Comer pescado durante el embarazo podría reducir el riesgo de autismo en un 20%
Consumir pescado durante el embarazo podría disminuir el riesgo de autismo en un 20%. Los suplementos de aceite de pescado no ofrecen el mismo efecto
Un estudio ha revelado que el consumo regular de pescado durante el embarazo podría reducir significativamente el riesgo de que los niños desarrollen un trastorno del espectro autista (TEA).
Según la investigación, este hábito alimenticio disminuye en un 20% la probabilidad de un diagnóstico de TEA, una condición del desarrollo que afecta la interacción social, la comunicación y el comportamiento. Los suplementos de aceite de pescado, a pesar de ser una fuente común de ácidos grasos omega-3, no generaron el mismo efecto protector.
El estudio, dirigido por investigadores del Instituto de Autismo AJ Drexel de la Universidad Drexel, analizó la relación entre la dieta de las mujeres embarazadas y los posteriores diagnósticos de TEA en sus hijos.
Se examinó la ingesta de pescado de 10,800 mujeres embarazadas, así como el uso de suplementos de aceite de pescado de 12,646 mujeres, con el objetivo de identificar posibles vínculos entre el consumo de estos nutrientes y los rasgos relacionados con el autismo reportados por los padres.
Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que aproximadamente una cuarta parte de las mujeres participantes no incluían pescado en su dieta durante el embarazo. A pesar de las recomendaciones médicas que sugieren consumir entre 8 y 12 onzas de pescado a la semana, muchas mujeres optaron por suplementos en lugar de pescado real.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que estos suplementos no ofrecían los mismos beneficios en la reducción del riesgo de autismo, lo que subraya la importancia del consumo directo de pescado.
Menor riesgo de autismo
La Dra. Emily Oken, coautora del estudio y profesora de la Facultad de Medicina de Harvard, destacó que los beneficios del pescado durante el embarazo van más allá de la reducción del riesgo de TEA. Según la Dra. Oken, “el consumo regular de pescado también está asociado con un menor riesgo de parto prematuro y un desarrollo cognitivo más saludable en los niños“.
Esto refuerza la idea de que el pescado es un componente clave en la dieta prenatal debido a su contenido de ácidos grasos omega-3, que juegan un papel fundamental en el desarrollo del cerebro del feto.
Los ácidos grasos omega-3, presentes en alimentos como el pescado, las nueces, las semillas de lino y ciertas verduras de hoja, son esenciales para el correcto funcionamiento del corazón, el cerebro y los ojos.
Aunque el cuerpo humano no puede producir omega-3 de manera natural, su obtención a través de la dieta es fundamental para el bienestar general. A pesar de esto, el estudio encontró que entre el 65% y el 85% de las participantes no tomaban suplementos de omega-3 ni consumían pescado con regularidad.
Otro aspecto del estudio es que el vínculo entre el consumo prenatal de pescado y una menor prevalencia de TEA fue más pronunciado en las niñas que en los niños. Sin embargo, los investigadores no pudieron establecer una relación clara entre los suplementos de omega-3 y la reducción del riesgo de TEA. Este hallazgo sugiere que los nutrientes presentes en el pescado podrían tener efectos que no se replican mediante los suplementos de aceite de pescado.
El TEA, una condición compleja que aún es objeto de numerosos estudios, afecta el desarrollo neurológico de los niños y puede manifestarse de diferentes formas, desde dificultades en la interacción social hasta comportamientos repetitivos.
A pesar de los avances en la investigación, la comprensión de sus causas sigue siendo limitada. Sin embargo, estudios como este ofrecen nuevas pistas sobre cómo ciertos hábitos alimenticios durante el embarazo pueden influir en la salud a largo plazo de los niños.
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