Es fácil reconocer a los latinos e inmigrantes, ¿cómo nos afecta la mentalidad de nosotros y “ellos”?
Los latinos e inmigratnes somos un bloque poderoso y diverso que no permitirá que nos maltraten
Es fácil reconocer a los latinos e inmigrantes cuando te das un paseo por las calles de cualquier centro urbano o por una de las vastas regiones agricultoras o industriales del país. Ahí están los latinos e inmigrantes, trabajando. Y trabajan de manera ardua, sudando y ganándose el pan de cada día mientras que logran contribuir al progreso de este país.
Visite un supermercado, fábrica, casa de ancianos, centro infantil Headstart, o un lavacoches y ahí están los latinos e inmigrantes, contribuyendo con su talento y mano de obra. Vea una película, escuche un tema musical, vaya a un juego de béisbol, o póngase un traje de moda, y ahí estamos presentes los latinos e inmigrantes creando e influenciando el arte y la cultura. Somos parte integral de la sociedad en Estados Unidos de América.
Y a pesar de que las estadísticas revelan que somos una nación diversa y resistente, durante este período electoral parecería como que los candidatos en ambos partidos se habrían olvidado de los latinos y los inmigrantes o están estratégicamente ignorándonos. Si los comentarios del candidato Trump y sus seguidores en una parada política en Madison Square Garden son alguna sugerencia de que para la clase política, los latinos e inmigrantes no existimos.
Los latinos somos el segundo grupo étnico más grande en Estados Unidos con 63.6 millones de personas, representando el 19.1% de la población total en el 2022. Ocho de cada 10 latinos en Estados Unidos son ciudadanos estadounidenses. Según el Pew Research Center, en el 2024, 26.2 millones de latinos eran elegibles para votar, 4 millones más que en el 2020.
En cuanto a la comunidad inmigrante, se estima que 46.2 millones de personas, o casi el 14% de la población total en Estados Unidos nació en otro país. Los países de donde más personas han emigrado a Estados Unidos son México, India, China, Filipinas, y El Salvador. Muchos de estos inmigrantes están casados con ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes y tienen hijos nacidos aquí. Muchos se han naturalizado y pueden votar. Algunos no pueden votar debido a su estado migratorio irregular.
Desde el primer momento cuando Donald Trump bajara por las escalinatas doradas de su apartamento en Manhattan para anunciar su candidatura a ser presidente en el 2016, su principal objetivo ha sido denigrar, demonizar y criminalizar a los latinos y los inmigrantes. Muchos le permitieron que siguiera tratándonos así cuando estaba en la Casa Blanca y ahora que busca reelegirse, sigue ultrajándonos.
Otros no han dicho nada o han dicho poco ante estos ataques. Pareciera ser que ya nada de lo que diga Trump sorprende a la mayoría. Pero sus palabras hirientes, sus constantes ataques, acusaciones y sus mentiras hieren profundo el corazón de nuestra comunidad que en muchas instancias inspiran a la violencia y al odio hacia nosotros. Al permitir o ignorar este tipo de retórica divisiva, se le está permitiendo que sus palabras y acciones contaminen el pozo de agua del que todos bebemos.
Los resultados inmediatos de esta retórica anti-inmigrante que le encanta a Trump y sus secuaces, se puede medir en el incremento de crímenes de odio. En California, los crímenes de odio en contra de negros, latinos, y asiáticos, aumentaron un 156% entre el 2019 y 2022. La mentalidad de “nosotros” y “ellos” y la continuación de una narrative falsa y enfermiza que los inmigrantes y latinos quieren reemplazar a los estadounidenses blancos, tiene como propósito dividir, forjar desconfianza y crear caos.
Pero si la historia nos ha enseñado algo, es que el péndulo va y viene. Es un peligro para cualquier candidato que quiera excederse con tanta mano dura y con tantas palabras venenosas en contra de nuestra comunidad. Los latinos e inmigrantes somos un bloque poderoso y diverso que no permitirá que nos maltraten o que ignoren las necesidades de nuestra comunidad o familias. Los cuatro millones de personas que son elegibles para votar en el 2024 pueden y serán la diferencia.
Lo que algunos de estos políticos olvidan es que somos estadounidenses de alma y corazón. La gran parte de los latinos e inmigrantes en Estados Unidos han radicado en el país durante varias generaciones y en muchos sentidos son el mejor ejemplo de lo que es un estadounidense: tenaces, trabajadores, gente de familia, creyente y practicantes de tradiciones y culturas que hacen de esta nación un poder mundial.
También somos emprendedores, dueños de empresas y negocios que emplean a miles y contribuyen a la economía, compramos casas, invertimos en la bolsa de valores y cuando nos atacan nos defendemos, nos organizamos y actuamos cuando hay que actuar.
Los Estados Unidos de América es uno de los países más vibrantes y diversos en el mundo. Nuestros ideales y aspiraciones como nación que defiende y promueve valores democráticos y humanos nos coloca en un lugar único y especial. Los latinos y los inmigrantes somos parte integral de esta mezcla mágica de culturas y voces que conforman las 346 millones de almas que representan la población total de este país.
Somos parte de una diversidad que es buena para esta nación, independientemente de quién gane las elecciones, sería muy inteligente y aconsejable que la clase política que pronto liderará nuestro país, nos escuchen, nos vean, nos reconozcan, y nos respeten.
(*) Angélica Salas es la directora ejecutiva de CHIRLA.
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