La desesperación de los refugiados palestinos por la crisis de la agencia de la ONU que vela por ellos

Estados Unidos y algunos de sus aliados anunciaron que dejarán de aportar fondos después de que Israel acusara a personal de la agencia de participar en los ataques de Hamás del 7 de octubre.

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Crédito: Reuters

UNRWA son escuelas, clínicas, medicinas, agua potable, vacunas, asistencia financiera. Y para muchos palestinos, esta agencia de las Naciones Unidas representa, incluso, algo más…

“Es también el testigo de nuestra Nakba”, dice Noor Sobhiyeh, de 18 años, que vive en un campo de refugiados en el Líbano.

Al-Nakba, que suele traducirse como “la Catástrofe”, se refiere al desplazamiento forzoso de hasta 750.000 palestinos que fueron expulsados o abandonaron sus hogares tras la creación del Estado de Israel en 1948.

Un año después de la fundación de ese estado se creó la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés) y desde entonces ha sido para ellos y sus descendientes su principal auxilio y cuerpo de asistencia.

Noor espera graduarse de la escuela este año, pero esa esperanza ha quedado en duda tras la decisión de varios países de congelar la financiación que prestan a la agencia.

“No pueden dejar de financiarla porque no hemos podido regresar a nuestra patria”, se queja Noor.

Un hombre con un chaleco de la UNRWA camina por una calle arrasada por las fuerzas israelíes en Yenín, en Cisjordania.

Getty Images
La UNRWA es un salvavidas para comunidades palestinas vulnerables en Oriente Próximo.

El logotipo azul de la agencia internacional está en todas partes en los campamentos palestinos de Medio Oriente, casi a la par con la bandera palestina.

El primero es el símbolo de la condición de refugiados de sus habitantes, el segundo, el de la nación a la que anhelan regresar.

Noor quiere estudiar Ciencias Empresariales en la universidad. Es una de los 38.000 estudiantes palestinos que actualmente asisten a escuelas de la UNRWA en Líbano.

No tienen otra opción para recibir educación.

“Una sentencia de muerte”

La UNRWA es también el único proveedor de atención médica gratuita para los refugiados palestinos en Líbano, ya que no tienen acceso a los servicios estatales.

Líbano es el único país que les prohíbe trabajar en hasta 39 profesiones, lo que los hace aún más vulnerables y hace que muchos de ellos dependan de la modesta asistencia económica que proporciona la UNRWA.

Es probable que, por esa razón, muchos refugiados palestinos en Líbano me dicen que la decisión de detener la financiación de la UNRWA es “una sentencia de muerte” para ellos.

En el Líbano, hay alrededor de 490.000 refugiados palestinos registrados en la UNRWA, aunque se estima que el número actual que vive en el país se aproxima a los 250.000.

Cientos de refugiadas palestinas en Líbano protestan en Beirut contra la retirada de fondos a la UNRWA.

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La ayuda de la UNRWA es vital para las refugiadas palestinas en el Líbano, ya que están excluidas de la economía local.

Algunos de los países que más aportan a la UNRWA -como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Canadá- anunciaron la decisión de dejar de financiarla tras conocer las acusaciones de Israel, que asegura que hasta 12 miembros de la agencia participaron en los ataques que Hamás perpetró el 7 de octubre en el sur israelí.

La UNRWA, que emplea a 13.000 personas en Gaza, despidió a los empleados acusados y ha iniciado una investigación independiente.

Dependencia total

La agencia de la ONU también proporciona asistencia a 30.000 refugiados palestinos que fueron desplazados de Siria a Líbano debido a la guerra en ese país.

Pero el problema no son los números, sino más bien el grado en que dependen de UNRWA para sobrevivir.

Esta dependencia es total, al contrario de lo que sucede en otros países de la región.

Jordania, que tiene el mayor número de refugiados palestinos registrados en la UNRWA, le ha concedido la nacionalidad a la mayoría de ellos y allí no sufren la discriminación que padecen en Líbano.

Los que no han accedido a la ciudadanía jordana, enfrentan una realidad más compleja.

La mayoría de ellos proviene de la Franja de Gaza y viven en 13 campamentos oficiales de la UNRWA y tres no oficiales.

El campo de refugiados de Baqa'a es el mayor de Jordania.

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El campo de refugiados de Baqa’a es el mayor de Jordania.

Las escuelas de la UNRWA en Jordania educan a 120.000 alumnos y sus centros de salud reciben alrededor de 1,5 millones de consultas médicas al año.

“Es nuestro único apoyo”

Amani Shallouf, de 40 años, es madre de tres niñas y vive en el campamento conocido como Gaza, en Jordania. Nació allí, estudió allí y sus hijas también van a la escuela allí.

“La tarjeta de la UNRWA es fundamental en la vida de todos en el campamento. Dependemos totalmente de ella. Es nuestro único apoyo, ya que ninguna otra entidad nos proporciona ningún tipo de asistencia”, dice.

También es importante para los refugiados palestinos que tienen pasaporte jordano y no necesitan asistencia de la UNRWA. La mayoría siguen registrados en la UNRWA porque lo que consideran una “garantía” de su derecho a regresar a su patria algún día.

Muchos jordanos de origen palestino en Jordania provienen también de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967 y sede de la mayor cantidad de campos refugiados de la UNRWA fuera de Gaza.

Mahmud al-Toukhi vive en un campamento de la UNWRA en la Cisjordania ocupada.

BBC
Para Mahmud y su familia, la UNRWA ha sido como “un padre”.

Mahmoud al-Toukhi, taxista originario del campo de refugiados de la UNRWA de al-Amari, uno de los 19 existentes en Cisjordania, estudió en una escuela de la UNRWA y sus hijos también asisten a una.

“Vivimos bajo la ocupación israelí y la Autoridad Palestina no nos brinda ninguna asistencia”, afirma. “Solo tenemos a la UNRWA para que nos cuide. Es nuestro padre, es quien nos adoptó”.

Se queja de la disminución de la asistencia proporcionada por la UNRWA, pero dice que, a pesar de esto, aún brindan “buenos” servicios de salud y apoyo a las personas con necesidades adicionales.

Su miedo a que la UNRWA detenga sus operaciones es palpable.

“¿Nuestros hijos no podrán seguir adelante? ¿Cómo continuarán su educación?”, pregunta Mahmoud. “¿Adónde irán?”.

Mahmud al-Toukhi vive en un campamento de la UNWRA en la Cisjordania ocupada.

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Muchas familias de Cisjordania no tienen otra elección que enviar a sus hijos a las escuelas de la UNRWA.

Mustapha Farra, residente del mismo campo y dueño de una pollería, explica cómo el programa de asistencia en efectivo de la UNRWA también beneficia a Israel.

Cada familia de refugiados palestinos recibe 150 shekels israelíes (US$41) cada tres meses.

Esta es moneda extranjera que ingresa al país y la gastamos en artículos israelíes. Entonces, si la UNRWA suspende sus operaciones, Israel también se verá afectado. No es un asunto simple en absoluto”, dice.

“No pueden simplemente abandonarnos en medio del camino. Esto es inaceptable tanto a nivel humanitario como legal”, agrega Mustapha.

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