Asocian trastornos delirantes con el uso de las redes sociales
Un estudio vincula el uso excesivo de redes sociales con trastornos delirantes como narcisismo y dismorfia corporal, exacerbados por falta de realidad tangible

Crédito: chainarong06 | Shutterstock
Un reciente estudio de la Universidad Simon Fraser ha revelado una estrecha relación entre el uso intensivo de las redes sociales y la aparición de trastornos psiquiátricos caracterizados por delirios. La investigación, publicada en la revista BMC Psychiatry, analizó más de 2.500 publicaciones científicas sobre el impacto de estas plataformas en la salud mental, concluyendo que los trastornos delirantes son los más prevalentes entre los usuarios con una alta dependencia de las redes.

Entre las condiciones identificadas en la revisión destacan el trastorno narcisista de la personalidad, que se manifiesta en una percepción exagerada de superioridad; la erotomanía, una falsa creencia de ser amado por alguien famoso; el trastorno dismórfico corporal, caracterizado por una obsesión con defectos físicos inexistentes o insignificantes; y la anorexia, donde los afectados desarrollan ideas distorsionadas sobre su imagen corporal.
Bernard Crespi, profesor de ciencias biológicas en la Universidad Simon Fraser y uno de los autores principales del estudio, señala que las redes sociales proporcionan un entorno propicio para la formación y perpetuación de estas creencias delirantes. Esto se debe a la naturaleza de las plataformas, que refuerzan la autoimagen distorsionada a través de filtros, publicaciones editadas y la ausencia de una verificación efectiva de la realidad. “Las redes sociales no solo facilitan la creación de estos delirios, sino que también dificultan su cuestionamiento, ya que los usuarios pueden construir y reforzar sus propias narrativas sin confrontar la realidad tangible”, explica Crespi.
El estudio enfatiza que las redes sociales no son dañinas por sí mismas, sino que su impacto negativo radica en cómo interactúan con la psicología de cada individuo. Para muchas personas, estas plataformas pueden ser un medio para conectarse y encontrar apoyo, pero en el caso de individuos con predisposición a trastornos delirantes, el entorno digital puede amplificar sus síntomas. El aislamiento social en la vida real combinado con una exposición prolongada a estos espacios virtuales crea una realidad alternativa donde la percepción propia puede distorsionarse sin restricciones.
Crespi y su coautora, Nancy Yang, destacan que ciertas características de las redes sociales contribuyen a la consolidación de estos delirios. Entre ellas, mencionan la posibilidad de construir una imagen idealizada a través de publicaciones selectivas, el uso de filtros que alteran la apariencia, la retroalimentación constante en forma de “me gusta” y comentarios, y los algoritmos que refuerzan creencias preexistentes al mostrar contenido alineado con la visión del usuario. “En un entorno donde se prioriza la autopromoción y la validación externa, las personas más vulnerables son las que corren mayor riesgo de desarrollar o agravar sus trastornos”, advierten los investigadores.
Otro aspecto clave abordado en el estudio es la diferencia fundamental entre las interacciones en línea y las interacciones cara a cara. En el mundo real, las creencias delirantes tienden a enfrentarse con la realidad física y social, lo que ayuda a moderarlas. Sin embargo, en un entorno digital, donde la validación es inmediata y los algoritmos refuerzan perspectivas sesgadas, los delirios pueden mantenerse y profundizarse sin restricciones.
Como conclusión, los investigadores sugieren que las personas propensas a desarrollar trastornos delirantes deberían reducir su exposición a las redes sociales o adoptar hábitos de uso más saludables. Además, instan a realizar más estudios sobre los elementos específicos de estas plataformas que contribuyen a la amplificación de delirios y proponen estrategias para hacer que la interacción digital sea más realista.
Entre las soluciones mencionadas se encuentran el uso de tecnologías que fomenten una mayor conexión con la realidad, como la implementación de contacto visual en entornos virtuales, la adopción de perspectivas tridimensionales que reduzcan la desconexión con el mundo físico y el uso de avatares más realistas. Estas innovaciones podrían ayudar a disminuir la influencia de las redes sociales en la construcción de identidades distorsionadas y mejorar el bienestar mental de sus usuarios.
La investigación resalta la importancia de un enfoque equilibrado en el uso de las redes sociales. Si bien estas plataformas ofrecen oportunidades valiosas de conexión y comunicación, su impacto en la salud mental no puede subestimarse. La clave, según Crespi y Yang, está en comprender los riesgos asociados y desarrollar herramientas que permitan a los usuarios interactuar con ellas de manera más consciente y saludable.

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