Investigación vincula medicamentos para el TDAH con efectos cardíacos

Estudio revela que medicamentos para el TDAH tienen efectos leves en el corazón, pero recomiendan monitoreo constante para reducir posibles riesgos

Medicamentos para el TDAH pueden reducir el riesgo de muerte prematura: cómo

Los profesionales de la salud deben monitorear sistemáticamente la presión arterial y el pulso en todos los pacientes que inicien tratamiento farmacológico para el TDAH. Crédito: SewCreamStudio | Shutterstock

Un nuevo estudio internacional, liderado por la Universidad de Southampton y publicado en The Lancet Psychiatry, ofrece una mirada más clara sobre el impacto de los medicamentos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en la salud cardiovascular.

A pesar de las persistentes preocupaciones sobre los efectos secundarios de estos fármacos, los hallazgos sugieren que su influencia en la presión arterial y la frecuencia cardíaca es, en general, leve, aunque recomiendan un seguimiento clínico constante durante el tratamiento.

Los investigadores realizaron el análisis más amplio y riguroso hasta la fecha sobre los efectos cardiovasculares de los medicamentos para el TDAH, utilizando datos de 102 ensayos clínicos aleatorizados que involucraron a más de 22.700 personas diagnosticadas con este trastorno.

Estos ensayos, considerados el estándar de oro en investigación clínica, permitieron evaluar de manera precisa el impacto de diferentes medicamentos, incluso cuando no se comparaban directamente en los estudios originales. El enfoque estadístico utilizado, conocido como metanálisis en red, fue clave para integrar y contrastar los resultados de múltiples ensayos de manera simultánea.

El profesor Samuele Cortese, de la Universidad de Southampton y autor principal del estudio, señaló que los medicamentos para el TDAH provocan un aumento pequeño pero consistente en la presión arterial y el pulso, especialmente en niños.

Subrayó que, como ocurre con cualquier tratamiento farmacológico, siempre debe considerarse el equilibrio entre riesgos y beneficios. Según Cortese, la evidencia acumulada muestra que los beneficios clínicos de estos medicamentos —incluyendo mejoras en el rendimiento escolar y una reducción del riesgo de mortalidad en personas con TDAH— superan los riesgos cardiovasculares observados hasta ahora.

Efectos sobre la presión arterial

El estudio contó con la colaboración de expertos de diferentes partes del mundo. El Dr. Luis Farhat, de la Universidad de São Paulo en Brasil, encabezó el análisis como autor principal, mientras que el profesor Alexis Revet, de la Universidad de Toulouse en Francia, participó como coautor principal.

La investigación fue financiada por el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR), como parte del programa de Cátedras de Investigación del Reino Unido.

Uno de los hallazgos más relevantes fue que todos los medicamentos estudiados, tanto estimulantes (como metilfenidato y anfetaminas) como no estimulantes (como atomoxetina y viloxazina), tuvieron efectos similares sobre la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

La excepción fue la guanfacina, un medicamento que tiende a disminuir estos valores. Este detalle destaca la necesidad de considerar las características individuales de cada tratamiento al momento de prescribir.

El equipo de investigación insistió en que los profesionales de la salud deben monitorear sistemáticamente la presión arterial y el pulso en todos los pacientes que inicien tratamiento farmacológico para el TDAH, sin importar el tipo de medicamento utilizado.

El Dr. Farhat advirtió que algunos especialistas podrían asumir erróneamente que solo los estimulantes tienen efectos cardiovasculares adversos, por lo que se debe reforzar la formación médica sobre estos aspectos.

Aunque no se identificaron diferencias significativas entre los tipos de medicamentos en cuanto al impacto cardiovascular, los autores del estudio reconocen que aún quedan interrogantes por resolver.

El profesor Revet explicó que los ensayos aleatorizados suelen ser de corta duración, debido a limitaciones éticas, por lo que sería necesario complementarlos con estudios a largo plazo en condiciones reales de uso.

Por su parte, Cortese advirtió que, si bien los resultados actuales ofrecen tranquilidad en términos generales, no se puede descartar que algunos pacientes puedan ser más vulnerables a efectos secundarios cardíacos más marcados.

En este sentido, destacó la importancia de avanzar hacia enfoques de medicina personalizada que permitan identificar a los individuos con mayor riesgo, para adaptar mejor los tratamientos y minimizar complicaciones.

Mientras tanto, los investigadores recomiendan que las personas con antecedentes de enfermedades cardiovasculares consulten a un cardiólogo antes de iniciar cualquier medicación para el TDAH, con el fin de evitar riesgos innecesarios y garantizar un tratamiento seguro y eficaz.

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