La crisis de vivienda en California: lo que no sabemos sí nos perjudica

Necesitamos un movimiento de vivienda unido que funcione para todas estas familias

Imagen de una casa en miniatura de madera, sobre un calendario en el que está marcado el 15 con un círculo rojo y está junto a un reloj de arena y a una pluma.

Según los expertos, hay factores como la estacionalidad y la movilidad de precios que pueden hacer que un momento sea mejor o peor para comprar una vivienda. Crédito: Shutterstock

La crisis inmobiliaria de California es grande y multidimensional: desde una falta desesperada de alquileres asequibles para familias de ingresos bajos y moderados hasta una falta igualmente grave de oportunidades de propiedad de vivienda asequible para todos, excepto los californianos ricos. Como organización dedicada a aumentar las oportunidades de propiedad de vivienda asequible para las comunidades de color, observamos una enorme brecha de la que tuvimos conocimiento y que California debe abordar.

Consideramos que ser propietario de una vivienda es fundamental porque no sólo es importante para lograr el Sueño Americano, sino que es la forma en la cual la mayoría de las familias estadounidenses generan riqueza y seguridad financiera. Y en gran parte de California, está fuera del alcance de todos excepto de los ricos.

¿Cuál es la California en la que queremos vivir? ¿Queremos un estado de extremos que sea sólo para los muy ricos y los muy pobres? ¿Queremos un Estado donde la gente viva en casas bonitas junto a otras que viven en la calle? Si la respuesta es no, debemos apoyar a las familias de ingresos bajos y medios.

Los gobiernos estatales y locales, con razón, dirigen la mayor parte de la asistencia y los subsidios para vivienda a los californianos de bajos ingresos: familias que ganan significativamente menos que la mayoría en su región, generalmente el 80 por ciento o menos del ingreso medio del área. Esa ayuda se necesita desesperadamente y debe ampliarse.

Pero en el deformado mercado inmobiliario de California, las familias de ingresos medios también luchan, especialmente las familias de ingresos medios bajos, generalmente denominadas “ingresos moderados” en la política estatal. Reciben mucha menos ayuda y, descubrimos, menos atención por parte de investigadores y defensores.

Estamos hablando de personas con las que tradicionalmente se han considerado buenos trabajos, como maestros y asistentes dentales. Investigamos los datos disponibles y acabamos de publicar nuestros hallazgos en un informe titulado “California’s Missing Middle: Middle-Income California is Large, Diverse, and Left Out of the Housing Conversation.”

Descubrimos que los californianos de ingresos medios en general y el segmento de ingresos medios bajos específicamente son increíblemente diversos. Las familias de ingresos medios bajos son 60 por ciento no blancas y 38 por ciento latinas. Pero parte de lo que aprendimos es preocupante: tanto los datos que están disponibles como los que no.

De 2000 a 2019, mientras crecía el número de californianos de ingresos bajos y altos, el número de residentes de ingresos medios se redujo. Esa disminución se produjo enteramente en la categoría de ingresos medianos bajos, que se desplomó un 35 por ciento, al pasar de 6.7 millones a 4.3 millones.

¿Qué pasó? ¿Estas familias abandonaron el estado en busca de viviendas asequibles? ¿Cambiaron los niveles de ingresos? Nadie sabe.

Sabemos muy poco sobre la California de ingresos medios y sus desafíos en materia de vivienda. Sólo tenemos la información demográfica más cruda y no sabemos qué tan bien les sirven los programas de vivienda actuales.

Pero sí sabemos que las tasas de propiedad de vivienda han disminuido para los californianos de ingresos medios, y nuevamente esa caída se concentra en el segmento de ingresos medios bajos. El número de hogares de ingresos medios bajos que eran propietarios de viviendas con una hipoteca se desplomó entre 2000 y 2019: un 42 por ciento menos.

Las tasas de propiedad de vivienda para afroamericanos, latinos y ciertos grupos de estadounidenses de origen asiático han disminuido de manera alarmante y siguen siendo mucho más bajas que las de los blancos, en parte como consecuencia de la negativa de conceder préstamos en zonas de alto riesgo y la discriminación en el pasado. En particular, las tasas de propiedad de vivienda para los latinos menores de 60 años han caído como una roca en los últimos 20 años.

También sabemos que millones de californianos –incluido el 11 por ciento de ingresos medios– están “agobiados por los costos”, pagando más del 30 por ciento de su salario por la vivienda. Los hogares asiáticos, negros y latinos tienen más probabilidades de verse afectados por los costos que los blancos.

Para solucionar esto, necesitamos mayor investigación sobre los californianos de ingresos medios y sus desafíos de vivienda. Y necesitamos que los defensores y los formuladores de políticas reconozcan que una política de vivienda eficaz no puede tratarse como un juego de suma cero en el que las ganancias para los californianos de ingresos moderados y medios se producen a expensas de los californianos de bajos ingresos. Juntos, estos grupos suman más de 30 millones de personas. Necesitamos un movimiento de vivienda unido que funcione para todas estas familias.

Si respaldamos reformas en el uso de la tierra, protecciones a los inquilinos y políticas para hacer que la propiedad de vivienda sea más accesible y asequible, podemos garantizar que todos los californianos tengan un lugar digno para vivir, y que aquellos que quieran ser propietarios de su casa puedan hacerlo.

Adam Briones es director ejecutivo y Greg Magofña es director de estrategia de California Community Builders, una organización sin fines de lucro que busca cerrar la brecha de riqueza racial enfocándose en el tema central de la vivienda y la propiedad de vivienda. Más información en ccbuilders.org

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