Envejecimiento cerebral: Qué mejorar en el estilo de vida para prevenirlo
Estudio identifica 17 factores de riesgo prevenibles comunes en depresión, demencia e ictus, abriendo puertas a nuevas estrategias de cuidado cerebral

Estos descubrimientos están allanando el camino hacia una nueva era de terapias de neuroestimulación, no sólo para el Parkinson, sino también para otros trastornos neurológicos. Crédito: Andrii Vodolazhskyi | Shutterstock
Un equipo de investigadores del Hospital General de Massachusetts, parte del sistema de salud Mass General Brigham, ha revelado que muchas de las enfermedades cerebrales más comunes en la vejez, como el accidente cerebrovascular, la demencia y la depresión, comparten un conjunto de factores de riesgo que pueden prevenirse. Estos hallazgos no solo abren el camino hacia una mejor comprensión de estas afecciones, sino que también impulsan estrategias de prevención más efectivas.
La investigación, publicada en la Revista de Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, consistió en una revisión sistemática de metaanálisis ya existentes sobre los factores de riesgo de estas tres enfermedades. A partir de este análisis, el equipo logró identificar 17 factores modificables es decir, aquellos que pueden cambiarse con hábitos de vida saludables— que están presentes en al menos dos de las tres condiciones estudiadas.
Entre los factores de riesgo detectados se encuentran elementos conocidos como la presión arterial alta, el tabaquismo, la mala calidad del sueño y el estrés. Pero también se suman otros menos frecuentemente discutidos como la pérdida de audición, el dolor crónico, la falta de interacción social y la ausencia de un propósito en la vida. Incluso aspectos como la dieta, la actividad física y el consumo de alcohol formaron parte del listado. De todos ellos, la hipertensión arterial y la enfermedad renal crónica se destacaron por su alto impacto en la incidencia de estas enfermedades cerebrales en la población adulta mayor.
La autora principal del estudio, la doctora Sanjula Singh, explicó que abordar cualquiera de estos factores puede marcar una diferencia significativa. “Hay muchas medidas diferentes que las personas pueden tomar para reducir sus riesgos. Incluso modificar solo un factor puede tener efectos beneficiosos”, subrayó Singh, quien también lidera Brain Care Labs en el MGH.
Este enfoque preventivo también se ve reflejado en el desarrollo del Brain Care Score o Índice de Cuidado Cerebral, una herramienta que mide el esfuerzo de las personas por cuidar su salud mental y ofrece recomendaciones sobre cómo mejorarla. El índice fue recientemente actualizado para reflejar los últimos descubrimientos científicos, especialmente en lo que respecta a la depresión en adultos mayores, para la cual los investigadores sugieren realizar más estudios y un ensayo clínico controlado.
Una de las revelaciones más relevantes del estudio fue la fuerte interconexión entre las tres enfermedades analizadas. Jasper Senff, coautor e investigador postdoctoral, destacó que quienes desarrollan una de estas condiciones tienen un riesgo elevado de presentar otra posteriormente. Esto refuerza la importancia de una visión integral de la prevención, al actuar sobre un solo factor de riesgo, se podría estar evitando múltiples enfermedades al mismo tiempo.
La evidencia también plantea preguntas sobre la relación entre actividad física y salud mental. Aunque se encontró que la práctica regular de ejercicio y la participación en actividades cognitivas como rompecabezas están asociadas con un menor riesgo de enfermedades cerebrales, los investigadores advierten que estas asociaciones podrían reflejar los efectos de la enfermedad ya instalada, ya que quienes presentan deterioro cognitivo pueden tener más dificultades para participar en tales actividades.
Jonathan Rosand, neurólogo y fundador de la Coalición Global para el Cuidado del Cerebro, reflexionó sobre lo que este estudio implica para el sistema de salud. “A veces, en medio de la complejidad médica actual, olvidamos que prevenir puede ser sencillo. Este trabajo demuestra que muchas enfermedades comparten los mismos riesgos. Si los abordamos, podemos reducir el impacto de varias al mismo tiempo”.
Este estudio no solo ofrece una visión renovada sobre la prevención de enfermedades cerebrales, sino que también subraya la importancia de actuar con antelación, apostando por estilos de vida saludables desde la mediana edad para garantizar una vejez con mayor bienestar cognitivo y emocional.
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