos (como microperlas de plástico manufacturadas, plásticos que contienen químicos tóxicos y plásticos que están hechos de tantos químicos diferentes que son imposibles de reciclar), así como artículos de un solo uso, que tienen un impacto desproporcionado en la cantidad de plástico que se produce y se desecha. Tales modificaciones continuarían permitiendo la producción de plásticos útiles e importantes, como los usados en medicina, aeroespacial, construcción y electrónica, al tiempo que ayudarían a limitar los desechos y la exposición química de productos endebles y potencialmente tóxicos de un solo uso.

En Estados Unidos, Woodruff mantiene que los reguladores deberían hacer más para evaluar la seguridad de los químicos que se usan en el plástico para que podamos comprender mejor nuestra exposición. Sin eso, no obtendremos una imagen clara y completa de cómo estos químicos podrían estar causando daño, afirma.

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