El desamparo entre los latinos cada día aumenta en Los Ángeles

Quienes viven en hogares compartidos, en viviendas abarrotadas están también a un paso de irse a las calles

Rosa Cabrera encuentra un techo en el Proyecto Pastoral de Boyle Heights. (Cortesía Proyecto Pastoral)

Rosa Cabrera encuentra un techo en el Proyecto Pastoral de Boyle Heights. (Cortesía Proyecto Pastoral) Crédito: Cortesía

Es la segunda vez que Rosa Cabrera Salas, una inmigrante indocumentada de 65 años, se queda sin un techo. De no ser por el albergue de la organización no lucrativa del Proyecto Pastoral de Dolores Mission del barrio de Boyle Heights en Los Ángeles, dormiría en la calle.

“Hace nueve años que perdí mi trabajo y el cuarto que compartía, no aceptaba mi derrota y era muy vergonzoso para mí, pedir ayuda. Caí en una crisis y quería dejar de existir”, dice Rosa.

Y aunque ayudaba a servir comida en el albergue del Proyecto Pastoral, prefería dormir en la calle.

En 2022 la historia se repitió cuando se lastimó en su trabajo, no pudo volver a trabajar y para colmo, su patrón amenazó con reportarla a migración cuando reclamó el pago del tiempo extra.

“Sentí que el mundo se me cerraba, pensando cómo pagar la renta”.

Esta vez, Rosa fue directo al Proyecto Pastoral a pedir ayuda, donde le ofrecieron una cama en su albergue para adultos mayores.

Rosa Cabrera encuentra refugio en el albergue para adultos mayores del Proyecto Pastoral. (Cortesía Proyecto Pastoral)

De acuerdo al reporte The Full Spectrum of Latinx Homelessness el desamparo entre los latinos está aumentando, oculta y subestimada. En el condado de Los Ángeles, se estima que 30,000 latinos se encuentran sin hogar en cualquier momento, un aumento del 73% desde 2018. Los latinos representan el 49% del condado de Los Ángeles y el 44% de las personas sin hogar en Los Ángeles en 2022.

Es probable que la cifra real sea mucho mayor: se estima que 226.000 latinos en Los Ángeles están compartiendo habitación en condiciones de vivienda superpobladas y deficientes. 

La mayor concentración de esta forma de inseguridad habitacional se encuentra en el sur y  la zona metropolitana de Los Ángeles. 

Compartir es la situación de vida más común antes de quedarse sin hogar y no se incluye en el recuento de las personas sin hogar. La tasa más alta de inquilinos que viven compartiendo casa son los latinos que son nativos de Alaska o indios americanos (7,5%).

La doctora Melissa Chinchilla, miembro de la Comisión LAHSA Commission y autora del reporte dijo que el número de latinos que comparten vivienda para tener un techo en el condado de Los Ángeles, es evidencia de lo inaccesible del mercado de la vivienda.

“Mucha gente vive al borde de quedarse en la calle. Necesitamos poner más atención a esta población. Más latinos están experimentando desamparo en Los Ángeles que ningún otro grupo demográfico”.

Raquel Roman, directora ejecutiva del Proyecto Pastoral junto a Rosa Cabrera Salas, residente del Proyecto Pastoral’s Guadalupe Homeless Project . (Cortesía Proyecto Pastoral)

Mencionó que es probable que este número esté estrechamente correlacionado con los impactos en la salud y financieros del covid-19 que golpearon duramente a la comunidad latina.

“Es importante para nosotros pensar en soluciones para prevenir y abordar la falta de vivienda de los latinos. Esto incluye ampliar los programas y ampliar las intervenciones de vivienda asequible para abordar el problema”. 

Dijo que hay dos maneras en que podemos pensar en abordar la falta de vivienda de los latinos. 

“Uno está en el lado de la prevención para evitar que las personas tengan que ingresar al sistema de servicios para personas sin hogar. Y el segundo es pensar en cómo asegurarnos de que nuestro sistema de servicios para personas sin hogar pueda ayudar a las personas latinas que esperan obtener una vivienda estable”.

Añadió que necesitamos pensar en cómo podemos brindar apoyo a las personas que se encuentran en situación de compartir la vivienda. 

“Actualmente muchas personas que experimentan una doble situación de falta de vivienda no califican para recibir recursos de servicios para personas sin hogar”. 

Sin embargo, dijo que hay ejemplos que podemos considerar como por ejemplo, Oregón ya ha designado fondos específicamente para abordar el aumento del número de personas sin hogar y que no cumplen con la definición oficial de desamparados del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD).

María Briones de la organización ACCE Keep LA Housed. (Cortesía ACCE)

Raquel Roman, directora ejecutiva del Proyecto Pastoral dijo que operan dos albergues con un 69% de éxito para transferir a las personas sin hogar a una vivienda permanente.

“Todos sabemos que los precios de la vivienda y los alquileres son realmente altos. Tenemos muchos miembros del comité que incluso con dos o tres trabajos en conjunto no pueden permitirse cubrir el alquiler”.

Dijo que con la ayuda del alquiler hemos ayudado a mantener a muchos de los residentes de nuestra comunidad en casa y viviendo en la comunidad de Boyle Heights para nosotros en el refugio. 

“Casi todo nuestro personal es bilingüe o monolingüe de habla hispana. Y me entristece saber que muchos de nuestros clientes experimentan barreras para acceder a los refugios u obtener apoyo de salud mental porque hay un número limitado de terapeutas monolingües o bilingües.

“Nuestro trabajo consiste en generar confianza, pero con demasiada frecuencia, las personas que más necesitan ayuda no acceden a ella. Hay un estigma, como compartió Rosa, sobre recibir atención médica: las barreras del idioma y el estatus migratorio interfieren con el acceso de los latinos a los servicios para personas sin hogar”.

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