Mujeres en LA imaginan un mundo sin violencia doméstica
Decenas marchan para lanzar un mensaje de esperanza y acabar con maltrato verbal y físico, el acoso sexual y la explotación económica de las mujeres

Mujeres en el Este de LA alzan su voz. Crédito: Fotos: Jorge Luis Macías | Impremedia
Cada año, miles de mujeres latinas experimentan todo tipo de actos de violencia doméstica, desde la agresión verbal y física, hasta la explotación mental y económica.
Datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), apuntan que un 29.7% de mujeres latinas adultas (6,537,000) en Estados Unidos aseguran haber experimentado violencia doméstica en algún momento de su vida.
Para lanzar mensajes de: “Basta de violencia machista”, “Trata a tu pareja con respeto”, “Violencia contra las mujeres es un asunto de hombres” o enfatizar que “el amor no lastima”, decenas de familias se unieron a la tradicional marcha organizada por el Centro de Mujeres del Este de Los Ángeles.
Organizadores del evento invitaron a las personas a unirse solemnemente para recordar las vidas perdidas a causa de la violencia doméstica, apoyar a los sobrevivientes e imaginar un futuro sin violencia, así como inspirar cambios durante el mes de concientización sobre esta problemática.
Vestidos de color púrpura como símbolo de paz, coraje, supervivencia, honor y compromiso personal para tomar medidas contra la violencia doméstica en sus propias comunidades, las personas se reunieron frente al Mural de la Virgen de Guadalupe en la intersección de las avenidas César Chávez y Mednik.
“Toda persona tiene derecho a la tranquilidad, a una vida libre de violencia, a un hogar seguro y a ser tratado con respeto y dignidad”, declaró Barbara Kappos, directora ejecutiva del East Los Angeles Women’s Center (ELAWC), frente a la multitud que se reunió en el patio del East Los Angeles College Performing Arts Center.
“Una violación de derechos humanos”
En Estados Unidos, además, casi tres mujeres son asesinadas cada día por su pareja íntima, predominantemente hombres que ellas conocen y, en gran medida, por parejas íntimas actuales o anteriores, según Sanctuary for Families (Santuario para las Familias), organización proveedora de servicios y defensora de sobrevivientes de violencia doméstica, tráfico sexual y formas de violencia de género.
En California, específicamente, el fiscal general estatal, Rob Bonta reportó que en 2023 las fuerzas del orden recibieron 160,357 llamadas de asistencia relacionadas con la violencia doméstica, apenas 2,165 menos que en 2022.
También, el número de llamadas sobre violencia doméstica en las que se involucró armas de fuego disminuyó de 2,132 casos en 2022 a 1,789 en 2023.
En particular, en Los Ángeles, la detective Marie Sadanaga reportó en julio de 2023 a la Comisión de Policia que en la ciudad se recibieron 43,438 llamadas relacionadas a incidentes de violencia doméstica y se cometieron 17,472 delitos. De estas cifras, hubo 3,405 arrestos y 378 casos involucraban el uso de armas.
“La violencia doméstica es una violación de los derechos humanos”, dijo Barbara Kappos. “Si bien la violencia doméstica a menudo se trata como un asunto privado, es verdaderamente un problema colectivo que la sociedad en su conjunto debe abordar porque viola toda una gama de derechos fundamentales, humanos, civiles, económicos, sociales y culturales”.
Un marido golpeador
“Margarita”, víctima y sobreviviente de la violencia doméstica narró su caso. Estuvo casada aproximadamente 26 años con un militar.
“Él era el proveedor y yo me encargaba de todo lo demás”, dijo. “Tuvimos dos hijos, ambos con necesidades especiales”, dijo.
Ella decidió quedarse en el hogar donde su marido era “controlador, posesivo, celoso, narcisista y egocéntrico”, expresó. “Me violentó verbal y psicológicamente, tuve alteraciones en el sueño y aislamiento social”.
