Niños nacidos en pandemia no tienen mayor riesgo de autismo
Un estudio revela que niños nacidos durante la pandemia, incluidos aquellos expuestos al COVID en el útero, no tienen mayor riesgo de autismo que nacidos antes
Un nuevo estudio ha arrojado luz sobre las preocupaciones que muchos padres y profesionales de la salud han tenido desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
La investigación realizada por expertos del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia indica que los niños nacidos durante el primer año de la pandemia, incluidos aquellos cuyas madres contrajeron COVID durante el embarazo, no presentan un mayor riesgo de autismo en comparación con los niños nacidos antes de la pandemia.
Este hallazgo, publicado en la revista JAMA Network Open, resulta tranquilizador para muchas familias que han vivido con incertidumbre acerca de los posibles efectos a largo plazo de la exposición prenatal al virus y al estrés pandémico.
En lugar de un aumento del riesgo, el estudio señala que los niños cuyas madres padecieron COVID durante el embarazo incluso parecen tener menos probabilidades de dar positivo en las pruebas de detección temprana de autismo.
El equipo de investigación, liderado por la profesora Dani Dumitriu, se enfocó en el uso de un cuestionario de detección del desarrollo neurológico para niños de entre 16 y 30 meses. Este tipo de evaluación es frecuentemente empleado por pediatras para identificar comportamientos asociados con el riesgo de autismo.
No hay riesgo de autismo
Aunque este tipo de herramienta no es un diagnóstico definitivo, sí es predictiva y permite identificar potenciales señales de alerta. Los investigadores compararon las respuestas proporcionadas por los padres de niños nacidos antes de la pandemia con las de aquellos que llegaron al mundo durante su primer año, y los resultados fueron alentadores: no hubo diferencias significativas en el riesgo de autismo entre los dos grupos.
Hallaron que los niños que estuvieron expuestos al COVID-19 en el útero, en lugar de mostrar un mayor riesgo, resultaron menos propensos a obtener puntuaciones indicativas de riesgo de autismo. Dumitriu y su equipo han planteado varias hipótesis para explicar este fenómeno.
Una de ellas sugiere que los padres que experimentaron COVID-19 durante el embarazo pudieron haberse enfrentado a un tipo de estrés distinto al de aquellos que no contrajeron el virus, lo que podría haber influido en su percepción del comportamiento de sus hijos.
Este estudio forma parte de una investigación más amplia, la iniciativa COMBO (COVID-19 Mother Baby Outcomes), que tiene como objetivo analizar los efectos de la pandemia, tanto del virus como del estrés relacionado, en el desarrollo neurológico infantil.
Con la llegada de los niños nacidos durante las primeras etapas de la pandemia a una edad en la que suelen aparecer los primeros signos de autismo, los investigadores han podido empezar a recopilar datos valiosos.
Sin embargo, Dumitriu advierte que aún es pronto para sacar conclusiones definitivas. Aunque los resultados actuales son tranquilizadores, es importante seguir monitoreando a estos niños a medida que crezcan.
El autismo es solo uno de los muchos posibles impactos que las experiencias prenatales y los entornos únicos de la pandemia podrían tener en el desarrollo infantil. Estudios previos de otros contextos estresantes, como desastres naturales o hambrunas, han demostrado que los problemas neurológicos pueden no manifestarse hasta la adolescencia o la adultez temprana.
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