Labios rojos, argollas puestas: un festival que celebra a las sobrevivientes de asalto sexual

Abril es el mes para crear conciencia sobre la violencia sexual, y recordar a la comunidad que debemos reportar este tipo de crímenes y no quedarnos callados

Silvia, sobreviviente de violencia sexual.

Silvia, sobreviviente de violencia sexual. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Silvia tenía 12 años cuando fue violada por un amigo considerado de mucha confianza por su familia en Guatemala.

“Mis padres nunca se enteraron. Pensaba que era mi culpa, y como mi violador me amenazó con hacer daño a uno de mis hermanos si lo contaba, no pude decirle a nadie”, dice Silvia.

Silvia dice que la violación truncó sus sueños. “Me separé de mis amiguitas. Me aislé. Me sentía diferente, rara. Perdí mi niñez. Nada me divertía. Fue algo muy feo, yo solo lloraba y lloraba; y nadie entendía lo que me pasaba. Mi mamá nunca supo cuál era el motivo de mi tristeza. Yo no me atreví a decírselo”.

Silvia, sobreviviente de violencia sexual.
Crédito: Araceli Martinez | Impremedia

A los 20 años, emigró a Estados Unidos.

“No entendía todo lo que me estaba pasando. Yo me metí en una relación abusiva, no confiaba en nadie. Era muy difícil vivir así”.

Cuando en la escuela la reportaron por haberle pegado a su hijo quien es hiperactivo, acudió a visitarla una trabajadora social, quien en lugar de hacerle daño, la ayudó.

“Nunca voy a olvidar que me mandó a una agencia donde se dieron cuenta de todo lo que venía arrastrando, odio, remordimientos, baja autoestima, depresión, relacionarme con personas abusivas”.

Reconoce que en medio de su desesperación, le pegó a su hijo.

“Esa trabajadora social fue una bendición. Fue el inicio de mi sanación. Ella me dio servicios de emergencia no solo a mí sino a mi familia. Conocí a más mujeres sobrevivientes, y me di el valor para hablar sobre lo que me pasó”.

Así fue como comenzó a sus 25 años por primera vez comenzó a recibir terapia y atender el impacto de la violación que sufrió de niña.

“A mis 40 años, me siento plena y vivo feliz; y si me pasa algo o se presenta un problema, pienso en la solución”. 

Hacen un llamado a denunciar los asaltos sexuales.
Crédito: Araceli Martínez | Impremedia

La organización no lucrativa East Los Angeles Women’s Center (ELAWC), dedicada a que las mujeres, niñas y sus familias vivan libres de violencia y abuso, llevo a cabo el festival de arte y música Invisible para destacar el Mes de la Concientización sobre el Asalto Sexual.

Bajo el lema labios rojos, argollas puestas, luce como quieras, baila como quieras, sé valiente, sé apasionada y sé invencible, mujeres sobrevivientes de violencia sexual bailaron al son de la cumbia en la explanada del histórico Hospital General.

Daniella Herrera, especialista en asalto sexual dijo que durante todo el mes de abril realizaron eventos para hacer conciencia sobre el asalto sexual y los servicios que tienen en el East Los Angeles Women’s Center y en el Wellness Center

“Nuestros servicios incluyen diferentes tipos de apoyo, terapias individuales, vivienda y otras necesidades básicas”.

Sobre el festival de música dijo que se trata de una campaña que han hecho en los últimos tres años para decir que como quiera que la mujer se vista, no se justifica la violencia sexual.

“Viene de la idea de que por lo menos en la cultura latina, algunas veces si te pintas los labios ojos, piensan que eres una mujer de la noche. Queremos romper el estigma y decir que como nos vistamos, no justifica ningún tipo de violencia contra mi cuerpo y conmigo misma”.

Daniela Herrera, especialista en asalto sexual. (Araceli Martínez/La Opinión)

Qué es un asalto sexual

La especialista en el tema dice que abarca una variedad de violaciones de naturaleza sexual contra un ser humano, y puede ser física, coerción y acoso sexual.