Margarita se sentía sola. No hablaba con nadie.
“Hasta el día de hoy sigo teniendo depresión, ansiedad y síndrome de estrés postraumático”, reveló. “Afortunadamente me están tratando mi problema de salud mental, tengo mi terapeuta y mi psiquiatra que me han ayudado mucho ya desde hace más de un año”.
Antes de vivir en California, su familia vivió en El Paso, Texas. Su exesposo se mudó para trabajar en California y los demás tomamos la decisión de venirse también.
Llegaron a la casa de la mamá del militar.
“Ella también me violentó, no me dejaba de hablar. Cuando se le daba la gana, ella se encargaba de preparar los alimentos y yo la limpieza”, describió Margarita. “Vivimos con ella siete larguísimos meses”.
En la casa vivían cinco adultos, un gato de la suegra y otros cuatro de ella. Uno murió.
“Pienso que ella y su nieta me lo envenenaron. En esa casa me sentí asfixiada. Vivía un infierno; dormía poco y lloraba mucho, a veces en la regadera o por las noches cuando todos se iban a dormir”, manifestó.
En noviembre de 2023 la hija de Margarita preguntó a la abuela por qué las maltrataba. No tuvo respuesta.
“El papá de mis hijos, en vez de defendernos a nosotros, su familia, decidió defender a su mamá… Él nos empujó varias veces a mi hija y a mí”, recordó.
La gota que derramó el vaso ocurrió cuando el exesposo golpeó a Margarita con el puño.
“ Apuntándome hacia la cara con toda su fuerza me golpeó en dos ocasiones en la mandíbula izquierda”, dijo. “Todavía me da un poquito de miedo tocarme ahí. Me trauma”.
A raíz de la agresión, su hija llamó al 911, y, aunque ella quiso negar los golpes recibidos ante la policia, su hija confirmó el ataque físico.
El agresor fue arrestado, pero ellas quedaron en la calle, hasta que una amiga de la infancia les ofreció refugio, y, a través del Centro de Mujeres del Este de Los Ángeles le pudieron conseguir una vivienda permanente.
La definición errónea del machismo
Osvaldo “Ozzie” Cruz, gerente principal de iniciativas educativas y familiares de National Compadres Network dijo a La Opinión que parte de su responsabilidad es trabajar con los hombres y los jóvenes para crear conciencia acerca de lo que significa la violencia doméstica y el acoso sexual.
“Para la violencia doméstica no hay una sola respuesta”, indico. “Hay que analizar la historia de nuestras vidas para saber cuáles son los ejemplos que se nos han dado, cuáles son aquellas cosas o excusas que hemos creado para este problema que hemos creado y del cual hemos volteado la cara, sin querer hacernos responsables”.
“Ozzie” Cruz señaló que todo ser humano, y, en especial los hombres, “tenemos la habilidad y la responsabilidad de identificar cuáles son los valores que nos apoyan para dejar atrás costumbres o tradiciones que no son edificantes en nuestras relaciones, como la costumbre de llevar alcohol a la celebración de un cumpleaños, el ser egoístas o ser parte de la definición negativa del machismo”.
“No se trata de respetar solo a las mujeres, sino a cualquier ser humano”, dijo.
“No más miedo”
“A sus 30 años, Daisy” tiene un historial de agresión sexual desde los 15 años y es una sobreviviente de violencia doméstica.
“Todo comenzó con parejas anteriores que he tenido”, testificó Daisy, durante la marcha y vigilia anual organizada por el Centro para las Mujeres del Este de Los Ángeles (ELAWC).
El abuso en contra de Daisy surgió de la ausencia de la figura materna y paterna.

“Siempre me ha faltado ese amor y cariño”, dice Daisy. “Entonces, he buscado ese amor y cariño a través de mi pareja, pero, cuando comencé a tener relaciones con alguien, me di cuenta de que esa persona se estaba aprovechando de mí”.
