La dura respuesta del gobierno británico y las contramarchas por los graves disturbios en Reino Unido protagonizados por miembros de la extrema derecha
El gobierno británico ha estado aplicando medidas rápidas y extraordinarias para lidiar con las violentas revueltas
“Cualquiera que se involucre en el desorden -sin importar su motivo- sentirá todo el peso de la ley”.
Ese es el mensaje que dio el primer ministro de Reino Unido, Kier Starmer, tras tomar medidas extraordinarias para hacer frente los disturbios violentos de carácter xenófobo y racista que se han extendido por Inglaterra e Irlanda del Norte en la última semana.
Los disturbios empezaron en la ciudad de Southport, en el noroeste de Inglaterra, después de que un adolescente atacara con un cuchillo un centro comunitario, matando a tres niñas e hiriendo de gravedad a cinco menores más y dos adultos.
Hordas de manifestantes salieron a las calles, animados por informaciones falsas publicadas en las redes sociales por grupos de extrema derecha que señalaban que el atacante era un inmigrante musulmán que había solicitado asilo en Reino Unido.
Los manifestantes atacaron mezquitas y hoteles conocidos por alojar a refugiados, incendiaron automóviles, lanzaron amenazas e insultos racistas, golpearon a personas que pensaban que eran extranjeras y se enfrentaron con la policía.
Ha habido cientos de arrestos y los tribunales ya han empezado a enjuiciar y encarcelar a varios de los participantes en los actos violentos, tras la orden del gobierno de agilizar los procesos judiciales.
Starmer celebrará este jueves una tercera reunión de emergencia con su gabinete y comandantes de la policía, mientras continúa la amenaza de más disturbios.
Entretanto, el miércoles en la noche, miles de manifestantes salieron a las calles en contramarchas antirracistas por todo Inglaterra.
Unos 6.000 efectivos de la policía fueron desplegados en anticipación de más disturbios, pero la mayoría de las marchas se realizaron pacíficamente como muestra de apoyo a los refugiados.
Condenas sustanciales
El gobierno británico ha estado aplicando medidas rápidas y extraordinarias para lidiar con la crisis de orden público.
Tras una primera reunión ministerial de emergencia el martes, el gobierno anunció refuerzos para la policía así como la disponibilidad de 500 nuevos espacios en las cárceles para los condenados por la violencia.
Keir Starmer afirmó que las personas que sean detenidas por participar en los disturbios serán procesadas y condenadas rápidamente en los tribunales.
Después de convocar una segunda reunión de emergencia con los comandantes de la policía, Starmer declaró que espera que en pocos días se dicten “condenas sustanciales”.
El primer ministro elogió la “robusta y rápida respuesta” del sistema de justicia penal, añadiendo que espera que las sentencias de algunos de los involucrados en los disturbios sean dictadas antes del fin de semana.
“Eso debería enviar un mensaje poderoso a cualquiera que esté involucrado, ya sea directamente u online, de que muy probablemente será procesado en cuestión de una semana”.
“Nadie, pero nadie, debería involucrarse en este desorden”, añadió.
“La punta del iceberg”
En la mañana del jueves, William Nelson Morgan, de 69 años, fue condenado a 32 meses de prisión por desorden violento y a otros seis meses por posesión de un arma ofensiva. El condenado llevaba una porra durante la revuelta del sábado en Liverpool y fueron necesarios tres policías para detenerlo.
Previamente, cuatro hombres ya habían sido encarcelados por su participación en los disturbios.
A la salida del tribunal, la fiscal en jefe de la Corona, Sarah Hammond, advirtió que las sentencias de cárcel eran “la punta del iceberg”, y que eran “apenas el comienzo de lo que será un doloroso proceso para muchos que tontamente decidieron involucrarse en los disturbios violentos”.
Muchos más sospechosos están compareciendo en los tribunales por los disturbios.
Hasta el miércoles, las autoridades habían arrestado a más de 400 personas en relación con los eventos violentos y unas 140 han sido imputadas en días recientes, según la Fiscalía de la Corona.
Estas incluyen cuatro hombres que comparecieron ante un tribunal de Manchester, acusados de conducta violenta el sábado durante una protesta en un parque de esa ciudad.
Y en la vecina localidad de Warrington, una mujer de 53 años fue acusada de enviar mensajes amenazantes sugiriendo “hacer volar una mezquita con los adultos adentro”, según una fuente de la Corte de Magistrados.
Mensajes de extrema derecha en línea
El gobierno ha reiterado que la criminalidad online también será enfrentada con todo el peso de la ley.
El jefe del Servicio de la Fiscalía de la Corona, Stephen Parkinson, le dijo a la BBC el martes que su oficina está considerando la solicitud de extradición de influencers de redes sociales que supuestamente están jugando un papel en los desórdenes violentos desde el extranjero.
“Deben saber que no estarán a salvo y no tendrán donde esconderse”, recalcó.
Añadió que cualquiera que estuviera vinculado a la violencia enfrentaría los cargos penales más severos, incluyendo el de terrorismo.
Las autoridades están preocupadas por personalidades de extrema derecha como el fundador de la Liga de Defensa Inglesa, Stephen Yaxley-Lennon, también conocido como Tommy Robinson.
Robinson se encuentra actualmente en Chipre y el Tribunal Superior británico emitió una solicitud para su arresto, después de que no cumpliera con una orden de comparecencia el lunes pasado.
Apoyo a la diversidad
El miércoles en la noche, miles de personas salieron a las calles de varias ciudades y pueblos de Inglaterra para manifestar su apoyo a los refugiados.
La policía desplegó a unos 6.000 agentes en espera de más violencia, pero estas marchas se realizaron pacíficamente en su mayoría, con sólo un puñado de arrestos.
En Londres se celebraron las contramarchas más numerosas.
En Walthamstow, en el noreste de Londres, un distrito santuario que da la bienvenida a los refugiados, salieron miles de personas a las calles.
Muchos sostenían carteles con mensajes como “El odio no es bienvenido aquí”, “Alto a la extrema derecha”, y “Refugiados bienvenidos”.
“Estamos aquí para apoyar la diversidad y mostrar fuerza contra los matones”, expresó Frank Merritt.
Muchas de las contramarchas se celebraron en los lugares en los que ocurrieron los disturbios protagonizados por miembros de la extrema derecha.
En Liverpool, cientos de manifestantes se congregaron en torno a una oficina de servicios de asilo que tenía sus ventanas protegidas con tablas, coreando su apoyo a los refugiados e inmigrantes.
La presencia de una contramarcha de unas 2.000 personas en la ciudad de Bristol evitó que un pequeño grupo de extremistas atacara la oficina de un grupo de abogados especializados en refugiados.
En Newcastle, en el norte de Inglaterra, unos 1.000 manifestantes, la mayoría musulmanes, se pararon frente a un centro de servicios migratorios que había sido designado como objetivo por la extrema derecha.
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