“Puede ocurrir en el lugar del empleo. Tenemos un programa para las mujeres que trabajan en la industria, donde típicamente algún jefe o persona de autoridad las acosa sexualmente y temen presentar un reporte porque necesitan el empleo, y sin el trabajo no pueden sobrevivir; y eso las pone en una situación muy difícil”.

Precisa que cuando alguien ha sido sexualmente violado, tienen acceso a un Sexual Assault Response Team (SART ) que las pone en contacto con servicios de salud y mentales; e incluye un examen forense para colectar evidencias .

“Idealmente nos gustaría que la persona reporte a la policía, ya que ellos relacionan el código postal donde el asalto ocurrió, y esto es muy importante porque pueden llevar a la persona al hospital donde les hacen el examen libre de costo”.

Afirmó que dependiendo de la jurisdicción, hay diferentes centros locales de violación de donde mandaran gente al hospital o a la estación de policía a conocerte y ayudarte.

“Cuando la persona no reporta, previene que reciba la ayuda que necesita. Las personas que no quieren ir a la policía, pueden ir al Santa Monica Rape Trauma Center donde los doctores y enfermeras reportarn a la víctima como Jane Doe, pero no tienen que interactuar con la policía”.

Al reportar la violencia sexual, las víctimas tienen acceso a una serie de servicios de salud. (Araceli Martínez/La Opinión)

Desafortunadamente dijo que cada 68 segundos hay un asalto sexual, pero no tienen el mismo número de reportes y denuncias.

“Sabemos que por varias razones, las personas asaltadas sexualmente no reportan,  y al no hacerlo, no los vinculan a servicios de salud cruciales, y no se pueden recolectar las evidencias de DNA”.

Lamenta que en este país no se tenga el término de feminicidio, pero saben que la violencia sexual en contra de las mujeres ocurre en tasas alarmantes y no se reporta.

Lo que tratamos de hacer con estos eventos es crear un puente con la comunidad para decirles que si alguna vez han sufrido un asalto sexual o han sido víctima de violencia doméstica, hay servicios para ayudarles con terapia no solo para la persona afectada sino para la familia entera porque el trauma puede afectar a varias generaciones”.

Dayanara Rodríguez, terapeuta familiar. (Araceli Martínez/La Opinión)

Dayanara Rodríguez, terapeuta familiar dice que cada sobreviviente de asalto sexual es diferente. 

“Algunas veces, vienen listas para hablar y tomar acción; y otras veces, necesitan validación y más apoyo porque es la primera vez que comparten su historia”.

Dice que le ha pasado algunas veces, que es la primera persona a la que la víctima le comparten su historia, lo cual es realmente conmovedor y poderoso.

“Lo que vemos mucho es un desorden de estrés postraumático, depresión y ansiedad relacionadas con el asalto. Muchas veces pueden desarrollar un desorden obsesivo compulsivo a causa de la ansiedad por el asalto”.

¿Cómo podemos cómo comunidad ayudar a las víctimas de asalto sexual?

“De eso se trata este evento, de cambiar los estigmas sociales relacionados con el asalto sexual. Por tanto, debemos remover la culpa a la víctimas y creer en las o los sobrevivientes porque muchas veces no les creemos, especialmente en la cultura latina, les preguntamos cómo estaban vestidas, qué hicieron para que las asaltaran sexualmente. Nos enfocamos en la víctima en lugar del perpetrador”.

Dice que muchas veces cuando comparten que sufrieron un asalto sexual, las familias no les creen.

“Y cuando pasa, usualmente es alguien que conocemos, un miembro de la familia, un amigo, gente de confianza y que algunas veces son bien vistos en la comunidad, y entonces nadie les cree a los sobrevivientes”.

Luego intervienen los aspectos culturales, la religión y los comentarios de que no debemos vestirnos de cierto modo, o que nos pasó por estar fuera después de cierto tiempo.

“A eso hay que agregarle que hay mucha vergüenza y el asalto sexual se normaliza en la comunidad. Hemos tenido una generación entera de mujeres que hablan del asalto sexual con un ‘me robo’”.

Para reportar el asalto sexual y pedir ayuda, llama al 1-800-585-6231.

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