Editorial: vota sí por la Medida A
La Medida A tiene sentido común, mecanismos que garantizarán el uso adecuado de los fondos y objetivo que comparte la mayoría de los angelinos en el condado
Veinte años atrás, cuando LAHSA – la Autoridad de servicios para desamparados, un ente conjunto de la ciudad y el condado de Los Ángeles – contó a los homeless de nuestra área, llamaba la atención el relativo bajo porcentaje de latinos en esta población, lo que en su momento se explicaba por las estrechas relaciones familiares en nuestra comunidad y porque la cercanía del país de origen daba opciones de volver.
Pero desde entonces subió el número de homeless en general, y el de latinos entre ellos en particular. Aquí, alrededor de 30,000 latinos no tienen casa en todo momento: un aumento del 73% en cinco años. En el resto del país, el aumento fue mucho menor, debajo del 20%. Contrariamente al pasado, los latinos son ahora el grupo de mayor presencia entre los homeless angelinos: el 49% de la población general y el 43% de los sin casa.
La extrema pobreza en la que viven muchas familias latinas exacerba este cuadro. Hay un cuarto de millón de hispanos en condiciones precarias y hacinadas, especialmente en el Sur de Los Ángeles y el centro de la ciudad. Su situación los obliga a compartir estas viviendas con otros, un fenómeno conocido y cada vez más común.
Están a un paso del desamparo. Otro grupo numeroso padece inseguridad: el 56% de quienes alquilan su vivienda en el condado son latinos, y de este grupo, la mitad tiene ingresos tan bajos, y la renta es tan alta – un promedio de casi $2,500 por mes -, que gastan en ella el 30% o más de lo que ganan. Es una situación insostenible.
Quien piense que los que logran pagar esas rentas viven como privilegiados está en un error: pululan las viviendas alquiladas sin permisos, en condiciones lamentables. Muchos de ellos no se animan a quejarse. Y en general, son familias de trabajadores.
El desamparo es, según una encuesta de mayo, el problema que requiere acción inmediata para la mayoría de los angelinos.
Es lo que quiere abordar la Medida A. Su nombre completo es “Vivienda asequible, soluciones para la falta de vivienda y prevención ahora” -, y los ciudadanos del condado podrán votar por ella el 5 de noviembre, para avanzar soluciones a este agudo problema. Generada en la Junta de Supervisores del condado, propone aumentar considerablemente el acceso a viviendas asequibles, seguras y de mejor calidad. Sus características toman constancia de que el desamparo es un proceso por etapas y apunta a aliviar el déficit de viviendas asequibles en general.
Pero para los desamparados ofrecerá también más acceso a atención de salud mental y tratamiento de adicciones.
Para ello reemplazaría la existente Medida H, que grava 0.25% de las ventas y que vencería en 2027, con un aumento de otro 0.25% llegando a un impuesto de 0.5%, con lo que recaudará aproximadamente 1,200 millones de dólares cada año.
Contrariamente a la Medida H, de ser aprobada la Medida A no tendrá fecha de vencimiento.
De claudicar la Medida H el número de desamparados crecerá en un 28%, según los proponentes. La Medida A lo impedirá, y prevendrá que decenas de miles adicionales de quienes viven en precarias condiciones caigan en el desamparo.
Sabiendo la responsabilidad que significa el manejo de estos fondos muchas veces millonarios, la Medida A exige que por ley todos los programas alcancen objetivos predeterminados de reducción de la falta de vivienda a cinco años, y demanda frecuentes auditorías independientes.
La Medida A tiene sentido común, mecanismos que garantizarán el uso adecuado de los fondos recaudados y sirve un objetivo que comparte la mayor parte de los angelinos en el condado. La Opinión apoya la Medida A y llama a sus lectores en el condado a que la apoyen.
El 5 de noviembre, ¡vota sí por la Medida A!