Nissan en crisis: recortes, cierres y un futuro incierto
Nissan enfrenta una crisis financiera que la obliga a tomar medidas drásticas. Con pérdidas millonarias, recorta miles de empleos y reduce su producción global

Logo de Nissan. Crédito: Nissan. Crédito: Cortesía
Durante décadas, Nissan ha sido un referente en la industria automotriz, pero en los últimos años, la empresa ha enfrentado una crisis financiera que amenaza su estabilidad.
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Con pérdidas millonarias y una competencia feroz, la compañía se ve obligada a tomar decisiones difíciles para asegurar su supervivencia.
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La reestructuración interna, el cierre de fábricas y la reducción de costos son solo algunas de las estrategias que está implementando.
Uno de los intentos de Nissan para fortalecer su posición en el mercado fue una posible alianza con Honda.
Sin embargo, tras evaluar los términos del acuerdo, la empresa decidió no seguir adelante con la fusión para no perder autonomía.
A pesar de esto, ambas marcas continúan colaborando en el desarrollo de nuevas tecnologías, aunque Nissan sigue en busca de otras soluciones para salir de la crisis.
El declive financiero de la automotriz se debe, en parte, a la disminución en las ventas y al incremento de la competencia.
Aunque algunos modelos de la marca, como el Versa y el Sentra, se encuentran entre los más asequibles en mercados clave como Estados Unidos, esto no ha sido suficiente para impulsar sus ingresos.
Nissan ha mantenido presencia en segmentos estratégicos, pero sus márgenes de ganancia siguen siendo reducidos.
Para enfrentar la situación, la empresa ha optado por una dolorosa medida: la eliminación de casi 10.000 puestos de trabajo.
En una primera fase, se suprimirán 6.500 empleos entre abril de 2025 y marzo de 2026. Posteriormente, una segunda ola de despidos afectará a 1.200 trabajadores adicionales entre 2026 y 2027. Dependiendo de la evolución de la crisis, estas cifras podrían aumentar.
El impacto en la producción será significativo, con una reducción del 20% en la fabricación de vehículos a nivel mundial.
La producción anual, que actualmente ronda los cinco millones de unidades, disminuirá a cuatro millones, afectando principalmente a las fábricas en Asia.
Se ha confirmado el cierre de tres plantas en Tailandia y podrían seguir otras en el sudeste asiático. En contraste, las plantas de Nissan en Estados Unidos continuarán operando, aunque con ajustes en los turnos de trabajo.

Además de los recortes de personal y la reducción en la producción, Nissan está explorando formas de abaratar costos en la fabricación de sus vehículos.
La compañía busca materiales más económicos y métodos de producción más eficientes para optimizar el desarrollo de sus modelos. Sin embargo, esto genera preocupación entre los consumidores, ya que podría afectar la calidad y el diseño de los automóviles.
Uno de los objetivos clave de Nissan es acelerar el desarrollo de sus nuevos modelos, reduciendo el tiempo de producción en hasta 15 meses.
Para lograrlo, la empresa está simplificando sus diseños y disminuyendo la complejidad de las piezas internas. Esto permitirá lanzar vehículos más rápido y con menores costos de manufactura.
A pesar de las dificultades, Nissan mantiene su apuesta por la movilidad eléctrica e híbrida.
Entre sus planes se encuentra el lanzamiento de una versión híbrida del Rogue, el regreso del Leaf en su variante completamente eléctrica y una nueva minivan destinada al mercado japonés.
También se espera la llegada de un nuevo sedán en China, en colaboración con su filial Dongfeng.
La compañía sigue explorando posibles alianzas estratégicas que le permitan fortalecerse en el sector. Aunque han circulado rumores sobre una posible sociedad con Foxconn, no se ha confirmado ningún acuerdo concreto.
Mientras tanto, Nissan continúa evaluando distintas alternativas para mantenerse competitiva en un entorno cada vez más desafiante.
El futuro de la marca sigue siendo incierto. Con una reestructuración en marcha y la necesidad de adaptarse a un mercado en constante evolución, Nissan deberá tomar decisiones estratégicas clave en los próximos años.
Su éxito dependerá de la capacidad para equilibrar costos, innovación y calidad sin comprometer su identidad como fabricante de vehículos confiables y accesibles.
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