Por qué las bacterias desarrollan resistencia a los antibióticos

El uso excesivo de antibióticos impulsa la resistencia microbiana, una amenaza global. La investigación en fagoterapia y nuevas estrategias ofrece esperanza

Por qué las bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos: todo lo que debemos saber

Los antibióticos son uno de los medicamentos más potentes para combatir infecciones bacterianas. Crédito: Rattiya Thongdumhyu | Shutterstock

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud pública global. Este fenómeno ocurre cuando los microorganismos, como bacterias y virus, desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los fármacos diseñados para eliminarlos.

El uso indebido y excesivo de antibióticos en entornos clínicos es el principal factor que contribuye a la propagación de esta resistencia, lo que dificulta el tratamiento de infecciones y pone en riesgo la vida de millones de personas.

Los microorganismos han desarrollado diversos mecanismos para evadir los efectos de los antimicrobianos. La resistencia puede ser intrínseca, cuando una bacteria posee características naturales que la hacen inmune a ciertos fármacos, o adquirida, cuando los microorganismos modifican su material genético o adquieren genes de resistencia de otras bacterias.

En este último caso, el proceso puede ocurrir por mutación o por transferencia horizontal de genes, un mecanismo que permite a las bacterias intercambiar material genético y potenciar su resistencia.

Uno de los métodos de propagación de la RAM es la formación de biopelículas. Estas estructuras bacterianas actúan como barreras protectoras, dificultando la acción de los antibióticos y permitiendo que los microorganismos sobrevivan en condiciones adversas.

Se ha demostrado que las bacterias dentro de una biopelícula pueden ser hasta 1,000 veces más resistentes a los tratamientos convencionales en comparación con las bacterias individuales.

Cepas resistentes a los fármacos

El problema se agrava con la aparición de cepas resistentes a múltiples fármacos, como las Enterobacteriaceae resistentes a los carbapenémicos (CRE), que han desarrollado mecanismos para neutralizar antibióticos esenciales.

Estas bacterias pueden modificar su estructura celular, reducir la entrada del fármaco a su interior o bombearlo activamente fuera de su sistema, volviéndolo ineficaz.

Para enfrentar este desafío, los investigadores han recurrido a diversas estrategias, incluyendo el uso de técnicas avanzadas como la secuenciación genómica y el análisis del transcriptoma.

Estas herramientas permiten detectar genes de resistencia y comprender mejor cómo evolucionan las bacterias frente a los antibióticos. Gracias a estos avances, se han identificado nuevas dianas terapéuticas que podrían ser clave en el desarrollo de futuros tratamientos.

Una de las alternativas más prometedoras a los antibióticos convencionales es la fagoterapia. Este enfoque utiliza bacteriófagos, virus que infectan y destruyen bacterias específicas sin afectar las células humanas ni alterar el microbioma benéfico.

A diferencia de los antibióticos tradicionales, los fagos pueden adaptarse a las mutaciones bacterianas, lo que los convierte en una herramienta dinámica y eficaz en la lucha contra la RAM.

Investigaciones recientes han demostrado que ciertos bacteriófagos pueden ser utilizados como agentes de biocontrol en entornos clínicos y agrícolas. Estudios han identificado nuevos fagos capaces de eliminar bacterias resistentes sin portar genes de virulencia ni elementos genéticos móviles, lo que los hace seguros para su aplicación en terapias contra infecciones multirresistentes.

Sin embargo, la fagoterapia aún enfrenta desafíos antes de su implementación generalizada. Es necesario realizar estudios adicionales sobre su estabilidad, eficacia y posibles efectos secundarios. A pesar de ello, científicos de diversas partes del mundo continúan explorando su potencial y refinando su uso como una alternativa viable a los antibióticos.

El creciente problema de la resistencia a los antimicrobianos resalta la necesidad de un enfoque integral para combatirlo. Esto incluye el uso racional de antibióticos, la inversión en investigación y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas. La combinación de herramientas genómicas, bioinformáticas y terapias innovadoras ofrece una esperanza tangible en la lucha contra las infecciones resistentes.

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