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Bebés de un año ya muestran habilidades de composición: de qué se trata

Bebés de hasta un año muestran signos de pensamiento compositivo, sugiriendo que esta capacidad mental surge antes del desarrollo del lenguaje

Bebés de un año ya muestran habilidades de composición: de qué se trata

Los investigadores describen cómo, a través de una serie de experimentos, observaron comportamientos que evidencian una comprensión básica de la composicionalidad en bebés de tan solo 10 a 14 meses. Crédito: Shutterstock

Un estudio reciente ha revelado que los bebés, incluso antes de aprender a hablar, ya muestran indicios de una capacidad cognitiva avanzada: la composicionalidad.

Esta facultad, esencial para el lenguaje y el pensamiento complejo, permite descomponer conceptos en elementos más simples y combinarlos mentalmente para comprender su significado.

Hasta ahora se creía que este tipo de pensamiento aparecía solo después de que los niños adquirieran el lenguaje, pero los nuevos hallazgos sugieren que podría tratarse de una habilidad mucho más temprana y básica de la mente humana.

El descubrimiento proviene de un equipo de investigación franco-europeo liderado por Isabelle Dautriche, del Laboratorio de Ciencias Cognitivas y Psicolingüísticas de la Universidad de Aix-Marsella-CNRS, en colaboración con la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) y la Universidad PSL-CNRS.

En su artículo publicado en Communications Psychology, los investigadores describen cómo, a través de una serie de experimentos, observaron comportamientos que evidencian una comprensión básica de la composicionalidad en bebés de tan solo 10 a 14 meses.

Para entender esta capacidad en infantes, que aún no pueden expresar verbalmente sus pensamientos, los científicos recurrieron a un método ampliamente utilizado en estudios del desarrollo infantil medir el tiempo de atención visual.

Cuando un bebé observa un evento incongruente tiende a mirar más tiempo, lo que permite inferir qué tan bien comprende lo que ve. A partir de esta premisa, Dautriche y su colega Emmanuel Chemla diseñaron tres experimentos distintos.

Uno de los ensayos más llamativos consistió en evaluar si los bebés comprendían la negación antes de poder utilizarla en el lenguaje.

Pensamiento compositivo

La negación es un ejemplo clásico de pensamiento compositivo porque su significado depende del contexto: la palabra “no” no tiene valor por sí sola, sino cuando se combina con otra, como en “no azul” o “no caliente”. En lugar de recurrir a palabras, los investigadores utilizaron expresiones faciales universales asociadas con la negación, como el fruncimiento de cejas y el apretado de labios.

Durante el experimento, se mostraron videos de una actriz alcanzando distintos objetos mientras hacía esta “cara de no”. Los bebés de 12 meses observaron más detenidamente a la actriz cuando ella realizaba esta expresión facial, especialmente si el gesto contradecía lo que esperaban.

Según los investigadores, esto indica que los bebés no solo reconocen la expresión, sino que también comprenden su significado en relación con la situación, demostrando así una forma elemental de pensamiento compositivo.

El equipo también encontró que hacia los 14 meses los bebés pueden combinar sustantivos y verbos simples para formar oraciones mentales, incluso si todavía no pueden pronunciarlas.

Además, a los 10 meses ya son capaces de realizar transformaciones mentales de objetos complejos, descomponiéndolos en elementos más simples, lo que refuerza la idea de que este tipo de pensamiento está presente antes del desarrollo lingüístico formal.

Este conjunto de hallazgos plantea preguntas fascinantes sobre el origen del lenguaje y la evolución de la mente humana. Según Dautriche, es posible que la composicionalidad no dependa exclusivamente del lenguaje, sino que sea una propiedad fundamental de la cognición humana, incluso compartida con otras especies.

“Esto nos lleva a reconsiderar qué capacidades mentales son realmente exclusivas de los humanos y cuáles podrían estar presentes, en menor grado, en otros animales”, afirmó.

Los investigadores planean continuar explorando esta capacidad en bebés más jóvenes y en animales con inteligencia social desarrollada. El objetivo es describir cómo se estructura el pensamiento antes de que el lenguaje intervenga y aportar así una nueva perspectiva sobre la evolución del lenguaje humano. Si la composicionalidad antecede al lenguaje, podría tratarse de uno de los pilares cognitivos más antiguos de nuestra especie.

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