Adicción a las drogas y medicamentos para perder peso: qué dice un nuevo informe
Un estudio sugiere que las terapias con GLP-1, usadas para la obesidad, podrían reducir el deseo de consumir cocaína, abriendo una nueva vía para adicciones
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Crédito: zimmytws | Shutterstock
Un nuevo estudio de caso publicado en el Journal of Medical Case Reports ha generado interés en la comunidad científica al sugerir que las terapias con agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), comúnmente utilizadas para el tratamiento de la diabetes y la obesidad, podrían tener un efecto en la reducción de la adicción a la cocaína. La investigación, liderada por el doctor Vincenzo Maria Romeo, de la Universidad de Palermo en Italia, documenta el caso de un paciente que experimentó una disminución significativa en sus ansias de consumir cocaína tras ser tratado con semaglutida.
El paciente, un adulto con obesidad y antecedentes de abuso de cocaína, había comenzado a consumir la droga como un método desesperado para perder peso. Al buscar ayuda médica, fue sometido a una evaluación clínica estándar y se le prescribió semaglutida, un fármaco de la familia de los GLP-1 que originalmente fue desarrollado para tratar la diabetes tipo 2 y que posteriormente demostró ser eficaz en la reducción de peso. Romeo y su equipo decidieron monitorear no solo el impacto del medicamento en la obesidad del paciente, sino también sus posibles efectos en su consumo de cocaína.
Doce semanas después del inicio del tratamiento, el paciente regresó para un seguimiento. Los resultados fueron notables: había perdido aproximadamente el 12% de su peso corporal, una reducción acorde con lo observado en otros pacientes tratados con semaglutida. Sin embargo, lo que más llamó la atención del equipo médico fue la drástica disminución en su deseo de consumir cocaína. Al notar este cambio, se le solicitó al paciente que realizara una evaluación psicológica específica para medir la intensidad de su adicción. Los resultados arrojaron una reducción del 59% en sus ansias de consumo.
El paciente también reportó mejoras significativas en su bienestar general. Manifestó sentirse con más energía, con menos dolor articular y con una actitud más optimista frente a su vida diaria. No obstante, experimentó algunos efectos secundarios, principalmente malestar gastrointestinal, que fueron tratados por el equipo médico sin mayores complicaciones.
El hallazgo se suma a una creciente evidencia anecdótica que sugiere que los agonistas de GLP-1 podrían tener efectos más allá del control del peso y la diabetes. En los últimos años, algunos médicos han observado que los pacientes bajo este tipo de tratamiento reportan una disminución en otros tipos de compulsiones, como el deseo de jugar, beber en exceso o consumir otras sustancias recreativas. Sin embargo, aún no existe suficiente investigación clínica para confirmar si estos efectos pueden ser generalizados y utilizados como una estrategia terapéutica para tratar la adicción.
El caso presentado por Romeo sugiere la necesidad de realizar estudios más amplios y controlados para evaluar si los fármacos basados en GLP-1 podrían convertirse en una herramienta viable en el tratamiento de adicciones. De confirmarse estos efectos en ensayos clínicos más grandes, la semaglutida y otros agonistas similares podrían representar un nuevo enfoque en la lucha contra la drogadicción, un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Aunque los resultados son prometedores, los expertos advierten que aún queda mucho por investigar. Factores como la duración del efecto, la seguridad del tratamiento en personas con trastornos de adicción y la comparación con otras terapias existentes deberán ser estudiados en profundidad antes de considerar a los agonistas de GLP-1 como una opción estándar para el manejo de las adicciones. Mientras tanto, este estudio de caso abre una nueva línea de investigación que podría cambiar la forma en que se trata la dependencia a sustancias en el futuro.
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