Daisy salió de esa relación que duró cuatro años, donde fue víctima de abuso sexual y verbal.
Pasó a la siguiente pareja y su historia empeoró, recibía golpizas todo el tiempo y era menospreciada.
Huyó de aquella experiencia y, cuando creyó que había encontrado a un caballero en su vida, le ocurrió lo que ella considera ha sido “el peor abuso”.
“Esta persona manipulaba mi mente y a mí misma”, declaró. “Se dio cuenta que yo era una gran trabajadora, que soy una persona fuerte y se centró en quién era yo y lo que podría lograr en la vida”.
Y aquel hombre se hizo cargo de las finanzas de Daisy. La explotaba y creía que estaba enamorado de ella.
“Cavó profundamente en mi mente”, dijo. “Y muy temprano en la relación, quedé embarazada”.
Daisy decidió seguir un camino separada de aquel hombre. Durante el embarazo supo que la señal de alerta del abuso eran las finanzas
Se dio cuenta que ella pagaba todo y haciendo todo sola.
Al nacer su hijo, el hombre se mudó al otro lado de la calle donde Daisy vivió desde la infancia.
Básicamente, el hombre sabía dónde estaba Daisy. Conocía cada aspecto de su vida, horarios, a dónde iba a la escuela…todo.
Durante la pandemia, en el Día de la Madre, el tipo le regaló una salida al concierto de la banda de rock pop de los Jonas Brothers en el estadio de los Dodgers de Los Ángeles.
Él aprovechó que Daisy pasaba por una depresión posparto y, de alguna manera, necesitaba compañía…estar cerca de alguien.


Un día, el hombre la invitó a su casa al otro lado de la calle con su hijo casi recién nacido.
“Me violó y no estaba borracho. Él era plenamente consciente de lo que estaba pasando y lo hizo delante de nuestro hijo, mientras mi bebé dormía”, narró Daisy, a quien le ha sido difícil procesar todas las experiencias sufridas.
Aunque el hombre seguía presente en su vida, a Daisy le llevó demasiado tiempo para conseguir una orden de restricción, misma que le fue concedida solo por unos meses.
“La policía abandonó el caso”, dijo.
Mas el destino le tendría preparada otra mala jugada: Daisy fue diagnosticada con Lupus, una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunitario ataca el tejido sano del cuerpo.
“Así que ahora estoy lidiando con el lupus y el trauma de la violación”, dijo.
Ella desconoce si, después de dos copas se emborrachó, se desmayó por completo o el padre de su hijo la drogó en aquel concierto,
Pero, con el paso del tiempo, Daisy confrontó al hombre. Él aceptó que la había violado, y ella, sabiendo que ya no eran parte de la vida uno del otro, llegó a un acuerdo en un tribunal sobre la custodia compartida de su hijo.
Aquel sujeto finalmente fue excluido de su vida, y para siempre.
Por ello, Daisy lanzó un mensaje de aliento y esperanza para las mujeres latinas y subrayó: “No más miedo. Si eres víctima de algún tipo de violencia doméstica, por favor habla. Incluso si eres joven. Ojalá yo hubiera sabido esto cuando tenía 15 años”.

Y añadió: “Siento que, en nuestra cultura latina, no nos dicen que hablemos. Y definitivamente, si eres joven, eres como yo y estás lidiando con la violencia doméstica, por favor busca ayuda y habla con alguien en el East LA Women’s Center”.
¿Adónde pedir ayuda?
El East Los Angeles Women’s Center tiene tres instalaciones donde las mujeres, hombres y sus familias pueden recibir ayuda:
Este de Los Ángeles
1431 S. Atlantic Blvd.
Los Angeles, CA, 900022
Teléfono: 323-526.5819
Oficina de Commerce
5801 E. Washington Blvd.
Commerce, CA 90040
323-526.5819
The Wellness Center
LA General Medical Center
Los Angeles, CA 90033