Personas VIH positivas ahora podrán recibir trasplantes de órganos

EE. UU. permitirá trasplantes entre personas con VIH para riñón e hígado, ampliando donantes y reduciendo esperas, avalado por sólidas investigaciones médicas

Mujeres y hombres con VIH experimentan diferentes formas de estigma: estudio

El estigma anticipado, como el temor a la discriminación en el trabajo, fue un factor importante que disuadió a muchas personas con VIH de buscar empleo que requería pruebas de VIH. Crédito: Jarun Ontakrai | Shutterstock

En un avance significativo para la medicina y los derechos de los pacientes, las personas con VIH que requieren un trasplante de riñón o hígado podrán recibir órganos de donantes que también tienen VIH. Esta nueva norma, anunciada por funcionarios de salud de Estados Unidos, marca un cambio en las políticas de trasplante, eliminando restricciones que antes limitaban estas intervenciones a estudios de investigación. Desde este miércoles, la normativa entrará en vigor, ampliando el acceso a órganos para pacientes con VIH y para la población general, al aumentar la disponibilidad de donantes.

El Secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, destacó el impacto positivo de esta medida en un comunicado, subrayando que permitirá superar barreras innecesarias en el proceso de trasplantes. “Ampliar el grupo de donantes de órganos mejorará significativamente los resultados para los receptores con VIH”, aseguró. Esta decisión promete no solo beneficiar a quienes viven con esta condición, sino también reducir el tiempo de espera para trasplantes entre pacientes sin VIH, gracias al incremento general en la oferta de órganos disponibles.

La seguridad de los trasplantes entre personas con VIH está respaldada por investigaciones científicas de largo alcance. Un estudio reciente, publicado en el New England Journal of Medicine, evaluó a 198 receptores de órganos, comparando a quienes recibieron riñones de donantes con VIH con aquellos que obtuvieron órganos de donantes sin el virus. Ambos grupos presentaron tasas de supervivencia similares, así como índices bajos de rechazo de órganos, reafirmando la viabilidad de estos procedimientos.

Aunque la nueva normativa supone un avance crucial, el camino hacia este logro comenzó hace más de una década. En 2010, cirujanos sudafricanos demostraron por primera vez que era seguro trasplantar órganos de donantes con VIH a pacientes con la misma condición. Sin embargo, Estados Unidos mantuvo la prohibición hasta 2013, cuando el gobierno permitió la realización de estudios de investigación. Inicialmente, solo se autorizaban trasplantes de donantes fallecidos. Más tarde, en 2019, un equipo médico de la Universidad Johns Hopkins realizó un trasplante innovador: el primer riñón de un donante vivo con VIH a un receptor también VIH positivo.

Desde entonces, más de 500 trasplantes de riñón e hígado de donantes con VIH se han llevado a cabo en Estados Unidos, un número que ahora se espera crezca considerablemente bajo la nueva normativa. Este aumento podría tener un impacto significativo, ya que en la actualidad más de 100,000 personas en el país esperan un órgano, y cada año, alrededor de 6,000 fallecen antes de recibir uno.

El cambio en las políticas refleja no solo el avance médico, sino también una evolución en la percepción social del VIH. Lo que antes era visto como una barrera insuperable para ciertos procedimientos médicos, ahora se aborda con evidencia científica y una perspectiva inclusiva. Este progreso no solo salva vidas, sino que también reduce el estigma en torno a las personas que viven con el virus.

La medida también abre nuevas preguntas sobre cómo optimizar el sistema de trasplantes en su conjunto. La posibilidad de realizar trasplantes con éxito entre personas con VIH refuerza la necesidad de políticas más flexibles que prioricen la equidad en el acceso a tratamientos médicos avanzados. A medida que más pacientes y profesionales médicos se familiaricen con estas prácticas, se espera que el impacto de la nueva norma continúe ampliándose.

Con esta decisión, Estados Unidos reafirma su liderazgo en la innovación médica y en la lucha por la equidad en la atención de salud, marcando un precedente para otros países que enfrentan desafíos similares en el acceso a trasplantes para personas con VIH.

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