Científicos chinos encuentran nuevo coronavirus en murciélagos

Científicos chinos descubrieron un nuevo coronavirus de murciélago con potencial zoonótico. Su capacidad de infectar células humanas genera alerta

Científicos chinos encuentran nuevo coronavirus en murciélagos

Crédito: Marat M | Shutterstock

El reciente hallazgo de un nuevo coronavirus de murciélago, denominado HKU5-CoV-2, ha generado preocupación entre la comunidad científica debido a su potencial capacidad de infectar a humanos. Este virus, identificado por un equipo de investigadores chinos liderados por la viróloga Shi Zhengli, ha sido analizado en laboratorios donde se confirmó que puede unirse al receptor ACE2, el mismo mecanismo de entrada utilizado por el SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de COVID-19. Aunque su afinidad por los receptores humanos es menor que la del coronavirus que desató la crisis sanitaria global, la posibilidad de transmisión interespecies mantiene en alerta a los expertos.

Shi Zhengli, reconocida por su extenso trabajo en el estudio de coronavirus en murciélagos, encabeza esta investigación en la que también colaboraron científicos del Laboratorio de Guangzhou, la Academia de Ciencias de Guangzhou y la Universidad de Wuhan. Su equipo identificó este nuevo linaje del coronavirus HKU5 en murciélagos pipistrelle japoneses, los mismos que habían sido asociados previamente con otros patógenos emergentes. HKU5-CoV-2 pertenece al subgénero merbecovirus, el mismo que incluye al virus responsable del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), otro coronavirus con capacidad zoonótica que ha causado brotes letales en el pasado.

Las pruebas de laboratorio no solo confirmaron la capacidad del HKU5-CoV-2 de unirse al receptor ACE2 humano, sino que también demostraron su habilidad para infectar células humanas y tejidos pulmonares e intestinales cultivados artificialmente. Este hallazgo sugiere que, aunque la transmisión directa a humanos no ha sido confirmada, existen factores de riesgo que podrían facilitar su adaptación y propagación en la población. Además, la capacidad del virus para unirse a receptores ACE2 en múltiples especies animales refuerza la posibilidad de transmisión entre diferentes huéspedes, lo que podría allanar el camino para futuros brotes zoonóticos.

A medida que los científicos evalúan los riesgos asociados con este virus emergente, la Casa Blanca ha dado un giro significativo en su postura sobre los orígenes del COVID-19. En enero de 2025, la CIA publicó nuevos hallazgos que respaldan la teoría de que la pandemia tuvo su origen en un incidente de laboratorio en Wuhan, China. Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, afirmó que existe una “verdad confirmable” sobre la fuga de laboratorio, alineándose con declaraciones previas del expresidente Donald Trump. Sin embargo, la CIA mantiene una “baja confianza” en esta conclusión, argumentando que la reevaluación se basa en pruebas ya existentes y no en nueva inteligencia. A esta posición también se ha sumado el Departamento de Energía de EE.UU., reforzando la hipótesis de que el SARS-CoV-2 pudo haber escapado de un laboratorio antes de propagarse globalmente.

El descubrimiento del HKU5-CoV-2 subraya la urgente necesidad de fortalecer la vigilancia epidemiológica y la preparación ante futuras pandemias. La Organización Mundial de la Salud ya ha incluido a los merbecovirus en su lista de patógenos emergentes prioritarios, lo que podría derivar en un aumento en la financiación y recursos para la investigación de virus transmitidos por murciélagos. Científicos de todo el mundo enfatizan la importancia de un enfoque preventivo, que incluya el monitoreo constante de poblaciones animales y la colaboración internacional para detectar amenazas antes de que se conviertan en crisis sanitarias de gran escala.

El hallazgo de este nuevo coronavirus refuerza la idea de que los virus zoonóticos seguirán representando una amenaza latente para la salud pública. Aunque la comunidad científica advierte que aún es demasiado pronto para determinar si el HKU5-CoV-2 podría convertirse en un peligro inminente para los humanos, la vigilancia activa y la cooperación global siguen siendo herramientas clave para evitar que episodios como la pandemia de COVID-19 se repitan en el futuro.

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