Trump y Patel buscan venganza política; los latinos hemos visto esto antes
Kash Patel no es cualquier partidario de Trump; ha defendido abiertamente estas despedidas masivas y puede que ya esté dirigiendo algunas de ellas
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Kash Patel fue nominado por Trump para dirigir el FBI. Crédito: Ben Curtis | AP
En las últimas semanas, Donald Trump had intensificado sus esfuerzos para expulsar a miles de agentes del FBI que investigaron el asalto al capitolio el 6 de enero y la presunta conducta criminal de Trump. Trump busca eliminar a cualquiera que considere insuficientemente leal, incluyendo a aquellos que puedan resistirse a cumplir sus órdenes ilegales, con el fin de sentar los cimientos de un sistema de justicia convertido en un instrumento de venganza política. Y ya tiene al ejecutor perfecto para liderar esta purga: su nominado para dirigir el FBI, Kash Patel.
Patel no es cualquier partidario de Trump; ha defendido abiertamente estas despedidas masivas y puede que ya esté dirigiendo algunas de ellas. Y ha declarado que usaría el FBI para perseguir a los enemigos de Trump, incluyendo a miembros del Congreso, periodistas y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Incluso llegó al extremo de publicar una lista de enemigos dentro del supuesto “estado profundo”. Su nominación deja claro que un segundo mandato de Trump no estaría marcado por la justicia, sino por la venganza.
Para muchos latinos, estas amenazas son demasiado conocidas. Muchos de nosotros, o nuestras familias, venimos de países donde líderes corruptos purgaron a las fuerzas del orden y al ejército, para luego convertir a la policía y a los tribunales en herramientas de represión contra sus críticos. Sabemos que cuando alguien como Patel dice que va a “perseguir” a sus enemigos, lo dice en serio.
Hemos visto lo que sucede cuando los líderes usan el sistema judicial para atacar a sus opositores en lugar de hacer cumplir la ley. Hugo Chávez encarceló a sus críticos. Daniel Ortega arrestó a líderes opositores con cargos falsos para mantenerse en el poder. Y durante casi 50 años, Fidel Castro vigiló, encarceló y obligó a disidentes a exiliarse. Hoy, casi 3,000 presos políticos?periodistas, activistas y líderes opositores?siguen encarcelados en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La historia latinoamericana nos deja una lección clara: cuando los líderes consolidan el poder al purgar instituciones y llenarlas de leales, la democracia no solo se debilita, sino que colapsa. Venezuela es un claro ejemplo. Chávez eliminó a altos mandos militares y los reemplazó con leales que, a su vez, se convirtieron en sus hampones, reprimiendo protestas y restringiendo severamente la libertad de reunión pacífica. Amenazó a periodistas con procesarlos por “desestabilizar” el orden público. Ahora, Trump y Patel quieren traer ese mismo guion a Estados Unidos.
Patel ya ha expuesto sus planes. Ha insinuado que enjuiciaría a legisladores y testigos que participaron en las audiencias del 6 de enero, incluyendo a los oficiales de la Policía del Capitolio que fueron brutalmente golpeados por simpatizantes de Trump. Dijo que los fiscales que investigaron a Trump deberían ser “eliminados y sometidos”. En una entrevista con Steve Bannon, Patel dejó claro que, si es confirmado, perseguirá a los periodistas que reportaron la verdad sobre Trump. Dijo que un segundo gobierno de Trump “perseguiría a las personas en los medios que mintieron sobre los ciudadanos estadounidenses y ayudaron a Joe Biden a manipular las elecciones presidenciales”. Está claro que Patel usaría el inmenso poder que tendría como director del FBI para cumplir estas amenazas, silenciar a la prensa e intimidar a cualquiera que desafíe a Trump.
Eso no es “ley y orden”, es autoritarismo. La decisión que enfrenta el Senado esta semana no es una elección entre demócrata y republicano. Se trata de si Estados Unidos mantiene el Estado de derecho o se convierte en otro país donde los líderes políticos arrestan a sus opositores, criminalizan la disidencia y convierten a las agencias de seguridad en herramientas de represión. El Senado debe rechazar la nominación de Patel, no solo para proteger al FBI, sino para proteger nuestra democracia y nuestra prensa libre. Cualquier senador que vote a favor de confirmarlo estará votando para convertir al FBI en la policía secreta de Trump.
Los latinos entendemos las señales de advertencia. Nuestras familias han sobrevivido el autoritarismo. Ahora, el resto de Estados Unidos debe actuar antes de que sea demasiado tarde.
(*) Mónica Escobedo es directora de comunicaciones de Stand Up America.
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