Un divorcio, dos cárteles y un SOS en la crisis México- Ecuador

MÉXICO- “Estoy en la peor prisión de Ecuador y en huelga de hambre. Ayúdeme. Aquí hay una persecución brutal contra todos los progresistas”, lamentó el ex vicepresidente ecuatoriano Jorge David Glas Espinel después de que el gobierno de su país lo sacó a punta de metralleta de la embajada de México en Ecuador.

De aquella declaración pasó una semana y en las últimas horas el gobierno mexicano pidió ayuda a Suiza y al Vaticano para que intervengan ante Ecuador en medio de una de las crisis diplomáticas más agudas en 200 años con un país latinoamericano y una tormenta política, económica y social atizada por el crimen organizado de origen mexicano. Pero no para afinar asperezas, sino para exigir… ¡que les devuelva al ex vicepresidente ecuatoriano Jorge David Glas Espinel!

Considerado un perseguido político por la administración de Andrés Manuel López Obrador y un delincuente por la justicia de su propio país, Glas Espinel se encuentra actualmente en la cárcel de máxima seguridad de La Roca, donde ha realizado todo tipo de presiones para exigir su liberación, incluyendo una huelga de hambre que lo llevó al hospital.

 “Uno de los grandes ejemplos de alianza inflexible entre grupos políticos en América Latina es la del que gobierna México desde 2018, y el que perdió el poder en Ecuador en 2021 con Rafael Correa a la cabeza. Solo la supera el concordato entre el castrismo y el chavismo”, comparó el analista político Rubén Cortés.

“Ante la caída en desgracia de sus aliados ideológicos, tras el triunfo del liberal Guillermo Lasso sobre el populista Andrés Arauz, en 2021, la administración mexicana dio asilo a una decena de políticos ecuatorianos emproblemados”.

Glas fue el último de los protegidos. Emanado del partido correísta Revolución Ciudadana, se presentó en la embajada mexicana pidiendo protección diplomática ya que, aseguraba, temía por su vida el 17 de diciembre de 2023.

La justicia ecuatoriana lo declaró culpable de autorizar la construcción de proyectos que no eran prioritarios y que tampoco beneficiaron a los damnificados por un temblor cuando fue encargado del Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva del Empleo, creado precisamente para hacer frente a la emergencia.

Anteriormente, Jorge Glas fue detenido en 2017 por corrupción en el caso Odebrecht en Ecuador y fue sentenciado a seis años de prisión. Salió en 2022 bajo libertad condicional.

Glas permaneció en la embajada hasta el 5 abril, cuando las Fuerzas Armadas ecuatorianas lo sacaron de ahí con el argumento de que no podía dar asilo a un sentenciado, México rompió relaciones diplomáticas, sacó a sus representantes del país y demandó al Estado sudamericano ante la Corte Internacional de Justicia.

Autoridades de Venezuela, Honduras, Cuba, Colombia, Uruguay, Nicaragua y Chile también respaldaron a México ante la incursión de la policía de Ecuador a la embajada en Quito. Nicargaua se fue al extremo y también rompió relaciones con el pais sudamericano.

“El asalto a la embajada de México, sumado a otras señales recientes en América Latina y el Caribe, nos inserta un poco más en la trayectoria de ese escenario catastrófico para la región”, destacó el internacionalista de la Universidad Iberoamericana Fausto Carvajal.

“De ahí que este evento no sólo se trate de un mal precedente que debilita al Derecho Internacional, sino que también socava la estabilidad del sistema interamericano. De ahí que México, y los demás países latinoamericanos, tengan que ser contundentes para que este tipo de eventos no se vuelvan a repetir”.

 EL NARCO

Independientemente de lo que resuelva el sistema de justicia internacional, otro de los factores de tensión entre Ecuador y México se ciñe como una sombra.

En días pasados el presidente ecuatoriano Daniel Novoa insinuó que México ayuda al crimen organizado. “Se puede ver que inclusive hay gobiernos que cooperan con estas estructuras transnacionales, pero no vamos a permitir que ellos interfieran con el país”, dijo Noboa, distanciado de los gobiernos de izquierda de la región.

El gobierno de Ecuador incluyó en su lista de “objetivos militares” al capo del cartel mexicano de Sinaloa Ismael Mario Zambada García, alias El Mayo, como una medida contra la violencia que imponen numerosas bandas narcotraficantes vinculadas a cárteles internacionales, enfrentadas entre sí, pero unidas en su guerra contra el Estado.

“Nadie ha tenido la valentía de decir sus nombres ni su ubicación, sino que se han enfocado en capos menores y echarle la culpa a capos menores, pero las estructuras son muy grandes, son muy fuertes y son transnacionales”, declaró el mandatario, en el poder desde noviembre.

Los votantes ecuatorianos aprobaron el pasado domingo nueve preguntas de una consulta popular que autorizan la participación de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado con un 72%.

La alta participación a favor de endurecer la lucha criminal se interpretó como una señal de que el asalto a la embajada de México no afectó a Noboa ante sus ciudadanos.

Respecto a una posible solución a este conflicto diplomático, el Embajador Eduardo Ibarrola adelantó que, por el momento, es imposible saber qué resolución dará la Corte Internacional, ya que “el litigio podría tomar una dinámica interesante y moverse exclusivamente del tema de la irrupción a la embajada hacia la cuestión del asilo, lo cual sería sumamente interesante desde el punto de vista del derecho internacional”.

Reconoció que a pesar de que las autoridades ecuatorianas entraron de manera violenta a la embajada, opinó que lo mejor sería que ambos países lleguen a un acuerdo pacífico antes de una resolución por parte de la Corte Internacional.

“Toda resolución de la Corte Internacional de Justicia es un verdadero Tratado de Derecho internacional, por lo que habrá que ver la responsabilidad del Estado, así como una serie de consideraciones que la Corte Internacional de Justicia hará para determinar quién violó las normas internacionales”.

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