Cómo funcionan los probióticos en la piel
El microbioma cutáneo es esencial para la salud de la piel. Los probióticos tópicos muestran promesas, pero la ciencia aún está en desarrollo para su eficacia

Los probióticos en la cara actuán como un estimulador que mejora la apariencia de las arrugas. Crédito: Shutterstock
Un microbioma saludable actúa como un escudo, protegiéndonos de infecciones, ayudando a la reparación de heridas e incluso contrarrestando los efectos nocivos de los rayos solares. Es por eso que mantenerlo en buen estado es vital.
Una de las maneras más innovadoras que han emergido en los últimos años para cuidar del microbioma cutáneo es el uso de probióticos aplicados tópicamente. Esta tendencia, que parece haber resurgido con fuerza, consiste en aplicar microorganismos vivos sobre la piel para promover su salud.
Sin embargo, a pesar de su popularidad, el uso de probióticos en productos cosméticos sigue siendo un campo en constante investigación y aún genera controversia dentro de la comunidad científica.

La falta de pruebas científicas rigurosas sobre la eficacia de los probióticos tópicos es otro de los retos en este campo. Al tratarse de productos cosméticos y no de medicamentos, las marcas no están obligadas a realizar ensayos clínicos exhaustivos, lo que deja a los consumidores sin una base sólida para juzgar su efectividad.
Richard Gallo, dermatólogo en la Universidad de California, explica que las regulaciones para productos cosméticos son mucho más flexibles que las que rigen los medicamentos, lo que permite que los fabricantes hagan afirmaciones sin el respaldo de estudios clínicos adecuados.
Sin embargo, algunos estudios recientes han mostrado resultados prometedores en el uso de probióticos para tratar enfermedades de la piel como el eccema y la dermatitis atópica. Estas condiciones están asociadas con un desequilibrio en el microbioma cutáneo, lo que permite la proliferación de bacterias patógenas como Staphylococcus aureus.
Una bacteria beneficiosa
Investigaciones lideradas por Gallo han mostrado que la aplicación de una bacteria beneficiosa, como Staphylococcus hominis, puede reducir significativamente la colonización de S. aureus, mejorando los síntomas de la dermatitis atópica en los pacientes.
Este tipo de descubrimientos ha abierto un campo de investigación prometedor sobre cómo restaurar el microbioma cutáneo mediante el uso de probióticos.

Gallo, por ejemplo, está investigando cómo ciertos microorganismos pueden producir sustancias antimicrobianas que protejan la piel de las bacterias patógenas. Además, la ciencia avanza en la identificación de bacterias capaces de inhibir el crecimiento de Cutibacterium acnes, relacionado con el acné.
No obstante, a pesar de los avances, aún estamos lejos de comprender completamente cómo las alteraciones en el microbioma de la piel pueden causar enfermedades cutáneas.
Como señala Bernhard Paetzold, experto en microbiomas, aunque existe una clara asociación entre la alteración del microbioma y enfermedades de la piel, aún no está claro si la alteración del microbioma es la causa de estas condiciones o si es el resultado de ellas.
En el caso del acné, se ha demostrado que algunas bacterias beneficiosas pueden producir péptidos antimicrobianos que inhiben el crecimiento de C. acnes, reduciendo las lesiones en la piel. Además, estudios más recientes están explorando cómo otros productos como prebióticos y postbióticos, que alimentan o estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas, podrían también mejorar la salud de la piel.
Aunque los ensayos clínicos han mostrado resultados alentadores, la comunidad científica está de acuerdo en que se necesitan más estudios antes de que los probióticos se puedan considerar un tratamiento efectivo para condiciones como el eccema o el acné.
La evidencia sigue siendo insuficiente, y muchos expertos coinciden en que, para aquellas personas que buscan productos para mejorar la suavidad o hidratación de su piel, los probióticos disponibles en el mercado no ofrecen pruebas suficientes de su eficacia.
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