Nuevo brote de mpox en el Congo: por qué la enfermedad se propaga más rápido
El Congo lucha contra su peor brote de mox, con una nueva variante del virus detectada en Kamituga, mientras los casos triplican los del año anterior
El nuevo brote en El Congo lleva casi 13,000 personas afectadas y 581 muertes según cifras oficiales del país. Crédito: Marina Demidiuk | Shutterstock
El Congo enfrenta su mayor desafío de salud hasta la fecha con un brote sin precedentes de mox, una enfermedad viral que ha cobrado casi 300 vidas y ha infectado a más de 4.500 personas desde enero, según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este incremento alarmante en los casos, triplicando las cifras del año anterior para el mismo período, ha llevado al país a declarar el brote como una emergencia sanitaria nacional.
El epicentro de esta crisis se encuentra en Kamituga, una localidad minera en el este del Congo, donde un análisis detallado reveló una nueva variante del virus que podría tener una capacidad de propagación más eficiente entre la población.
El Dr. Placide Mbala-Kingebeni, líder de la investigación, advierte que esta mutación es resultado de la continua transmisión del virus entre humanos, incluso en áreas donde el contacto con los animales salvajes, tradicionalmente asociados con la enfermedad, es limitado.
Las características de esta nueva variante presentan desafíos adicionales para el diagnóstico y el tratamiento. A diferencia de brotes anteriores, donde las lesiones eran más evidentes en el pecho, manos y pies, ahora se observan principalmente en los genitales, lo que complica la detección temprana de la enfermedad.
Sin embargo, el Dr. Mbala-Kingebeni destaca que esta forma parece tener una tasa de mortalidad más baja, lo que plantea interrogantes sobre la evolución del virus y su impacto en la salud pública.
La transmisión de mox, que anteriormente se pensaba que ocurría principalmente a través del contacto con animales o el medio ambiente, ha demostrado estar relacionada en gran medida con la actividad sexual, con aproximadamente un tercio de los casos asociados con trabajadoras sexuales. Este cambio en la dinámica de transmisión ha llevado a una reevaluación de las estrategias de prevención y control de la enfermedad.
Expertos en enfermedades infecciosas advierten sobre la gravedad de la situación, señalando que la falta de pruebas generalizadas podría estar contribuyendo a una propagación silenciosa de la enfermedad. El Dr. Boghuma Titanji, de la Universidad Emory, enfatiza la importancia de adaptar las estrategias de prueba para detectar las mutaciones emergentes del virus y contener su propagación.
El desafío se agrava por la falta de acceso a vacunas y tratamientos efectivos en el Congo. Aunque se han autorizado vacunas en provincias de alto riesgo, la disponibilidad sigue siendo limitada, y las conversaciones con países donantes están en curso para garantizar un suministro adecuado. La coordinadora del Comité de Respuesta a la Viruela del Mono del Congo, Cris Kacita Osako, afirma que una vez que se asegure el suministro, se implementarán campañas de vacunación como parte integral de la respuesta a la crisis.
El panorama actual evoca preocupaciones históricas sobre la gestión de enfermedades emergentes y la necesidad de una acción coordinada a nivel nacional e internacional. El Dr. Dimie Ogoina, de la Universidad del Delta del Níger, compara la propagación de la mox con los primeros días del VIH, destacando la importancia de abordar los prejuicios y la estigmatización asociados con las enfermedades de transmisión sexual.
El Dr. Michael Ryan, jefe de emergencias de la OMS, advierte sobre la falta de financiamiento para abordar la crisis, subrayando la urgencia de una respuesta global coordinada. A medida que el brote de mox continúa extendiéndose por África y más allá, la comunidad internacional enfrenta la difícil tarea de contener una enfermedad en evolución y proteger la salud y el bienestar de las comunidades afectadas.
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