El picante y la percepción del dolor: qué dice un estudio
Las expectativas hedónicas influyen asimétricamente en cómo el cerebro procesa experiencias sensoriales, afectando placer y dolor ante estímulos como el picante
Un reciente estudio ha revelado que las expectativas que tienen los seres humanos sobre una experiencia placentera pueden influir profundamente en la manera en que el cerebro responde a estímulos como el sabor picante.
Publicado el 8 de octubre en la revista PLOS Biology, el estudio fue dirigido por Yi Luo, de la Universidad Normal del Este de China, y Kenneth Kishida, de la Facultad de Medicina de Wake Forest, EE. UU., junto a un equipo de colaboradores internacionales.
La investigación explora cómo las expectativas hedónicas, aquellas relacionadas con el placer, moldean asimétricamente tanto las respuestas neuronales como las experiencias subjetivas.
Las expectativas juegan un papel fundamental en la percepción humana, influyendo en cómo interpretamos y respondemos al mundo que nos rodea. Las expectativas positivas sobre los estímulos sensoriales pueden generar efectos beneficiosos, como la reducción del dolor y la disminución del malestar emocional, a través del conocido efecto placebo.
En contraste, las expectativas negativas pueden amplificar sensaciones de ansiedad y potenciar la percepción del dolor. Los investigadores de este estudio querían entender cómo el componente hedónico de las expectativas afecta nuestras experiencias sensoriales subjetivas, en particular, cuando se trata de un estímulo tan intenso como el sabor picante.
Para llevar a cabo esta investigación, se seleccionaron a 47 participantes con diversas preferencias en cuanto al gusto por la comida picante. Cada uno de ellos completó varias tareas mientras se les realizaba una resonancia magnética funcional, lo que permitió a los científicos observar en tiempo real las respuestas cerebrales asociadas a sus experiencias sensoriales.
A los participantes se les presentaron pistas contextuales sobre el nivel de picante que estaban a punto de probar, lo que les permitió a los investigadores generar expectativas positivas o negativas antes de que realmente experimentaran el sabor.
Estímulos sensoriales
La principal conclusión del estudio fue que las expectativas previas influyen significativamente en cómo se perciben los estímulos sensoriales. Aquellos que anticipaban disfrutar del picante mostraron una mayor actividad en regiones cerebrales vinculadas con el placer y la integración de información, como la ínsula anterior, la corteza prefrontal dorsolateral y la corteza cingulada anterior dorsal.
Esto sugiere que las expectativas positivas no solo intensifican la experiencia subjetiva del placer, sino que también activan sistemas neuronales asociados con el procesamiento de recompensas y la regulación emocional.
Por otro lado, los participantes que esperaban que el picante fuera desagradable tuvieron una experiencia completamente diferente. Sus expectativas negativas no solo disminuyeron su disfrute, sino que también aumentaron la actividad en las áreas cerebrales relacionadas con el dolor y las emociones negativas, como la red de la Firma del Dolor Neurológico.
Estos resultados resaltan la manera en que el cerebro procesa la información sensorial de manera asimétrica, dependiendo de si la expectativa es positiva o negativa.
El estudio ofrece una visión sobre cómo nuestras expectativas afectan tanto nuestra percepción como nuestras respuestas neuronales. Según los autores, las expectativas positivas promueven la integración de información de alto nivel y el procesamiento de recompensas, lo que mejora las experiencias sensoriales placenteras. En cambio, las expectativas negativas parecen activar mecanismos de procesamiento de bajo nivel, relacionados con la percepción del dolor y las emociones negativas.
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